Toro Negro: la autopsia reveló que Aníbal Amieva murió de un disparo accidental
Según la reconstrucción del accidente, el hombre, de 56 años, había ido con una carabina a ahuyentar unos animales que acechaban sus corrales, cuando cayó al suelo y se disparó el arma. La bala impactó en uno de sus pómulos.
Este lunes la autopsia a Aníbal Amieva, el hombre que vivía en la estancia Toro Negro, reveló que la causa de su muerte fue un disparo accidental. Así lo informaron fuentes policiales a las que accedió El Diario de la República.
Según detalló el informe médico, tras la autopsia y los testimonios de familiares y testigos, recorría unos de sus corrales, cuando se cayó junto con el arma que llevaba para ahuyentar a unos perros que acechaban sus gallinas. Fue allí que la carabina se disparó y la bala impactó en uno de sus pómulos.
El sábado a la noche Amieva había salido de su casa hacia los corrales de su campo para espantar a unos perros que le comían los huevos de sus ponedoras y mataban a sus gallinas. Fue allí que trastabilló con unos alambres y cayó al piso. En ese brusco movimiento, la carabina, que aparentemente llevaba en su hombro, se deslizó y disparó por accidente. El tiro le dio de lleno en su pómulo izquierdo, recorrió su rostro y quedó alojado en su cerebro.
A la mañana siguiente, su hermano Hugo no lo encontró en su casa (vivían en viviendas contiguas) y decidió salir a buscarlo por el campo. Cuando llegó a los corrales lo encontró tirado en el piso con una herida en la cabeza.
Ceferino Gómez, un vecino, fue quien llamó a la Policía para alertar sobre lo ocurrido. Efectivos de la comisaría 13ª de Los Manantiales y una ambulancia local salieron rápido hacia el campo de los Amieva. El enfermero Cristian Villeco fue quien constató que Aníbal aún estaba con vida.
Inmediatamente fue trasladado al Hospital San Luis, donde lo operaron de urgencia. Sobrevivió a la cirugía y quedó internado con pronóstico reservado en terapia intensiva, pero poco después de las 22 falleció.
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