"Siento vergüenza como ciudadano del mundo"

La primera víctima de la guerra es la verdad”, dijo en 1918 el congresista demócrata estadounidense, Hiram Johnsonen. Terminaba la Primera Guerra Mundial, la frase trascendía y se extendía en el tiempo. Ahora podría ser escrita en cada uno de los misiles que vuelan el cielo sirio y que parten, según los argumentos de quienes los lanzan, para traer paz.

A la distancia, Julio Raba, un puntano, docente universitario, de ascendencia árabe que conoce el terreno, que estuvo en la mayoría de los países de la península arábiga, sabe de la historia del conflicto, tiene sus apreciaciones personales y no duda en decirlas. Hoy, mira el mapa del Medio Oriente y dice que como ciudadano del mundo “tiene vergüenza”, porque los poderosos que una vez se repartieron los países siguen intentándolo, pero usando la paz como excusa.

“Siria es un país ubicado en una de las cuatro regiones en donde se iniciaron las civilizaciones, está en la península arábiga, rodeado de desierto”, comenzó su contextualización e inmediatamente lanzó un dato clave para entender el conflicto: "Es una zona rica en petróleo y gas, pero además siempre ha sido un lugar al que todos han querido dominar”.

“Todo comienza con los persas, sigue con los griegos y luego los romanos. Luego aparecen los turcos que llegan desde la estepa asiática junto con Gengis Kan. En esta época es que aparece el islamismo, es decir, que en esta zona existían todas las religiones, la católica, la judía y los musulmanes, todas tienen un dios y profeta. Ésta es la Siria de sus orígenes”, explicó.

Raba lo que sintetiza es la historia de mil años con cambios de imperios que buscaron anexar a este país.

"Siempre fue una zona rica, lo que sucede es que en la península arábiga, en donde están Yemen, Omán, los Emiratos Árabes, Arabia Saudita, todos ellos tienen mucho territorio, pero ninguna de las potencias los ha atacado, lo han hecho con Irak y Siria", comenzó a detallar para explicar los puntos de su tesis.

"Los petroleros tienen que hacer un gran rodeo por el Mar arábigo, entrar al golfo de Adén, (previo paso por el Golfo Périco), por el Mar Rojo, por el canal de Suez y de allí al Mar Mediterráneo para llevar el petróleo a Europa o América", explicó.

Como comparación sería como llevar un producto por mar desde Buenos Aires a Santiago de Chile,  rodeando todo el cono sur del continente.

"Todo eso es dinero, hay que pagar por ello, se pretende construir un gasoducto que cruce toda la península arábiga con salida en Siria y de allí cargar los petroleros", aseguró.

Sobre los detonantes del conflicto fue directo: "Siempre las potencias estuvieron detrás de la zona. Recuerden el caso de Irak en donde denunciaron que también había armas químicas, pero nunca pudo comprobarse, nadie las mostró. En esa guerra murieron un millón de personas, en Siria ya suman más de 500 mil muertos".

Raba relató ademas que todas estas guerras comenzaron con "la intromisión de terroristas, con la excusa de liberar al pueblo de la familia que los gobierna Bashar al-Ásad. Desde otra parte del mundo dicen que no puede ser que haya alguien que esté gobernando 30 años una región, por ello invocan la paz, la democracia para armar una guerra civil en Siria, la que tiene una fuerte participación de los ingleses, un país que tiene una monarquía". 

Raba explicó que históricamente queda en claro que en toda la zona no hay motivos para que hubiese una guerra y en cierto momento histórico convivían judíos, católicos y musulmanes, esta última fe dividida en chiítas, la minoría en la que están los alauitas (a los que pertenece la familia que gobierna Siria) y sunitas, la mayoría de la población.

Explicó que hay cientos de ejemplos de cómo las religiones conviven en paz.

"Cuando la gente dice que se están peleando árabes contra judíos es una mentira total, lo que generan los conflictos son intereses económicos que quieren dominar esa región", reflejó de manera directa sobre cuáles eran las causas reales del conflicto según su perspectiva: "La excusa es la guerra religiosa".

Brevemente, señaló entre qué sectores que participan recientemente están los que responden al gobierno sirio, apoyado por Rusia, China e Irán y todos los grupos que los enfrentan apoyados por Estados Unidos, Francia e Inglaterra. Raba retrotrajo la idea de una proyección de la guerra fría en donde las potencias se peleaban entre ellos en el territorio de otros países.

Además dejó en claro que cada uno sustenta ciertas fracciones, pero como el gobierno de Siria pudo derrotar a los rebeldes es que las potencias "tuvieron que sacarse las máscaras y accionar ellos mismos".

"Está claro, ahora los que están en contra de Bashar al-Ásad  cuentan con apoyo de aviones, lo único que les faltaba", analizó Raba. 

—¿Cuáles son las excusas para llegar a la paz? 

—Las potencias que participan del conflicto apoyan a los rebeldes que quieren sacar a una minoría, por ello convencen a los musulmanes de la mayoría, a los sunitas y algunas fracciones extremistas, para que accionen contra un gobierno. Así crean el caos y abren las puertas a la excusa de las invasiones.

Se convierten en representantes para que se vuelva al islamismo recalcitrante. Comienzan así una pelea en donde matan a los musulmanes de la minoría, pero también a los católicos.  

–¿Cómo cree que el resto del mundo observa el conflicto?
—Siento vergüenza como ciudadano del mundo porque las Naciones Unidas, un organismo que estaba para evitar que suceda este tipo de cosas y tiene un consejo de seguridad, está manejado por las cinco naciones que deciden por esto temas.

 La vergüenza es que no hacen nada, se secan las lágrimas porque ven un niño muerto, pero no hacen absolutamente nada para terminar con la guerra, al contrario la fogonean.

—¿Qué opina de que por un lado quieren llevar paz y por la otra cierran las fronteras?

—La mayoría de los países que participan del conflicto no tienen una política de ayuda para los refugiados, en este sentido agradezco lo que ha realizado San Luis en lo que ayuda humanitaria se refiere. 
La mayoría tiene intereses creados, Alemania tiene miles de refugiados, pero no en sus capitales sino en el límite con Polonia. 

Ellos necesitan mano de obra, por ello hacen una selección, les enseñan el idioma y saben que  en las próximas generaciones van a ser árabes que hablan muy bien en alemán, que van a estar especializados para hacer el trabajo que los alemanes no hacen.

Una ramificación enorme del capitalismo más atroz que lleva a hacer estos negocios y no le importa cuántas personas mueren.

Raba arma sus conceptos sostenido en un conocimiento de la historia, pero también en sus viajes por la zona que le permitieron conocer casi toda la península arábiga.

Hoy, a la distancia cuando habla de las causas de la guerra se enoja y cuando se refiere al pueblo se le hace un nudo en la garganta, siente una pena que le corre por las venas.