Guille Lucero, un sanluiseño en el corazón del desierto saudita

Con experiencia de sobra y una mano de obra bien calificada, Guillermo Lucero es uno de los cientos de protagonistas que disfrutan el Rally Dakar desde adentro. El villamercedino, que cumple su cuarta aventura en la competencia más dura del planeta, es mecánico de moto en el equipo argentino "Med Misión Dakar", con el que dice vivir un sueño inolvidable: conocer el mítico desierto de Arabia Saudita.

Guillermo, de 42 años, es un apasionado del Motocross, el Enduro y el Rally Raid. Tiene un extenso currículum de más de 20 años encima, poniendo a punto las máquinas de pilotos destacados en el orden provincial, nacional e internacional. En esa lista selecta figura anotado Martín Duplessis, otro villamercedino que, si bien no fue este año de la partida, tiene varias ediciones Dakar y pruebas importantes en su cuenta personal.

"Empecé a los 13 años cuando tenía mi primera moto, con la enseñanza de Jorge 'Tití' Giménez que fue mi mentor en la mecánica y en lo deportivo. Desde ese entonces nunca paré, ejercí la profesión a la par de otros trabajos. Ahora hace 7 años que estoy establecido en mi casa con mi propio taller, que está abierto al público en general", cuenta Guillermo a El Diario de la República desde el país ubicado en Asia Occidental, feliz de asistir al debutante paraguayo Blas Zapag (hijo), y por disfrutar otro capítulo desde el corazón del Dakar.

—Imagino que soñaste siempre estar allá. ¿Cómo es vivir la competencia en Arabia Saudita?

—Es impresionante. Cuando terminó la edición pasada en Perú y se dio a conocer que se trasladaba a Asia, empezamos a soñar para estar acá. El equipo trabajó para reclutar pilotos y sumó a Zapag. El sueño de estar acá se cumplió. Estar en el corazón de Arabia es increíble, es tal cual como lo imaginé: calor de día y frío de noche, los famosos camellos con las personas y su cultura religiosa. Es una experiencia enriquecedora.

—¿Cuál es tu función? ¿Cómo es tu día a día?

—Mi tarea es toda la mecánica y puesta a punto de la moto para su perfecto funcionamiento. Y el día a día se basa en levantarme muy temprano para entregar la moto ya lista para largar. Desarmar la estructura y viajar al próximo campamento, armar todo nuevamente y dejarla en condiciones para el piloto.

—¿Se extraña el paisaje de Sudamérica?

—En Arabia Saudita el paisaje es muy similar a lo que viví en Perú. La diferencia está en la mayoría de extranjeros, europeos y asiáticos. El idioma se interpone mucho y es muy complicada la comunicación en general, más con los árabes. Por ahora el calor no se ha sentido plenamente, pero veremos más adelante cuando estemos más adentro en el desierto.

—Tenés videos con los hermanos Benavides. ¿Comparten momentos los argentinos dentro de los vivac?

—Sí, de vez en cuando compartimos una cena o un desayuno con distintos pilotos argentinos de motos y autos, también con los mecánicos. En particular los hermanos Benavides son muy humildes y sencillos, buena onda igual que los varios pilotos del extranjeros, como Toby Price.

—¿Existe entre los mecánicos ese compañerismo que suele verse por televisión?

—Sí, son muchos días que compartís junto a otros mecánicos y tratamos de llevarnos bien, ya que somos unos enfermos por nuestra pasión y nos complementamos todos. Para pasar el rato hacemos pavadas, muchos chistes. Lo bueno es que hay camaradería.

La edición 2020 del Rally Dakar está llegando recién a mitad de camino. La aventura es larga, difícil y extremadamente agotadora. Pero Guillermo, con varios Dakar encima, está preparado. Listo para seguir trabajando y disfrutando de una experiencia en el desierto que siempre soñó y que ahora disfruta en primera persona.