Un policía fue asesinado por celos, según un tribunal

Ricardo Ariel González está en la Penitenciaría de San Luis desde agosto de 2016, cuando lo procesaron por el asesinato del auxiliar Rodolfo Gilberto Domínguez. Estuvo tres años a la espera del juicio oral. Pero desde hace dos semanas tiene la certeza que estará ahí hasta que sea un anciano. La Cámara Penal 1 de Villa Mercedes lo condenó a prisión perpetua por matar a tiros al policía, la madrugada del 27 de junio de 2015. Y esta semana el tribunal publicó los argumentos que lo llevaron a fallar, de forma unánime, en contra del comerciante. Así concluyó que el motivo que condujo a González a maquinar un plan casi cinematográfico para acribillar al efectivo fueron nada más y nada menos que los celos, porque alguna vez la víctima fue amante de su esposa. 

El debate, en el que se ventilaron las pruebas y testimonios que sirvieron de argumentos, comenzó el 24 de junio y terminó el 29 de agosto. Dos días antes de que los jueces, Virna Eguinoa, Hernán Herrera y Sebastián Cadelago Filippi, dieran a conocer su veredicto las partes expusieron sus alegatos. El fiscal Néstor Lucero solicitó que el acusado fuera condenado a prisión perpetua por "homicidio doblemente calificado, por alevosía y utilización de arma de fuego". Mientras que los defensores, Miguel Agúndez y Rolando Chaves, pidieron que su cliente fuera absuelto por el beneficio de la duda. 

A cualquier precio

En enero de 2015, según los fundamentos de la Cámara, González trataba como tantas otras veces de salvar su relación con Fabiana Palacios, quien por ese entonces era su esposa. Pero al poco tiempo se enteró de que la mujer le había sido infiel con su compañero de la Fuerza, Domínguez. "... De sus propios dichos surge que haría lo imposible por recuperar esa relación con su ex", sostuvieron los jueces. 

Para el tribunal, quedó más que probado que la ex del acusado tuvo un romance con la víctima, así como el hecho de que una semana después del crimen Palacios se contactó con sus camaradas de Brigada de Investigaciones para conocer cómo marchaban las averiguaciones. 

El comerciante logró su cometido de matar al auxiliar haciéndose pasar por una atractiva rubia, en la red social Facebook, en la que decía llamarse "Carla Pérez". "El policía mantenía contacto con esa supuesta mujer y luego de intercambiar durante casi tres meses diferentes mensajes y fotografías de forma asidua, le insistió para verse personalmente", precisaron en la sentencia. 

"Carla Pérez" lo citó una semana antes del asesinato, pero como ese encuentro no pudo ser, quedaron en verse el 27 de junio, a la una de la madrugada. Eso, a manera de ver del tribunal, da cuenta de que el acusado planificó el homicidio. 

A una hora de sucedido el asesinato, la cuenta de "Carla Pérez" mutó de identidad. Pasó a llamarse "Carmen Pereyra". También cambió las fotos de perfil y de portada. Tales imágenes fueron halladas en las computadoras que los investigadores le secuestraron al comerciante, pese a haberlas borrado de las máquinas. 

A través de algunos testimonios quedó acreditado que ese Facebook falso era usado y manipulado por el acusado y su hermano con "fines ocultos, como conseguir información, amedrentar y molestar a quienes consideraban potenciales enemigos". 

A todo ello debe sumarse que, para los jueces, el hombre dominaba y manejaba armas de fuego. En sus computadoras había manuales de silenciadores de armas, fotos de armas, al margen de que tuvo una instrucción cuasi militar en la escuela. 

De hecho, para los camaristas, la pistola reglamentaria que unos meses antes del crimen le robaron a Palacios de su departamento fue la que utilizó su entonces esposo para acribillar al auxiliar. 
También quedó demostrado que González "era obsesivo, celoso, husmeaba en los correos electrónicos y cuentas en redes sociales de su pareja, sin importarle si afectaba su privacidad", precisaron en sus fundamentos.