La hipocresía de la administración de Joe Biden, respecto al conflicto en Medio Oriente, está reflejada en su política de dejar caer paquetes de alimentos en una Gaza devastada, mientras que al mismo tiempo, sigue armando a Israel con misiles y artillería pesada para matar a esos civiles palestinos que sufren hambre e inanición.
El congresista demócrata estadounidense Ro Khanna, dijo que “No se puede tener una política de dar ayuda (a los palestinos) y dar a Israel las armas para bombardear los camiones de alimentos al mismo tiempo”.
Y The New York Times analizó: “Desde los cielos de Gaza caen estos días bombas estadounidenses y palés de comida estadounidenses, repartiendo muerte y vida al mismo tiempo, e ilustrando el esquivo esfuerzo del presidente Biden por encontrar el equilibrio en una guerra desequilibrada en Medio Oriente”.
Mouin Rabbani, editor de Jadaliyya, una revista digital centrada en los temas árabes, dijo que las entregas estadounidenses de cantidades simbólicas de ayuda a la población palestina asediada en la Franja de Gaza tienen varias dimensiones interrelacionadas:
En un nivel, las entregas aéreas, los planes para un muelle móvil, y similares “son puro teatro, humo y espejos destinados a desviar el escrutinio de la participación activa de Estados Unidos y su complicidad en el asalto genocida de Israel, incluyendo su asedio medieval, en la Franja de Gaza”.
La crisis actual demuestra la extraordinaria dependencia de Israel de Estados Unidos y su incapacidad para llevar a cabo operaciones militares sostenidas o eludir la rendición de cuentas sin el patrocinio de Estados Unidos.
Sin embargo, Estados Unidos convirtió en una cuestión política, no dar instrucciones a su apoderado israelí para que cese su ataque genocida, ni para poner fin a un asedio que está explícitamente diseñado para producir hambruna, enfermedades epidémicas y similares.
Por el contrario, Washington desplegó toda la gama de su influencia, incluida la entrega de decenas de miles de toneladas de explosivos de gran potencia, los vetos en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y la intimidación de sus aliados y regímenes clientes, “para garantizar que Israel pueda continuar con su embestida genocida y seguir haciéndolo con impunidad", planteó Rabbani.
Un cálculo de la proporción entre el pan y las bombas entregadas por Estados Unidos a la población palestina de la Franja de Gaza dice todo lo necesario sobre las intenciones, prioridades y preferencias de Estados Unidos.
El doble enfoque de apoyar las necesidades de seguridad de Israel y proporcionar ayuda humanitaria a los palestinos forma parte de un esfuerzo diplomático más amplio de Estados Unidos para equilibrar sus intereses en la región.
Sin embargo, el esfuerzo de Estados Unidos por promover la seguridad regional apoyando el derecho de Israel a defenderse al tiempo que aboga por las necesidades humanitarias de los palestinos y actúa en consecuencia, plantea un dilema a Biden.
Es muy posible que el gobierno de Biden tenga que recurrir a medidas directas para obligar a Netanyahu a cambiar su política, añadió.
Las próximas elecciones presidenciales estadounidenses, que tendrán lugar en noviembre, están desempeñando un papel en la estrategia del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. “Si solo hubiera dos personas en el mundo que quieren que Donald Trump gane las elecciones, la primera es el propio Trump y la segunda es Netanyahu”, afirmó Rabbani.
El doble rasero en la política exterior y un escenario de guerra con implicancia directa en la opinión social, llevan a Estados Unidos a repartir vida y muerte.
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