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Villa Mercedes: confirman que la nena de 8 años murió ahogada

Por redacción
| 16 de febrero de 2017
Tras la autopsia, ayer, a las 14:30, retiraban el cuerpo de la pequeña de la Morgue Judicial. Foto: José Sombra

María Paz Sosa jugaba con una nena a ver quién resistía más tiempo sin respirar debajo del agua, en la quinta donde le festejaban el cumpleaños a otra chiquita, al sudeste de Villa Mercedes. Luego de unos segundos la amiguita sacó su cabeza a flote. Como María, en cambio, no lo hizo, creyó tal vez que le había ganado el reto. Pero, al cabo de un rato, comenzó a pensar que lo que pasaba era otra cosa, y se asustó. La agarró de un brazo, para ver si volvía a la superficie. Pero ella seguía ahí, confinada al fondo de la piscina. “¡Pa, no sé qué le pasa a la Pochi!”, le habría gritado la criatura a su padre, quien jugaba al fútbol en una canchita contigua. La niña de ocho años se había ahogado, y cinco horas después murió, camino al Hospital de San Luis.

 


Falleció por “asfixia por sumersión”, determinó el forense Jorge Giboín. La autopsia develó que el agua le había colmado los pulmones y la cabeza. Pero descartó que hubiera sufrido alguna lesión traumática. Pues, en un principio, los padres de la criatura dijeron que, según les habían comentado algunos chicos, su hija se había golpeado y luego caído en la pileta.

 


Hasta ayer, a la tarde, lo que sucedió en el cumpleaños no estaba claro. En la Comisaría 31ª habían declarado alrededor de once personas, todos eran padres de los chicos que estuvieron en la fiesta.

 


Aunque ellos también habían estado en el festejo, por lo que le dijeron a la Policía, ninguno vigilaba a los nenes que estaban en la piscina al momento de la tragedia. La madre de la cumpleañera, por ejemplo, servía jugo en el salón, mientras otros estaban entretenidos tomando o conversando, dijo una fuente policial. Por eso, lo poco que pudieron referir sobre el hecho es lo que sus hijos alcanzaron a relatarles.

 


La fiesta fue en una quinta llamada Los Robles. El predio está ubicado al norte de la avenida Jorge Newbery, en un barrio que aún no tiene nombre. Los padres de la nena que cumplía cinco años se lo habían alquilado a un tal Robles, indicó la subcomisario Susana Cuello, jefa de la Comisaría 31ª. El lugar cuenta con un salón, con capacidad para 40 personas, un patio con una pileta de fibra de vidrio, un quincho con asador, baños y dos arcos, que ofician de cancha de fútbol.

 


Mónica Fernández, la madre de María, la había llevado a ella y a sus hermanos de 4 y 10 años cerca de las 17 y se había ido. El cumpleaños transcurrió con normalidad.

 


En el salón, los padres de la cumpleañera habían armado dos mesas con banquetas para que los chicos merendaran y en el patio trasero habían montado un pelotero.

 


El festejo terminaría, calculaban, a las 20. Pero finalizó, de cuajo, media hora antes. Cuando la nena con la que jugaba María le gritó a su papá que algo le pasaba a su amiguita, el hombre corrió hasta la pileta y, sin meterse a la piscina, estiró un brazo y sacó a la criatura. Pero ella ya no se movía.

 


El resto de los padres y chicos comenzaron a amontonarse. El hombre que rescató a la nena, tío de la cumpleañera, intentó reanimarla. Mientras hacía eso, otro padre puso en marcha su camioneta. Al ver que los intentos de reanimación no surtían efecto, subieron a la chiquita al vehículo y la llevaron al centro médico más cercano, el hospital de día “Suárez Rocha” del barrio Jardín del Sur.

 


El hombre entró con la criatura en brazos. Pedía ayuda a los gritos. Allí lo atendieron los dos médicos de guardia. Le dijeron que debían llevarla al policlínico regional y llamaron una ambulancia.

 


Cuando la unidad sanitaria llegó, la trasladaron. Entonces, uno de los padres se hizo de valor y llamó a Mónica, de 42 años, para avisarle que su hija había tenido un problema durante la fiesta y acababa de partir, rumbo al hospital, en una ambulancia del Sempro.

 


En el policlínico "Juan Domingo Perón", los médicos le practicaron una tomografía, pero fue muy poco lo que pudieron hacer por la pequeña. Les explicaron a los padres que la niña tendría que ser derivada a San Luis, en una ambulancia de alta complejidad de la capital puntana.

 


Una hora después, cuando la unidad sanitaria especial arribó a Villa Mercedes, trasladaron a la chiquita. “Cuando el vehículo llegó a La Cumbre, uno de los médicos notó que la nena comenzó a entrar en paro (cardíaco)”, comentó una fuente policial. Según difundió Relaciones Policiales de San Luis, murió antes de pisar el hospital. A las 0:45, el personal del complejo de salud se comunicó con la jefa de la Comisaría 31ª y le confirmó que María había muerto.

 


Al cierre de esta edición, los investigadores no habían logrado establecer lo que sucedió durante la fiesta. Con el resultado de la autopsia descartan de plano que se haya tratado de un hecho violento, pero el abanico de posibilidades sigue abierto. Pues, aunque la pileta no era grande, medía 3,50 por 1,5 metro de ancho y tenía casi un metro y medio de profundidad, ese no pudo ser un impedimento para que una criatura de un metro treinta de altura, como la víctima, se ahogara, consideran los investigadores. Y coinciden en decir que todo “fue una desgracia”.

 


Otra fuente deslizó, en cambio, que más allá del infortunio, “Los Robles” no cuenta con la habilitación que la Municipalidad suele expedirle a las quintas que cumplen sí con las normas de seguridad para el uso de los balnearios.

 


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