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El Club de los Abuelos: un lugar para soñar y disfrutar

Fue fundado en 1985. Su primer presidente fue Víctor Hugo "Antu Có" Fernández. En 1991 compraron la casa de la calle Balcarce. Un lugar cálido, acogedor y lleno de sabiduría. Los jueves se reúnen para tomar el té. Tiene más de doscientos socios que pagan veinticinco pesos por mes. Su titular Cecilia Canoso va por más.

Por Johnny Díaz
| 09 de agosto de 2017
Tarde de bingo. Los jueves los abuelos se reúnen para pasar una tarde de tertulia. Toman el té, juegan al bingo, bailan, escuchan música y a veces al coro del club.

El Club de Abuelos de San Luis nació ante una iniciativa de un grupo de adultos mayores que veían la necesidad de estar unidos, que tuvieran contención y afectos, eso que muchas veces en los hogares les es tan esquivo.

 

Se hicieron innumerables reu-niones, pero hubo una que marcó el inicio de la historia de la institución. Fue la del 20 de diciembre de 1984, en la casa de la Amistad Rotariana de la calle Junín al 300 donde Víctor Hugo "Antu Có" Fernández ofició de anfitrión y donde se sentaron las bases de los que sería una nueva entidad sin fines de lucro.

 

No había sido fácil el empujón. Varias notas en los diarios, panfletos, gacetillas de prensa en la radio y la televisión, fueron el punta-pié inicial. Los adultos mayores no anduvieron con preámbulos ni mucho menos, armaron una comisión provisoria que encabezó Fernández, acompañado en la Secretaría por Orlando Garrera, y los vocales; Rosa Pagano, Azucena Carreño y Federico Mainardi.

 

En esa oportunidad el primero en hablar fue el profesor Fernández, quien propuso la fundación de una institución que uniera y orientara a las personas de la tercera edad. Allí se decidió la formación de una comisión provisoria, que quedó constituida con el promotor como presidente, Garrera como secretario, en tanto que las vocalías fueron para Pagano, Carreño y  Mainardi.

 

La comisión se dedicó a seguir  acercando a personas de la tercera edad sobre todo aquéllas que demostraran el interés de eliminar de sus vidas, la soledad, salir de la rutina, lograr nuevas amistades, encarar distintas actividades ofreciendo el saber, la experiencia y a su tiempo libre en beneficio de los demás abuelos.

 

Otro de los objetivos de los primeros directivos fue buscar un nombre para la institución y llevar la propuesta a una asamblea de socios y decidir. Por unanimidad y aclamación pasó a llamarse "El Club de Abuelos”. Recién asumidos y algunos con poca experiencia en ser dirigentes, organizaron peñas y distintos espectáculos culturales, lo que sirvió para reu-nir fondos y  lograr, algún día hacer realidad el sueño de la casa propia. A comienzos de 1985 se reunían en el Centro de Jubilados Nacionales y la tesorera, Azucena Carreño, fijó la cuota societaria en 200 pesos.

 

En el acta del 22 de agosto de 1986 figura la aprobación del estatuto y se tramita la personería jurídica que finalmente sale en noviembre de ese año.

 

Según dice la historia, en sus orígenes el club apuntaba a la actividad social, a brindar contención y afecto, a proporcionarles un lugar como casa de esparcimiento donde se cultivara la amistad, la cordialidad, el afecto y la recreación. También, a contar con un espacio físico para disfrutar de las disciplinas y servicios como folclore, gimnasia, teatro, viajes, paseos y pedicuría contando con la colaboración del PAMI.

 

Según el libro de acta, el 20 de abril de 1991 se compró la casa de la calle Balcarce al 700 que sirve de sede del club. Fue durante la presidencia de Cristóbal Espósito, cuando Arnaldo Lohayza era el secretario, y Estela Gatica la tesorera.

 

Don Espósito estuvo seis años en la presidencia, después de ese período le cedió el cargo a Nélida de Quinteros, la vicepresidencia fue para Lorenzo Gil, la secretaría general recayó en Ana Cornejo de Acosta, Enrique Silvage estuvo como prosecretario, Beatriz Navelino como secretaria de actas. La tesorería la ocuparon Estela de Copete y Pedro Muñoz; los vocales fueron Nilda Picco, María Iglesias, Julio Llull y Teresita Vallinotti. Y los revisores de cuentas, Gloria de Zoppi y Cristóbal Espósito.

 

La institución tiene más de 30 años de vida social.  Tras "Antu Có” Fernández (1984-1986), la conducción estuvo a cargo de José Tonini (1986-1987), Susana de Canta (1987-1988), Cristóbal Espósito (1990-1997), Nélida de Quinteros (1997-1999), Juana de Del Piano (1999-2001), Roberto Barroso (2001-2003), Julio Llull (2003-2005), Estela de Copete (2005-2007), Cecilia Canoso (2008-2012), Matilde Lucero (2013-2014), Teresa Abarca (2015-2016) y nuevamente Cecilia Canoso (2017-2018).

 

Su actual presidenta dice que el club siempre fue un lugar de contención para la gente de la tercera edad. "En 2011, durante mi primera gestión, hicimos un congreso nacional, vinieron más de treinta clubes del país y reunimos más de novecientas personas. Con lo recaudado, ampliamos el salón", recordó. La sede cuenta con varios adelantos edilicios: la construcción de baños nuevos, una habitación para que funcione de despensa, ampliación de la cocina, arreglos de techos, la compra de un freezer, equipos de aire frío-calor, calefactores, un horno pizzero y la compra de un amplificador musical con tres parlantes. Los abuelos se reúnen los días jueves y asisten más de cien a tomar el té, aportando una colaboración voluntaria que se coloca en una alcancía, bailan, juegan a las cartas, cantan, recitan, dicen poemas, y escuchan los ensayos del coro.

 

“Antes, había más de 300 socios, muchos se fueron y otros fallecieron, no quedaron más de cien, hoy casi duplicamos y queremos recuperar más socios que hoy pagan una cuota de veinticinco pesos”, dice.

 

"De esta manera se ha logrado formar una gran familia haciendo realidad la amistad, la fraternidad y el amor. Hoy, hacemos, yoga, folclore, gimnasia, nutrición, un coro y es posible que sumemos talleres para el manejo de la tablet, cine gratis, y computación entre otros”, sostiene y agrega: “El club es un lugar para disfrutar de las disciplinas y servicios que la institución ofrece contando con la colaboración del PAMI”.

 

Canoso no quiere olvidar a sus pares de comisión. Roque Ernesto Rosales es el vicepresidente, Gloria Martha Arroyo la secretaria de actas, Olga Torres la secretaria general, Mirtha Torres la tesorera, Oscar Tissera el protesorero, Matilde Lucero, Nélida Moreno, Blanca Bianchi y María Eva Muñoz las  vocales titulares, Ramona Ojeda y Victoria Orozco las vocales suplentes, y Jorge Venturino y Rosalina Cavalleti (recientemente fallecida) los revisores de cuentas.

 

El monumento a los abuelos es un orgullo para los sanluiseños y fue inaugurado en San Martín y 9 de Julio. En 2004 durante la gestión de Nélida Vitale de Quinteros, y cuando era intendente Carlos Ponce, se emplazó en el triángulo que forman Lavalle, Falucho y avenida Illia.

 

"Un hecho muy auspicioso porque somos la segunda ciudad del país que tiene ese tipo de reconocimiento, la otra es Santa Fe", dice orgullosa Canoso sobre el club que se encarga de realizar talleres de trabajo para enseñar y aprender diversas manualidades, que organiza paseos y viajes a zonas turísticas cercanas a la Provincia de San Luis. “Ofrecemos a la comunidad sanluiseña lo mejor que tenemos”, dice un slogan en el club y así lo entienden sus socios que sienten orgullo por la institución a la que concurren.

 

 

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