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"Él intentó matarme, sentí que iba a morirme en el canal"

Susana Quiroga, la víctima de violencia de género en Quines ratificó la denuncia en tribunales. "Quiero que se haga justicia, que esté detenido", dijo.

Por redacción
| 03 de enero de 2018
De Quines a San Luis. Susana, al salir de tribunales. Aún no tiene mucha estabilidad. Por ello, debió ser movilizada en silla de ruedas. Fotos: Leandro Cruciani

Este miércoles, Susana Quiroga fue al Juzgado del Crimen Nº 1 a ratificar la denuncia contra su ex pareja, el policía José Eduardo Jiménez. Tras salir del recinto habló con El Diario. La situación que vivió la dejó con muchos dolores físicos y su ánimo está devastado. 

 

El primer día del año, cuando volvieron de bailar, discutieron en el departamento de él. “Fue porque quería que me quedara. Pero ya le había dicho, unos días antes, que no quería seguir la relación. Por eso empezó a pegarme por todos lados, con los puños. Pude salir cuando una turista que alquila en el mismo complejo de departamentos donde él vive fue a golpear la puerta, para preguntar qué pasaba, porque escuchó mis gritos de auxilio. Ahí aproveché para salir. Pero me siguió. Volvió a pegarme y me empujó a un canal. La intención de él era matarme”, afirmó Susana.

 

Ella tiene 44 años, es docente y mamá de dos hijos, un varón de 14 y otro de 21, Juan Manuel Quiroga. Este joven es uno de los familiares que organiza una manifestación en el pueblo, para pedir justicia. La convocatoria es el jueves a las 20:30 en la plaza Lafinur, la principal de la localidad. “Queremos que Jiménez esté detenido. Él anda como si nada. Tiene protección. No es la primera vez que es violento con sus parejas. En el pueblo esto se sabe”, aseveró Martha, hermana de Susana. Ella y una trabajadora social acompañaron ayer a la víctima de la violencia de género a San Luis, para realizar la ratificación en tribunales y otros trámites. 
“Contale en qué momento empezaste a entender lo que te pasó”, la invitó Laura Dimarco, la trabajadora social. “Pude darle otro sentido a lo que me ocurrió cuando comencé a hablar con mi familia, con la gente, cuando estaba internada. Es difícil creer que una persona con la que estás en pareja, que teóricamente tiene que cuidarte, haga una cosa así. Es muy shockeante darse cuenta que alguien tenga tanta saña y desprecio por la vida, como para dejarte tirada en un canal para que te mueras. Eso es lo que hizo”, narró.
El martes, Juan Manuel le explicó a El Diario que, por los golpes y quizás también por la conmoción, su madre sólo tiene recuerdos fragmentados de que lo que vivió esa mañana, al salir del boliche “El Úniko”. Con el paso de las horas, afloran en su memoria imágenes y sensaciones. “Días atrás, hablé con él. Estaba decidida a cortar la relación, por la forma en que me trataba. Él quería que todo el tiempo le dijera que lo necesitaba, que yo reconociera que él hacía mucho por mí. Me decía que si no fuera por él, yo estaría sola. Que nadie me quería, que era la única persona que me cuidaba. Me decía ‘si no fuera por mí esto …, si no fuera por mí aquello…’ Me desvalorizaba. Por eso tomé la determinación de alejarme. Habíamos quedado en despedir el año, y después cada uno seguir con su vida”,  confió Susana. 
Un año y medio duró el vínculo. Jiménez pasaba muchos días de la semana en el domicilio de ella, aunque alquilaba un departamento en el complejo “Los Olivos”, en donde suelen parar turistas por día o por semana. Pero él reside ahí de modo más o menos permanente. 
A entender de Martha, Jiménez, conocido en el pueblo con el apodo de “Pepe”, no acusó recibo de la decisión de Susana de terminar el noviazgo. “Vino a nuestra casa paterna, el 31, como a saludar, y se quedó. Surgió la idea de ir a bailar. Mi hermana no quería salir. Después de unas horas, resolvieron ir. Fueron él, Susana, mi hermano Javier y su esposa. Había un buen clima y, para no tener problemas, decidieron ir. Después, cuando salieron del boliche, Jiménez, que manejaba el auto de mi hermana, dejó a mi hermano y a su señora en su domicilio y llevó a mi hermana a  su departamento. Ahí se dio la discusión, porque ella no quería quedarse, ya no quería estar más con él”, explicó la hermana de la denunciante.  
“No recuerdo mucho las palabras exactas que se dijeron durante la discusión –dijo Susana–. Sí tengo en mi memoria los golpes, los empujones, que traté de escapar. Me pegó mucho en la cabeza. Me agarró del cuello, para ahorcarme, y me tiró al canal. Estuve mucho en el agua. Mucho. La sensación que tenía era que me iba a  morir ahí. No podía salir. Me desperté dos veces en el agua, pero la mayor parte del tiempo estuve inconsciente”. 
Lo próximo que evoca es que las dos personas que la auxiliaron le preguntaron quién era. “Alcancé  a decirles que quería que me llevaran a la casa de mi papá. Volví a recobrar la  consciencia sólo cuando llegué. Y ya no me desperté más”, manifestó. Luego, sus parientes la llevaron al Hospital de Quines. 
“A ella aún no le han dado de alta –aclaró Martha, al retirarse de tribunales–. La dejaron venir para hacer estos trámites. Pero tiene que volver al hospital, porque está muy dolorida y le están dando calmantes”. 
El esfuerzo de haber recorrido los 150 kilómetros que separan Quines de la capital tiene un propósito, y Susana lo expresó. “Quiero que se haga justicia. Que no se me acerque más. Que no intente hacerles daño a las personas que amo. Que pague. Que lo detengan. Es muy extremo lo que hizo. Aunque quizás no lo quiera reconocer, él quiso fue matarme. Y tiene que pagarlo, porque no sólo despreció mi vida, sino también la de mis hijos, con quienes tenía un contacto estrecho, y supuestamente los quería”,  refirió. 

 

 

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