Nico Gatto, aniquilador de redes

Nicolás Gatto se mueve por el área rival entrelíneas… observa a todos de reojo… juega al engaño con los defensores que lo atosigan… no deja de mirar la red ni por un instante y, como si hiciera falta, también se encomienda a la diosa fortuna… y en el momento menos pensado se transforma en "El hacker". Sí, Nico es definitivamente un aniquilador de redes ajenas.

En el clasicazo que Estudiantes y Juventud empataron 1 a 1 por el Federal A de AFA, Nico escribió una nueva página de hazañas de artillero. Clavó el empate, ahora vestido de Juventud, a los 45 minutos del segundo tiempo.

“Siempre digo que la cuota de suerte tiene que estar y esta vez estuvo. Te soy sincero, después de tantas jugadas de gol que veíamos que parecía paintball el área de Estudiantes y no entraba, pensábamos que no era la noche. Pero tanto fuimos al área y tantas piernas había, que la pelota me da en la rodilla y entra en un lugar muy raro, como colgadita en el ángulo”, remarca el “9” auriazul, casi como sacándose mérito, cuando en realidad la pelota le dio justamente a él, porque estaba donde tienen que estar los goleadores: en el lugar correcto y en el momento indicado.

“Montoya me había tapado una a mí apenas arrancó el segundo tiempo, después un cabezazo a Michelena y cortó dos o tres centros, veíamos que estaba difícil el empate. Estudiantes había jugado bien el primer tiempo, pero nosotros habíamos hecho un gran segundo tiempo y era injusto irnos perdiendo”, resume y siente que “si quedaba más tiempo quizás hasta lo ganábamos; físicamente teníamos más resto nosotros, los últimos diez minutos jugamos en un cuarto de cancha, que era el área de Estudiantes”.

Previo al torneo dijo no saber qué haría si le tocaba convertir un gol en el clásico. “El que siente el fútbol y entiende algo… minuto 90 y empatar el clásico, más en mi caso que no había hecho goles… era el empate y es muy difícil no gritarlo, son 5 segundos y vinieron todos a tirarse encima. Pero jamás se me cruzó por la cabeza gritarle el gol a Estudiante y faltarte el respeto a nadie”, cuenta Gatto, y resume que “a nivel personal me saqué una mochila de 100 kilos, y a nivel familiar, cuando terminamos de cenar tras el partido, mi viejo me felicitó por el gol, pero me dijo 'lo hiciste justo ahora, porqué no lo hiciste la semana pasada'”.

Aquel gol de 2013 con la camiseta de Estudiantes, en el 1-0 del “Verde” al “Juve” en el primer clásico del Argentino A, y esta conquista con la camiseta auriazul, dan vuelta por cada rincón futbolero de la ciudad. Nico lo resume así: “Jugar en Juventud y este partido era muy especial para mí; sabía muy bien y sé muy bien que todas esas opiniones y esas cosas que se dicen van a seguir estando. En lo personal, después del primer gol todo fluye más fácil”.

En esos cinco segundos tras el gol agónico y los compañeros abalanzándose en el festejo, Nico dijo:  “Pensé en mi familia, mi señora y mis hijos que están todo el tiempo viéndome y dándome tranquilidad; y en mi viejo que está identificado con Estudiantes y sé que es difícil separar el hijo del jugador de fútbol. Y pensé en todo lo que se habla alrededor de que si sos bueno o malo, si tenés que estar o no. El fútbol te da esto que es lo más lindo… hacer un gol y se acaban todas las palabras, y ya termina siendo historia”.

Sin tiempo a mucho festejo, Gatto sabe que “esto es vertiginoso, no hay tiempo para asimilar lo que pasó, se juega contra el puntero”. Y ahora que se agarre Peralta, el arquero del “Celeste” de Río Cuarto, porque “El hacker” buscará aniquilar más redes ajenas.