Después de una trayectoria intachable en la que tocó con todas las grandes del rock argentino, es la época de que Black Amaya coseche el reconocimiento. Eso sucedió en la primera noche del Calle Angosta rock, el festival villamercedino que comenzó con lluvia.
La sabiduría, la humildad, el don de buena gente del baterista de "Pescado rabioso" y "Pappo's blues" fueron enalzados en un momento previo a su performance sobre el escenario. Black -radicado en Concarán hace años- recibió por parte de los organizadores una placa en su honor.
En su Facebook, Amaya alguna vez escribió: "En un país donde hay pibes que se mueren de hambre, el que se siente estrella es un idiota". Esas palabras se reflejan también en el modo de actuar de un hombre que escribió páginas completas de la música popular argentina.
Black se paseó por el backstage con la sencillez de quien vive en la paz, acaso después de épocas de turbulencia. Esa paz le permitió regresar con una banda nueva -"Los comechingones", integrada por músicos de San Luis y por su hijo- a los grandes estadios, a los grandes festivales.
Hasta ahora, el nuevo proyecto del baterista, como sus bandas anteriores, gozaban del prestigio que le prodigaba el público atento a la carrera de la leyenda. Pero masivamente no había tenido la oportunidad de presentarse.
La banda cerró la primera noche del Calle Angosta rock con un tributo al rock nacional y la sensación madurada de que hay canciones que permanecerán para siempre en los escenarios.
Además de la emoción por la presencia de Black y de la andanada de rock local que hubo en la noche mercedina, otro de los elementos que acompañó la primera jornada -el jueves- fue la lluvia. Las idas y vueltas de las precipitaciones marcaron también el ritmo de la presencia de público.
Si bien la velada no se suspendió en ningún momento y siempre hubo un grupo de chicos inamovible a la espera de la música, las familias se acercaron al predio en la medida en que la lluvia cesaba.
A las 21 -el horario en que el grueso del público estaba llegando-, la tormenta se descargó con fiereza sobre Villa Mercedes y obligó a muchos a refugiarse en sus casas o en lugares cercanos. El vendaval duró unos 20 minutos y cuando menguó, fue notorio cómo muchos se decidieron a regresar.
"La música es más fuerte", dijo un chico que tomado de la mano de su novia ingresaba al predio a esa hora, con las demostraciones del agua caída.
Cerca de la una de la mañana, cuando Amaya daba su set, hubo otro momento de zozobra climática que se calmó con la banda decidida a seguir dando su show, que duró media hora más de lo estipulado.
Los encargados del sonido dieron el visto bueno para que los recitales continuaran y de esa manera la noche se hizo una sola, mientras los bares de los alrededores seguían recibiendo gente y las múltiples actividades de las adyacencias se refugiaban del agua.
Entre las bandas de San Luis que pasaron por el escenario se destacaron los raps de "Genesys", cuatro hiphoperos que gritaron sus inconformidades al viento, y la prolijidad de "Starosta", un grupo de San Luis que demostró que no le quedan grandes, los grandes festivales.
"Rust" fue pura potencia rockera con covers, "Los ex" se animaron a los coros femeninos en una formación muy numerosa; "Después t digo" fusionaron reggae y rock con estilo; "Veneno de ángel" olió a espíritu adolescente con la potencia como bandera; "Antisoxial" se entregó a un set rabioso con una remera de "Pantera" encabezando el escenario; y "Muerto el perro" se consolidó como una excelente banda, ideal para ser soporte.
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