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Tenía prohibido acercarse a su ex; lo hizo y un juez lo encarceló

El hombre de 24 años ya había cumplido una condena por violar antes esa restricción de acercamiento.

Por redacción
| 08 de julio de 2018
Reincidente. Federico Basconcello ya había sido condenado por violar la misma orden judicial. Foto: El Diario.

Federico Emmanuel Basconcello, al parecer, no entiende. En marzo de 2016 una jueza de Familia y Menores de Villa Mercedes le prohibió estar a menos de 200 metros de su ex, Aldana Araceli Saldaña. La mujer lo había denunciado porque durante los tres años que estuvieron juntos su vida se pareció más a un infierno que a una convivencia de pareja, plagada de maltrato físico y mental. A los seis meses, el hombre violó esa restricción y debió pagar por ello. El juez Contravencional y Correccional Santiago Ortiz lo procesó y lo envió al penal por desobedecer esa orden. Al cabo de un año y medio, cumplida su condena, recuperó la libertad. Y hace una semana volvió a demostrar que la cárcel no ha hecho mella en él. Otra vez violó la prohibición de acercamiento a su ex y a su familia y, de nuevo, fue procesado y mandado a la penitenciaría de San Luis.

 

Desde el viernes, el hombre de 24 años pasa otra vez sus noches en el penal provincial. El mismo juez instructor que lo había enviado a la prisión por “desobediencia a una orden judicial” hace casi dos años fue quien lo procesó por segunda vez por el mismo delito. 

 

Hace apenas tres meses, el 18 de abril, el Juzgado de Sentencia lo condenó a un año, siete meses y días de prisión por aquella primera violación a la prohibición de acercamiento y por otras causas: hurto, daños y amenazas que cometió contra su ex. Pero ese castigo se dio por cumplido con el tiempo de encierro que el hombre ya llevaba en la cárcel.

 

Según declaró Aldana, después de quedar en libertad, la tranquilidad a su ex le duró apenas un mes. “Después me molestó todo el tiempo, hasta el sábado (30 de junio)”, le aseguró al juez.

 

Ese sábado, alrededor de las cinco de la tarde, Basconcello se apareció frente a la casa de la mujer, en la manzana J del barrio Feliciano Sarmiento. La primera en verlo fue Ayelén, la hermana de la denunciante, que vive con ella. La mujer había salido a comprar y lo vio en una plaza, que está cruzando la vivienda de su hermana.

 

Contó que cuando el hombre advirtió a ex cuñada llevó una mano a la cintura, como tratando de demostrar que “tenía algo ahí”. “Por eso mi hermana se asustó y llamó al 911”, relató Aldana. Ayelén regresó a su casa y en eso el acusado encaró hacia el sur. Pero no se fue del barrio.

 

“Después volvió y se fue a un negocio, que se llama ‘Casi todo’, a comprar una botella de vino” y regresó a la plaza Divino Niño, que está en frente de su domicilio, recordó la mujer. “Yo lo vi desde la vereda. Él ya se había metido a mi casa otras veces”, contó.

 

Basconcello se había sentado en la plaza y miraba fijamente a lo de su ex. Su borrachera era indisimulable. Aldana pudo ver que tenía un elemento largo y punzante, que más tarde descubrieron era la mecha de un taladro.

 

Esa tarde el hombre no alcanzó a cruzarse a lo de su ex pareja, los policías de la Comisaría 31ª lo impidieron. En cuanto avistó a los efectivos, intentó escapar. Corrió a lo de un vecino. Arrojó en su patio la mecha del taladro, pero hasta ahí llegó. Lo arrestaron.

 

Cuando le hicieron la prueba de alcoholemia descubrieron que por sus venas corrían 3,64 gramos de alcohol.

 

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