SAN LUIS - Jueves 16 de Mayo de 2024

SAN LUIS - Jueves 16 de Mayo de 2024

EN VIVO

Erguido frente a todo

Por redacción
| 10 de septiembre de 2014

En una parrilla al costado de la ruta –de esas que los folcloristas frecuentan como a las guitarras- cantaba Juan Ramón. Entre el público, con el pañuelo al cuello, Juanón Lucero trataba de empezar una costilla asada que no pudo terminar. Cuando alguien del público lo descubrió le pidió una foto. Y después vino otro comensal. Y otro. Y otro. Hasta que la estrella estelar de la noche quedó definitivamente eclipsada. En su rancho, el cantante fallecido ayer a la madrugada era tan famoso como querido.

 

Su vida de 68 años se podría resumir en el canto, la música, sus cuatro hijas y dos enormes perros que la noche de su muerte no pararon de llorar en el patio de su casa, en la ciudad de La Punta.


No puede ser casualidad que la noticia de su muerte se haya instalado en la ciudad un día de furioso Chorrillero. Dos íconos de la provincia estuvieron omnipresentes ayer: el viento con su fatal poesía y Lucero con la noticia de su fallecimiento bien temprano; los homenajes primeros que le hicieron de inmediato y el velatorio en la Legislatura Provincial sobre el final de la jornada, justo cuando el soplido empezaba a amainar.
La figura del cantor popular -aminorada en los últimos años por la enfermedad que finalmente se lo llevó- casi lo obligó a cambiar su Juan José inicial por el “Juanón” eterno. “He perdido peso, pero no la voz”, dijo a finales de junio de este año cuando presentó “Versos de amor”, su último disco. 
“Juanón” cimentó su carrera en base a una expresividad estentórea para el canto. Cuando la voz no le daba, casi gritaba las notas con una manera de interpretar que aprendió de muy chico, cuando le dijeron que para cantar había que hacerlo con sentimiento. Si no, era preferible callarse.
No era fácil huir del mandato folclórico en la familia de Marcelina Muñoz y Santiago Lucero, los padres de “Juanón”. Los siete hermanos que tuvo se dedicaron al canto o a la guitarra pero fue un tío ciego el que le enseñó los primeros acordes. 
A mediados de los 90 su nombre empezó a ser definitivamente conocido en San Luis y asomó a la escena nacional. En eso, contó con la inestimable ayuda de Argentino Luna, quien le prestó una pieza cuando el puntano tuvo que quedarse varias semanas en Buenos Aires. 
Su feroz interpretación de “Caña doble”, la creación de Carlos Gardel, lo posicionó como un cantor con sentimiento, una voz metida en el alma de su pueblo. La última estrofa de aquella versión (la que dice “malaya esas mujeres que tienen hijos pa’ que los paren/ Pa’ que parezcan guachos, sin importarle quién fue la madre”) se convirtió en un momento de exaltación febril durante sus recitales. Descripta por "Juanón", esa madre abandónica parecía no tener excusas posibles.
Uno de los temas recurrentes de su obra fue Malvinas y sus consecuencias. Tanto se preocupó, que los ex combatientes le regalaron algunas de sus condecoraciones.
Volver a la cúspide no fue fácil. Hizo la continuidad de su gran éxito con “Caña doble para mi padre”, en donde el niño abandonado de la primera parte compartía penas y bares con su progenitor, y después se dedicó a interpretar éxitos instalados como “El rey” y “Resistiré”. 
Asistir a un recital de Lucero era participar de un ritual en que el que quedaba algo de la vida del cantor en los oídos de los espectadores. Era imposible permanecer indiferente ante la entrega total que el artista, aún enfermo, daba sobre el escenario. Una muestra fue el Festival de la Calle Angosta del año pasado, cuando “Juanón”, antes del show de Soledad, brindó un concierto en el que la gente no lo dejaba ir.
Ese show significó para el cantante la aceptación pública de su enfermedad. Se lo vio muy flaco, pero tan vital como siempre. Cantó, hizo algunos pasitos de baile, se comunicó con el público y se puso un sombrero mexicano para comandar su banda. La despedida de un festival que lo albergó como un hijo pródigo no pudo ser mejor.
Buena parte de su popularidad se armó gracias a esos encuentros populares que el cantante tanto disfrutaba. Pese a que su salud no estaba del todo bien, hace pocos meses estuvo en el festival del Poncho en Catamarca y en el de La Paz, donde era prácticamente un lugareño más. 
Este año, el cantor del pueblo recibió una catarata de homenajes. El Festival del Río, en febrero, tuvo un apartado en el que le se reconoció su trayectoria. Ese día cantó hasta que la lluvia se lo permitió, siempre tan feliz con el micrófono en la mano. En junio, el Poder Legislativo lo consagró Hijo dilecto de la provincia y el Concejo Deliberante de Juana Koslay, Ciudadano Ilustre. “Nunca me sentí tan reconocido en mi provincia”, dijo por entonces, absolutamente sabedor que la enfermedad se lo podía llevar en cualquier momento.
"Juanón" nació el último día de 1946 en un paraje cercano a San Luis. Su vida de 68 años se podría resumir en el canto, la música, sus cuatro hijas y dos enormes perros que la noche de su muerte no pararon de llorar en el patio de su casa, en la ciudad de La Punta.

 


LA MEJOR OPCIÓN PARA VER NUESTROS CONTENIDOS
Suscribite a El Diario de la República y tendrás acceso primero y mejor para leer online el PDF de cada edición papel del diario, a nuestros suplementos y a los clasificados web sin moverte de tu casa

Suscribite a El Diario y tendrás acceso a la versión digital de todos nuestros productos y contenido exclusivo