En marzo de 2015, varias tormentas se descargaron con todo sobre las sierras que miran hacia Luján. Por el agua su río homónimo creció como nunca y su caudal bajó con furia llevándose casas, muebles, animales y lo que encontrara cerca. Fue un milagro que la inundación no fuera mucho peor. Por largos meses hubo silencio ante las necesidades de decenas de sanluiseños. En diciembre de ese año, Alberto Rodríguez Saá asumió la Gobernación y su primer compromiso fue devolverle sus casas a esos comprovincianos que lo habían perdido todo. Hubo una visita a la zona siniestrada y un posterior encuentro entre Alberto y los inundados en Nochebuena. Después llegó un profundo relevamiento por parte de San Luis Solidario y de la Secretaría de Urbanismo, Parques y Vivienda. Y más tarde, una reunión en Terrazas del Portezuelo.
Desde el principio Rodríguez Saá remarcó que resolver el problema habitacional de los inundados era prioridad. "Los primeros en recibir casas deben ser nuestros hermanos que perdieron todo a causa de la inundación", expresó una y otra vez.
Pasaron 10 meses desde que Alberto juró como gobernador en el Parlamento hasta que 38 familias de Luján recibieron sus casas. El agua les llevó todo en aquel trágico verano. Los esfuerzos del Ejecutivo y los intendentes por llevar soluciones concretas a esa gente se puede ver y palpar. Son ese coqueto barrio en pleno corazón de Luján. "Esto nació como una tragedia y hoy lo convertimos en una alegría inmensa. Estoy muy, muy feliz porque cumplimos con la palabra empeñada. Somos el único distrito en la Argentina que solucionó los problemas de los inundados", expresó el Gobernador con emoción. No fue una entrega de viviendas más. Si bien todas son emotivas, ésta, la de Luján, tuvo mucho sabor a justicia social.
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