Las trillizas Cejas están en su casa, luego de 45 días de internación

Sólo le pedimos a Dios que les dé salud y que nos siga bendiciendo. Demasiado tenemos con esta familia que formamos con Rosa -Panguinao-, hemos pasado por muchas cosas y ahora estamos muy felices de poder disfrutar este momento y de estas bellas princesitas", dijo con la voz cortada Rodrigo Cejas. Luego de 45 días de internación (desde el 24 de febrero hasta el 11 de este mes), sus hijas: Irina, Arlenne y Alana Cejas, fueron dadas de alta de la sala de Neonatología de la clínica Cerhu. Pesan más de dos kilos cada una y están saludables. Ahora las pequeñas están en su casa de La Punta con su mamá, su papá y su hermano de 11 años, Agustín.

Rosa y Rodrigo son alegres y tranquilos. Están confiados en la ayuda "divina" que tuvieron desde el momento de la fertilización de Rosa, hasta el último día de internación de las bebas. "Sabíamos que iba a ser difícil. Cuando el médico nos dijo que eran tres, más allá de alegrarse con la noticia, porque el embarazo fue muy buscado, nos empezó a dar un montón de recomendaciones, y advertencias sobre las posibilidades que se podían presentar durante el embarazo y en el momento del parto. Dijo que eran tres pero que los primeros meses uno de los embriones podía dejar de crecer. Me prohibió engordar. También nos dijo que alguno de los bebés podría no evolucionar o que tenga problemas de salud, una mal formación o cualquier otra cosa. Son riesgos. Además yo perdí dos embarazos, y una de mis trompas, la otra no funcionaba. Otros problemas podían aparecer en el parto o después de que nacieran. Estaba la posibilidad de que alguna no sobreviva", relató Rosa sobre como todos esos miedos la invadían. 

Pero su madre y su familia le dieron fuerzas. "Mi mamá me retaba y me decía: 'tenés que confiar o confiar en Dios, no podés darle lugar al miedo', pero la carne es carne y uno tiene temores".

"Las niñas estaban conectadas a unos cables y sensores que les monitoreaban las pulsaciones, la temperatura y la oxigenación. Para no pincharlas les pusieron un catéter en el ombligo, cuando crecieron un poquito, les pusieron unas vías para pasarles los antibióticos y una leche especial con proteínas que son iguales a las que yo le pasaba a través del cordón umbilical cuando estaban en mi vientre. Así estuvieron una semana. Después le controlaban la cantidad de leche que tomaban y cuánto orinaban y defecaban. Les cambiaban el pañal cada tres horas", contó la mamá.

Las bebas clínicamente están muy bien. Irina nació con el ductus abierto, pero se lo cerraron con una droga, no hizo falta nada más. Alana tuvo dos paros, la reanimaron y ahora está muy bien. Arlenne era la más chiquita de las tres, pero no tuvo ningún problema. 

Ahora están los seis juntos en su hogar. "Esto es nuevo para nosotros porque en la clínica les daban la leche cada tres horas, pero ahora en la casa es distinto, ya no tenemos a las enfermeras que te ayudan a toda hora. Si bien allá también lo hacíamos nosotros, es un cambio enorme", expresó Rodrigo y mirando a Agustín, ahora el hermano mayor, con mucho orgullo dijo: "Es todo un caballero de sus hermanas, ayer nos ayudó a darles la leche, trata de colaborar y de hacernos más liviana la tarea. Es una ventaja que él sea un poquito más grande y alivie las cosas".

Los esposos contaron que el gobernador, Alberto Rodríguez Saá, les hizo llegar su apoyo y les prometió que los va a ayudar a terminar el dormitorio de las trillizas. "Estamos muy agradecidos, porque a pesar de que estábamos empezando a construir, era muy pesado para nosotros. Con esto podemos pensar en agrandar el comedor que por supuesto nos quedó muy chico", comentaron.