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"Ocurrió en décadas lo que en otros lugares pasa en milenios"

Por redacción
| 20 de marzo de 2016
Informe. Fue armado entre varios especialistas en el tema.

La cuenca del Morro es un ejemplo puntual de lo que la mano (y la desidia) del hombre puede provocar. El Gobierno lanzó el plan de reforestación en la zona, que implica la plantación de un millón doscientos mil árboles, con los que buscarán contrarrestar los efectos del avance del agua. Para conocer el estado del problema y sus posibles acciones para mitigar el daño, un equipo de especialistas realizó un informe. “Es una síntesis y búsqueda de consenso de la opiniones de muchos expertos, que cada uno por su lado venía trabajando de antes. No es un trabajo de investigación de cero, sino que fue sentarse y juntar las investigaciones de todos, y discutir si esa evidencia permite encontrar causas e identificar soluciones y alternativas para lidiar con el problema de los nuevos ríos”, explicó Esteban Jobbágy, ingeniero agrónomo, doctor en Biología e investigador del CONICET.

 

"Hace diez años que detectamos que esto avanzaba rápido y casi sin predicción"


Lo que ocurrió en la zona, que abarca unos cien kilómetros a lo largo del río Nuevo es que surgieron nuevos ríos a causa de la pérdida de capacidad de absorción de la tierra, producida por los desmontes. “Pudimos revisar los nuevos ríos que se formaron, que son cuatro o cinco. Surgieron a partir del Nuevo, fueron apareciendo en distinto tiempo y convergen todos en el río Quinto.  El trabajo consistió en plantear un estado de situación y una propuesta de caminos a seguir para entender el problema y buscar una solución. Creo que la parte más novedosa fue animarnos a decir qué cosas se pueden hacer para protegernos de los daños y, si se puede, para evitarlos”, comentó. Como el daño principal fue el anegamiento, sobre todo de los caminos, la situación es grave porque si son vecinales generan problemas muy serios a los vecinos, además de la formación de zanjones. “El daño número uno que causan es el corte de rutas. Y en casos más graves afectan construcciones o viviendas, por el hundimiento del terreno. Hay algunas casas que ya se han desmoronado. Todo eso es sedimento que empieza a moverse y se deposita aguas abajo. Ahora hay un área de miles de hectáreas que se tapan con hasta dos metros de sedimento. Mientras elaborábamos el reporte hubo un desbanque muy grande de sedimento, si algo así llega a pasar en la periferia de la ciudad puede afectar vidas”, detalló.

 


La razón de que haya más agua circulando por la cuenca depende de dos factores. Es casi matemático, al agua que entra por lluvia hay que restarle lo que se pierde por evaporación. En eso juegan un papel importantísimo las plantas, la cantidad y el tipo que haya decide cuánto se resta. “Lo que creemos que ha pasado es que se combinaron algunos años húmedos con un paisaje que cada vez tiene menos consumo de agua, sobre todo porque donde antes había monte, pastizal, y pasturas, ahora es un lugar de agricultura. Deberíamos aclarar que dentro de la agricultura hay opciones que consumen más o menos agua. Hoy la favorita es una opción de poca agua, que es la soja sembrada tarde, sin cultivos que la acompañen”, explicó Jobbágy.

 


El problema avanzó a pasos agigantados. “El drama es la velocidad, lo que pasa en otros lugares en milenios, acá ocurrió en dos décadas. Hace diez años detectamos que esto avanzaba rápido y sin predicción, por eso las obras se quedan cortas, se hizo un puente pero el agua lo pasó por encima. Nadie se imaginaba que el río, tantos años después, iba a tomar semejante caudal. Tenemos algunas ideas de cómo frenarlo, pero cómo continuará no lo sabemos”, dijo el investigador.

 


Una de las posibles soluciones sería, más que de mitigación, de adaptación, y se refiere a la conducción del agua, a amoldarla con obras al nuevo curso. “Hay técnicas que le permiten a uno simular en la computadora el paisaje y jugar a hacer distintas obras y ver qué efecto tienen. Revisar si las rutas no están generando diques que nos causen problemas, si hay que hacer alcantarillas nuevas, si se puede conducir por un canal de cemento o solo de tierra”, detalló.

 


El otro camino es revertir el balance de agua y tener cultivos  que consuman más líquido. “Se logra con ciclos más largos de soja y cultivos de cobertura en invierno, que acompañen a la soja. Pasturas de alfalfa, que consumen mucha agua y a mucha profundidad. Y mantener lo que queda de monte. Y el siguiente paso es forestar. En los lugares donde uno foresta revierte el nivel de agua”, dijo.

 


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