El hallazgo de un vecino le abrió los ojos al Municipio y permitió descubrir varias irregularidades en un local dedicado a la venta de comestibles que está a pocos metros de una oficina dedicada al control alimentario. El domingo un ciudadano encontró la camioneta de un trozadero de pollo arrojando residuos en un baldío y le tomó una fotografía, luego compartió esa información con un funcionario. Ayer los inspectores descubrieron que además de esa infracción, el comercio no cumplía con las normas bromatológicas básicas en una pollería vecina al área de Cabina Sanitaria.
Las fotografías son inapelables. En el sector de baldíos ubicados en calles Pellegrini y Nelson estacionó una camioneta y sus ocupantes comenzaron a arrojar bolsas con residuos. Un vecino vio esta escena irregular, tomó fotografías y las compartió con un funcionario.
“Cuando me llega eso contacté de inmediato a las áreas de Inspección y Medio Ambiente, estaban tirando restos de pollos y otros residuos. Esas cosas contaminan, tienen que ir hasta el Centro de Disposición Final que está en Avenida Circunvalación, cerca de Bagley. Cualquier persona sabe que eso está mal, no se puede arrojar allí. Destaco el accionar del vecino, que se comprometió y dio aviso”, explicó Javier Darnay, subsecretario de Servicios Públicos.
A raíz de esa información se ubicó la camioneta y el local del que habían surgido los desechos y ayer se montó un operativo especial. El comercio en cuestión está en calle Perón casi Carlos Pellegrini, casi pegado a la oficina de local de Cabina Sanitaria.
“Controlaron la habilitación que no estaba en orden, se constató que el estado bromatológico tampoco estaba bien, esperamos que llegara el dueño y descubrimos además que el vehículo no estaba habilitado para el transporte de sustancias alimenticias en la ciudad”, señaló Harold Bridger, subsecretario de Control Urbano.
Esa primera falta, se convirtió en una serie de irregularidades graves en el propio local que está identificado como “pollería”. Según relató Bridger, el comercio sólo tenía habilitación como trozadero o venta de pollo crudo, documentación que estaba vencida; pero además también vende pollos asados y tiene un pequeño quiosco. Más allá de la falta de documentación, lo que alarmó a los inspectores fue la falta de higiene.
“Era el monumento a la mugre: había pollos y carne vencida, freezer con menudencias y un olor nauseabundo”, dijo el subsecretario de Control Urbano.
El funcionario solicitó el secuestro preventivo del vehículo utilitario y también realizaron la clausura preventiva del local. Toda esa documentación y la sanción definitiva quedaron a criterio y análisis de la jueza de Faltas.
“Que me dejen trabajar”
Sergio Salinas es el propietario del comercio y del vehículo. Ayer explicó a los medios que “mis hijos fueron a tirar la basura, y por comodidad la dejaron ahí nomás. Eso está mal, lo reconozco, me hago cargo de pagar lo que corresponda y asumo el error, pero por favor que no me cierren, necesito trabajar”, dijo el hombre que hace más de 10 años tiene ese comercio y también transporta pollos hasta Vicuña Mackenna en la provincia de Buenos Aires.
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