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Narcotráfico en Rosario: plomo y humo

Una promesa terrorífica que comenzó hace dos años y hoy hace que la ciudad sangre. Cómo operan las bandas, el terror que azota a la ciudad y que tiene como soldados a preadolescentes.

Por Astrid Moreno
| 25 de marzo de 2024
En 2022, Rosario acumuló una tasa de homicidios cinco veces mayor que el promedio del país.

Lo prometieron en 2022 y cumplieron. “Plomo y humo. El negocio de matar” fueron las pintadas que aparecieron en edificios emblemáticos de Rosario. Ese año la ciudad acumuló una tasa de homicidios cinco veces mayor que el promedio del país; sin embargo el gobierno nacional aseguró que los asesinatos en Rosario disminuyeron un 47 por ciento en los primeros 2 meses de 2024. Este 9 de marzo mataron a un playero de una estación de servicio y dejaron un mensaje para el gobernador, Maximiliano Pullaro, “vamos a matar a más inocentes”.

 

En diciembre, recién asumido, Pullaro realizó varios anuncios para combatir el narcotráfico: volver a instalar los inhibidores de señal telefónica móvil, la reubicación de los jefes narcos y sicarios a pabellones de alto perfil, y suspensión del ingreso de alimentos que los presos recibían de sus familiares.

 

“Las cárceles eran una oficina de los narcotraficantes. Para ellos es un refugio porque están más protegidos, como se han enfrentado entre ellos, el temor a ser asesinados estaba, y preferían estar presos con sus celulares y 'trabajando'. En la calle está el riesgo de que los maten. Van, los allanan, les sacan los celulares, pero les vuelven a llegar. La banda de 'Los Monos' contaba con un teléfono fijo hasta el año pasado, hay mucha complicidad policial”, explicó Juan Pedro Aleart, periodista del canal provincial Tres TV, que fue baleado durante la semana de asesinatos en la ciudad.

 

El 5 de marzo, en su cuenta personal Pablo Cococcioni, ministro de Justicia y Seguridad de Santa Fe, y en las redes del ministerio publicaron una foto de una requisa carcelaria en la Unidad Nº 11 Complejo Penitenciario de Piñero, que se realizó tras un ataque con armas a un micro que transportaba a 100 agentes del Servicio Penitenciario. El posteo sostenía: “Tenemos un plan de seguridad, sabemos cómo llevarlo adelante y estamos trabajando para eso. Desde las cárceles salen las órdenes para hacerles la vida imposible a los santafesinos. Los presos están presos, no vamos a aceptar ninguna extorsión y, si no lo entienden, cada vez la van a pasar peor”.

 

 

El gobierno, más allá de querer parecerse a Bukele, porque rinde bien políticamente, tiene que decir qué políticas tiene planeadas para recuperar los barrios. Carlos del Frade, diputado de la provincia de Santa Fe.

 

La imagen llamó la atención por su similitud con el modelo impulsado por Nayib Bukele para combatir el narcotráfico en El Salvador. Agentes del Grupo Táctico Especial de Santa Fe rodeaban a los presos que estaban sentados en fila india en el piso, con el torso desnudo y esposados.

 

“Apuntar a las cárceles es algo que rinde políticamente, las encuestas que terminan manejando la política sostienen que la cuestión de la mano dura genera mucho reconocimiento. Incluso pasó cuando publicaron esas fotografías. Las cárceles, evidentemente, pueden merecer condiciones de mayor rigurosidad que las que tenían, pero no definen lo que pasa afuera, porque la sangre derramada permanece en las calles. La diferencia conceptual con el gobierno provincial es que, más allá de querer parecerse a Bukele porque rinde bien políticamente, lo que hay que decir es qué políticas públicas, serias y de profunda seguridad tienen planeadas para recuperar los barrios”, analizó Carlos del Frade, diputado de la provincia de Santa Fe.

 

En 2015, El Salvador fue catalogado como el país más violento del mundo, con una tasa de 105 homicidios por cada 100 mil habitantes. En junio de 2019 Bukele asumió por primera vez la presidencia y a 20 días de comenzar su mandato puso en marcha el millonario Plan de Control Territorial de seis fases enfocadas en recobrar el dominio total de los centros penales, interrupción del financiamiento al crimen organizado y el fortalecimiento de los cuerpos de seguridad. Para 2021, el ministro de Defensa de El Salvador, René Monroy, anunció una disminución en la cantidad de asesinatos de 18 por cada 100 mil ciudadanos.

 

Actualmente, el Plan de Control Territorial fue prorrogado 24 veces por la asamblea legislativa desde 2021. La última vez fue hace unos meses para combatir remanentes de pandillas. Según diferentes casas encuestadoras del país, nueve de cada diez salvadoreños están a favor del modelo Bukele, algo que se replicó en la reciente reelección del jefe de Estado.

 

Replicar el Modelo de Nayib BUkele en El Salvador, ¿una movida para apuntar a la reelección?

 

Elder Gómez, periodista de El Salvador, desarrolló: “Consiste en aplicar un estado de excepción selectivo para las organizaciones delictivas, las narco pandillas que para ese momento controlaban el 85 por ciento de El Salvador. Era bastante difícil movilizarse, el riesgo de que te pudieran matar era muy alto. La población ha aplaudido las medidas que tomó el gobierno para erradicar la delincuencia del país y, por eso, fue reelecto y con una abrumadora votación, la gente quiere que continúe el modelo de Bukele para combatir la delincuencia y que se desarrolle el país".

 

A pesar de su gran apoyo, el estado de excepción de El Salvador restringe derechos y garantías individuales como la libre reunión y la inviolabilidad de la correspondencia y las comunicaciones, y habilita las detenciones sin orden judicial. Human Rights Watch aseguró que desde 2022 las fuerzas de seguridad detuvieron a decenas de miles de personas, incluidos niños y niñas, y realizaron desapariciones forzadas, tortura y otros malos tratos. Siete organizaciones de la sociedad civil del país informaron que registraron 5.082 vulneraciones a Derechos Humanos durante este régimen y 111 fallecidos después de ser detenidos.

 

“Estamos en una bisagra del Estado democrático en Latinoamérica y en la Argentina. Rosario se está usando como la geografía de un experimento político que Estados Unidos implementó en distintos pueblos de América Latina como Colombia, Brasil, México, Perú y en el propio El Salvador. El narcotráfico es el desarrollo de un negocio multinacional, la mayoría de la gente quiere ver al ejército desfilar por las calles de Rosario y eso es lo que me parece un retroceso. En forma simultánea, se han firmado convenios con el comando sur del ejército norteamericano para que se planifiquen y controlen los puertos del sur de la provincia de Santa Fe, que es el corazón de la hidrovía”, apuntó el diputado provincial.

 

Latinobarómetro, organización sin ánimo de lucro que realiza estudios sociológicos en América Latina, concluyó a través de una encuesta realizada a residentes de 17 países que “la democracia, lejos de consolidarse, ha entrado en una recesión”. 

 

Sería bueno replicar el modelo de Nayib Bukele en Argentina, pero se tienen que evaluar las condiciones sociológicas del origen de las pandillas y si las leyes son adecuadas. Edgar Gómez, periodista de El Salvador

El 48 por ciento de los latinoamericanos apoya la democracia como régimen político, lo que marca una disminución de 15 puntos porcentuales en la última década. Mientras que un 17 por ciento respaldó la expresión "un gobierno autoritario puede ser preferible".

 

Pero, ¿qué tan factible es la implementación del Plan de Control Territorial en Santa Fe? Desde 2011 Rosario fue intervenida por fuerzas federales once veces, la última fue el año pasado durante la gestión de Alberto Fernández, ninguna de ellas exitosa. Uno de los principales motivos, y diferencia con El Salvador, es que la mayoría de las bandas son narcopoliciales; es decir cuentan con la complicidad de la seguridad provincial. Mientras que en el país liderado por Bukele se dio con la migración de las maras, organizaciones terroristas internacionales que nacieron en Los Ángeles, Estados Unidos, y migraron al centro del continente. Estas agrupaciones no se dedicaban exclusivamente al narcotráfico, sino que también estaban vinculadas con la trata de personas, inmigración ilegal, tráfico de armas y blanqueo de dinero.

 

"El Salvador es un país devastado y saqueado por las multinacionales que generaron el ingreso de Las Maras y en los 90 desencadenaron en una gran pobreza. Eso en Rosario no existe. Acá hay bandas narcopoliciales barriales. Son los últimos eslabones de la cadena de comercialización del narcotráfico. No hay carteles, no está Pablo Escobar Gaviria, no están los grandes empresarios de la violencia”, aclaró Del Frade.

 

Según explicó el diputado, y periodista que dedicó gran parte de su carrera a investigar el origen del narcotráfico en Rosario, el 24 de abril de 1978 el Puerto de Rosario recibió un cargamento de 200 kilos de cocaína, que fueron presentados en la documentación como azúcar. El producto venía a Argentina desde Bolivia y fue parte de un acuerdo bilateral entre las dictaduras que gobernaban a los dos países lideradas por Jorge Rafael Videla y Hugo Banzer, respectivamente. Eso marcó el inicio de una ruta narco y la conformación de una vía que ya llevaría 46 años de actividad y que en los 90 y 2000, con la profunda crisis económica, no hizo más que captar a los barrios más pobres de la ciudad como bases de estas bandas de distribución y salida de la mercadería al mundo.

 

Gracias a un cuaderno encontrado en allanamientos que se realizaron sobre la banda "Los Monos", se estima que, actualmente, Rosario recauda más de 100 millones de dólares por el narcotráfico del que se beneficia una larga lista de políticos, policías, fiscales, jueces y empresarios.

 

Con respecto a la venta hay dos sistemas: el primero es el de los búnkeres, que están enclavados en los viejos barrios obreros, dentro de la ciudad, cerca de las avenidas; el segundo es el de delivery, que funciona de noche y los fines de semana. A eso hay que sumarles la venta a otras partes del país y del mundo que salen por vía terrestre o por el puerto.

 

"Desde hace muchos años que en los búnkeres de droga usan niños, los encierran durante 24 horas para vender la mercadería. Es un problema multicausal, social y cultural. Van a buscar a chicos muy vulnerables que no tienen ningún sentido de la vida, les dan un arma, los hacen sentir parte y los mandan a matar, balear o a dejar un mensaje mafioso", remarcó Juan Pedro Aleart.

 

Los métodos de reclutamiento preferidos son las fiestas barriales, a las que asisten chicos y chicas desde los diez años, y la captación a través de las barras bravas de los clubes de fútbol. El Ministerio de Seguridad expresó que durante el último año se dio un crecimiento del número de menores de 13 años con armas de fuego que integran bandas narcos. Según la cartera, entre las funciones que cumplen están las de ser "sapos", es decir, de hacer saltar los kioscos de drogas de la competencia y los domicilios y comercios elegidos para las extorsiones; además de ser usados como "tiratiros", para conducir autos en balaceras y esconder armas.

 

En estas modalidades se empareja Rosario con El Salvador. Edgar Gómez, ejemplificó: "Aquí también los pandilleros llegaban a los colegios a reclutar jóvenes, hubo incluso toques de queda en zonas porque tenían el control de casi todo el territorio nacional y ellos estaban imponiendo su ley. Así como está allá en Rosario, donde incluso las clases han sido suspendidas y, entiendo que en una semana hubo cuatro asesinatos, fueron poquitos porque aquí a veces eran 30 los homicidios en siete días".

 

 

Modelo Bukele, ¿sí o no?

 

Sobre la incorporación del modelo Bukele en Argentina, el salvadoreño sostuvo que "sería bueno replicar el modelo de Nayib Bukele en Argentina, pero se tienen que evaluar las condiciones sociológicas del origen de las pandillas o de los narcotraficantes ahí en esa zona y si las leyes son adecuadas. Tendrían que valorar todas esas cosas para aplicar las leyes del modelo de combate de la delincuencia". Para el diputado santafesino no es más que una estrategia del gobierno provincial, y el nacional, para impulsar sus carreras políticas. Del Frade expuso: "Se detonó otra dimensión del conflicto que es la política. Las bandas se pusieron de acuerdo para desestabilizar al gobierno, algo que justamente genera más rigurosidad en las condiciones de detención de los presos. Entonces, del otro lado deciden usar políticamente este terrorismo, no narcoterrorismo como se dijo, para imponer estas medidas violentas".

 

 Redacción

 

 

 

 

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