SAN LUIS - Domingo 19 de Mayo de 2024

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Lanzaron el Plan Alfalfa para pintar de "verde" la Cuenca

El Gobierno les dio semillas a 20 productores para ayudar a absorber el agua. A futuro, la idea es exportarla en mega fardos.

Por redacción
| 26 de marzo de 2018
Foto y Video: Denis Norambuena.

Lo que hoy es un problema, mañana puede pasar a ser una oportunidad. Es lo que le planteó el Gobierno de San Luis a un grupo de pequeños productores que tienen sus campos en la Cuenca del Morro, una enorme extensión de 373 mil hectáreas que sufre un desbalance hídrico muy importante, lo que provocó la aparición de ríos y arroyos subterráneos que fueron horadando la tierra y quitándoles la posibilidad de seguir con sus explotaciones agrícolas al ciento por ciento de su capacidad.

 

La proposición es simple: hay que plantar alfalfa, un cultivo que desarrolla rápidamente profundas raíces capaces de absorber buena parte del agua de las napas, que desde hace una década subieron de manera exponencial por diversos motivos. Algunos lo achacan al monocultivo de soja, una tentación en los años en los que la tonelada cotizaba arriba de los 600 dólares en los mercados internacionales. Esa falta de rotación quitó nutrientes y perjudicó a los suelos. Pero no sería el único motivo, la naturaleza también jugó su parte y el desmonte también hizo lo suyo.

 

Lo cierto es que la Cuenca necesitaba de medidas urgentes y el Gobierno tomó cartas en el asunto. Primero promulgando la Ley de Emergencia Ambiental, que obligó a los productores a presentar planes de manejo a través de ingenieros agrónomos acreditados por San Luis y también forestando con especies autóctonas para comenzar las tareas de remediación. Así, la Cuenca del Morro comenzó a llenarse de algarrobos, acacias y olmos, y también alguna foránea como los pinos.

 

Pero los árboles son una apuesta a largo plazo, ya que necesitan primero estabilizarse y luego comenzar a crecer. En cambio la alfalfa es una pastura mucho más efectiva en poco tiempo, ya que no necesita desarrollar tronco y copa, comienza a actuar apenas se la siembra.

 

Durante la semana pasada, veinte pequeños productores (de menos de 200 hectáreas agrícolas) recibieron bolsas con semillas de alfalfa para plantar a razón de 20 hectáreas cada uno en promedio, aunque no todos se llevaron la misma cantidad, ya que depende del grado de anegamiento que tengan sus campos. Ese relevamiento ya lo habían hecho los técnicos del Ministerio de Medio Ambiente, Campo y Producción.

 

“Este es el inicio de un gran proyecto conjunto, ustedes son los promotores, porque vienen trabajando muy bien en equipo junto con el gobierno provincial. Son los primeros interesados en resolver el problema y nosotros estamos acá para ayudarlos”, dijo en la presentación Sebastián Lavandeira, el gerente general de Sol Puntano, escoltado por un pilón de bolsas de semillas de alfalfa compradas a una empresa cordobesa.

 

“Cuando todos tomamos consciencia de la gravedad del problema en la cuenca, algunos productores se mostraron más dispuestos que otros a ayudar, pero aún así rescatamos lo positivo y pusimos manos a la obra. El exceso hídrico en realidad no es un problema, sino una gran oportunidad, porque en el Plan Pasturas por un lado podemos sanear la zona afectada y por otro ustedes pueden ganar dinero con la alfalfa que vamos a plantar”, los instó Lavandeira antes de empezar el reparto.

 

Con las bolsas que se llevaron los productores podrán cubrir 400 hectáreas, pero el Plan Alfalfa tiene una ambición mayor: cubrir 15  mil hectáreas totales con un doble propósito: por un lado la remediación ambiental impostergable, pero por el otro poder comercializar a China y Arabia, países con las que ya se establecieron contactos, unas 5.000 por año en forma de megafardos. Esa es la 'oportunidad' de la que hablaba Lavandeira.

 

El mundo pide pasto

 

“Ustedes van a ser el ejemplo de lo que queremos, un modelo de negocios rendidor, con el Estado como socio de los productores”, amplió el funcionario, quien aseguró que “el mundo pide pasto y nosotros podemos dárselo mientras recomponemos nuestro medio ambiente”.

 

Los árabes hace un tiempo se involucraron en el negocio ganadero, sobre todo con el armado de tambos, pero no tienen la superficie apta para cultivar el forraje que necesitan los animales. Por eso buscan alfalfa en los países productores como la Argentina.

 

El proyecto involucra otro componente importante al que San Luis quiere reactivar desde hace mucho tiempo ante la desidia de la Nación: el tren. Una recomposición del ramal ferroviario que va hacia Bahía Blanca sería de vital importancia para poder utilizar ese puerto.

 

“El negocio es procesar la alfalfa en mega fardos y llegar al puerto, el que nos parece más atractivo por distancia y porque ya tiene una planta que procesa alfalfa es el de Bahía Blanca, al cual podríamos acceder por tren desde la Zona de Actividades Logísticas (ZAL)”, le contó Lavandeira a El Diario. Levantarían la alfalfa para hacer fardos de 400 kilos en los campos de origen y luego los trasladarían a un espacio de procesamiento, donde se desarman y recompactan para exportación.

 

En la ciudad bonaerense hay una empresa de capitales españoles que arma los mega fardos, pero carece de un elemento fundamental como es la máquina deshidratadora, entonces hay una quita importante en el precio por la alfalfa húmeda. Pero San Luis pretende hacer el ciclo completo y armar una planta propia en la Agrozal para mejorar el agregado de valor de la pastura.

 

“Hay modelos en marcha que ya visitamos, tanto en Villa Dolores como en Bahía Blanca. Cada uno con sus características particulares, sacaremos las mejores ideas para aplicar acá”, agregó el coordinador del Ministerio.

 

El proyecto comprende fardos y no rollos por cuestiones logísticas, ya que resisten mejor los largos viajes. Y como el objetivo es vender en Medio Oriente, ese es el mejor ‘envase’ posible para no sufrir mermas. El fardo es más cómodo cuando se habla de exportación, mientras que el rollo es ideal para darle al ganado, tanto a campo como en el proceso de engorde en los feedlots, porque se ‘rompe’ con facilidad para incluirlo en las dietas.

 

Uno de los inconvenientes que tiene es que los fletes son caros porque es mucho volumen y poco peso, algo similar a lo que ocurre con el algodón que se cosecha en el noroeste provincial. Por eso la compactación es un paso fundamental en el éxito comercial del emprendimiento. “Otra clave es la ZAL, porque si logramos abrirle paso al tren desde Villa Mercedes hacia el puerto de Bahía Blanca bajaríamos entre un 30%  y un 50% el costo de los fletes respecto del camión. Con los números de hoy, pasaríamos de 30 a 17 dólares por tonelada”, aseguró Lavandeira.

 

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