Victoria Vega: una mercedina en la OEA

Desde su adolescencia Victoria Vega tiene un anhelo que la hace sobresalir de las demás personas de su edad: quiere ser diplomática. Todo indica que ésa no es una meta difícil de alcanzar para la joven. Y es que con tan sólo 23 años, la flamante licenciada en ciencias políticas, es la única puntana que logró una pasantía en la sede uruguaya de la Organización de los Estados Americanos (OEA). Desde la semana pasada lleva adelante tareas administrativas en Montevideo, donde residirá por seis meses.

La villamercedina no es la primera vez que lleva a otros países  el nombre de la provincia. Hace dos años, participó de una jornada de capacitación en la alta casa de estudios norteamericana, Harvard donde, aun siendo estudiante de la licenciatura, logró compartir con veinte universitarios de Latinoamérica, tres meses de la cultura estadounidense. (Ver "Harvard: el primer paso").

Pero ella asegura que sin lugar a dudas, este nuevo desafío implica mayor compromiso y responsabilidad. “Estar en Estados Unidos fue una experiencia inolvidable pero es distinto porque fui a estudiar, creo que fue un antecedente importante pero esto va a ser mi primer trabajo oficial. Es loco pensar que uno puede llegar a hasta ese lugar y poder intercambiar ideas con gente que sabe tanto”, dijo.

Victoria llegó a Montevideo el lunes pasado y desde entonces pasa sus días en las oficinas donde lleva adelante diversas tareas administrativas que comparte con sus nuevos compañeros. “Durante el tiempo que dure la pasantía voy a tener una supervisora que me va a guiar. El trabajo que hago es básicamente recibir los fondos que llegan desde Washington (la sede central de la OEA), llenar planillas, presentar informes de las actividades que se realizan aquí. También la idea es que pueda asistir y participar de eventos protocolares, mantener contacto con las distintas embajadas de Sudamérica. Tengo que cumplir unas cuatro horas diarias y alcanzar algunos objetivos como en toda pasantía. Un detalle interesante es que puedo tener acceso a la extensa biblioteca de documentos que tiene la Organización”, detalló.

Aún así, confesó que uno de sus máximos deseos sería encontrarse con el expresidente José “Pepe” Mujica en las calles uruguayas. “Me dijeron que es bastante accesible y que suele andar caminando por ahí. Si lo veo le pido una foto y que nos tomemos un mate, es el sueño del pibe. Me gustaría poder hablar de política con él, sería tan interesante”.

La oportunidad de poder formar parte de una de las instituciones más importantes del mundo que trabaja por los Derechos Humanos, llegó a través de un curso que realizó en Buenos Aires sobre políticas norteamericanas, una convocatoria que obtuvo a través del programa de becas Fulbright. De los cuarenta estudiantes que accedieron a la capacitación, ella fue la elegida.

“Fueron dos semanas intensas, vinieron profesores de Estados Unidos, unos genios. Al finalizar el curso nos tomaron una evaluación general. En uno de los formularios que desarrollaba el examen, nos hicieron escribir el país, que fuese sede de la OEA, y qué nos gustaría conocer. Elegí Uruguay porque siempre me llamó la atención el hecho de que sea un país tan cercano, pero somos muy distintos culturalmente. Dos semanas después me enteré de que fui seleccionada para viajar, no lo podía creer, sigo sin creerlo y creo que lo voy a lograr cuando pase más tiempo en el país”.

Que Victoria haya llegado hasta la Organización de los Estados Americanos no es casual, es algo que buscó toda su vida y lo hizo con dedicación, empeño y perseverancia, características que la destacan desde pequeña. Siendo la más chiquita del jardín, comenzó el Nivel Inicial con sólo dos años. Portó la Bandera Argentina del Instituto Nuestra Señora del Carmen (INSC) y terminó el colegio con un promedio de diez. A los catorce un encuentro escolar, le marcaría el camino. “No es común que alguien elija a la política para vivir pero desde hace nueve años la elegí para siempre y fue cuando participé del programa ‘El Parlamento en la escuela’. Tuve que representar a Liliana Negre de Alonso en el Senado. Viajé con muchísimos chicos del último año de toda Argentina. Creo que estar ahí y ver que uno, desde ese lugar, puede cambiar las cosas, me marcó para siempre. Cambié la arqueología por esta ciencia, desde entonces me ocupé para alcanzar lo que quería”.

Además de desempeñarse como licenciada, es profesora de historia contemporánea e historia política en el profesorado de geografía y Nivel Inicial del INSC.  Entre lecturas, sus largas horas de estudio y de perfeccionamiento, le dedica tiempo a otra de sus grandes pasiones: el trabajo comunitario. Desde el año pasado, colabora con la Asociación de Padres con Hijos con Síndrome de Down (Apad), una ONG que tiene como propósito integrar a las personas con capacidades diferentes.

“Cuando volví de Córdoba estaba muy ansiosa por hacer algo y como conocía de las integrantes de la organización, me contacté y le pregunté en qué andaban. De inmediato surgió la idea de llevar adelante el proyecto ‘Juntos por la Inclusión’ que promueve el Programa de Desarrollo de la Nación y tiene como objetivo trabajar con el tema de la integración en las escuelas secundarias. Me encargué de armarlo y enviarlo, en marzo nos enteramos que nos dieron el ok para hacerlo y arrancamos. Hoy somos casi unas 30 personas trabajando con las escuelas secundarias y un merendero del barrio Eva Perón”, contó.

La joven regresará al país en marzo del próximo año y espera poder compartir todas sus experiencias y los conocimientos que le dejará su estadía en Montevideo.

“Sería un honor poder pasarle el mensaje a los chicos de mi edad, para que sepan que estas oportunidades existen y que se pueden aprovechar”, concluyó.