Es como buscar una aguja en un pajar. Pero, a falta de pistas, eso harán los investigadores de la división Homicidios de San Luis: tratar de localizar, entre todas las embarazadas de la capital y sus alrededores que tenían fecha probable de parto para estos días, a la que tuvo a una beba entre el viernes y el sábado y luego la asfixió, la metió en un bolso y la abandonó junto al camino de la Aguada de Pueyrredón, en Juana Koslay.
La jueza de instrucción Penal 3, Virginia Palacios, les ordenó que chequeen en el universo de embarazadas que estuvieran cerca de dar a luz, ya que, según la estimación de los dos forenses que hicieron la autopsia a la bebé el domingo a la noche, la criatura nació a término, con alrededor de cuarenta semanas de gestación.
Uno de los parámetros para llegar a esa conclusión es que la recién nacida tenía formados todos los pliegues en la planta de los pies. Eso se produce a partir de la semana 39, explicaron.
La nena pesaba dos kilos ochocientos, lo que está dentro de lo normal para un bebé de ese tiempo, y tenía cabello abundante, otro signo de su desarrollo completo en la gestación.
El estudio médico realizado por Luis Lucero Arienti y Ricardo Torres develó lo terrible: la nena nació entre las últimas horas del viernes y las primeras del sábado, estuvo con vida alrededor de diez horas y luego fue asfixiada. Probablemente la sofocaron obstruyéndole la boca y la nariz con una mano, según la conjetura de los peritos.
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