Villa Mercedes: andaba a los tiros desde un auto y lo detuvieron
Baleó tres casas. Le secuestraron el coche desde el que había atacado y dos vainas servidas.
Marcelo “El Narigón” Armitano, al parecer, bebió demasiado en la carrera de motos de Justo Daract, en la que pasó el domingo. Tanto que cuando regresó a Villa Mercedes, bien entrada la noche, no pudo esperar llegar a su casa para orinar. Y lo hizo frente a una vivienda de calle Mulleady. Pero no pasó desapercibido, el hijo del dueño de ese domicilio lo vio y le dijo que se fuera a hacer lo que hacía a otra parte. Discutieron. Uno le tiró un envase de aerosol y el otro le respondió con una bolsa de basura. Armitano se fue en el auto en el que había llegado. Parecía que se había calmado, pero no. Regresó más alterado que antes: a los tiros. Le disparó, desde el coche, a los frentes de tres casas, dijeron los vecinos.
Gracias a un testigo que lo identificó con nombre y apellido, al cabo de unas horas, los policías de la Comisaría 12ª llegaron a “El Narigón”. En su casa del barrio Inocencio Vega, en el pasaje 1, encontraron el Chevrolet Astra, azul oscuro, desde el que habría tiroteado las viviendas, la lata de gas pimienta que le habría arrojado al joven con el que discutió y dos vainas servidas, calibre 32, informó la auxiliar Jacquelina Bitiol, de Relaciones Policiales. Con tales elementos en su contra, el juez Contravencional y Correccional Santiago Ortiz ordenó su detención.
Ayer el hombre de 43 años fue indagado por el magistrado. Asistido por su defensor Diego Velázquez, se abstuvo de declarar y solicitó tres días de prórroga del arresto. Lo que quiere decir que el juez tiene hasta el viernes para definir si lo procesa por los delitos que le imputa: “abuso de arma” y “agresión con arma”.
El problema que le ha valido estos días en un calabozo de la Comisaría 12ª, ocurrió el domingo. Según pudo reconstruir la Policía, “El Narigón” circulaba en su Astra con otros tres hombres. Pasadas las 21 se detuvo, bajó de su coche y fue hasta el vehículo que estaba estacionado frente a la casa de Mulleady 1007.
Eduardo, el hijo del dueño de esa vivienda, alcanzó a verlo. “¿Por qué no te vas a orinar al canal? Acá hay niños”, le gritó. Antes de que la discusión se fuera a las manos, uno de los jóvenes que estaba en el Astra, bajó, se disculpó con Eduardo y se llevó a Armitano a su auto.
Al rato, cuando Eduardo estaba a punto de despedirse de sus padres vio el Chevrolet volver. Circulaba por calle Manuel Toro, de sur a norte, y viró hacia Mulleady, con dirección al este. Ahí comenzaron los tiros. Los balazos llegaron hasta puertas y ventanas de Mulleady 990, 1007 y 1011. Por fortuna, las balas no alcanzaron a ninguna persona.


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