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Justo Daract: liberaron al joven acusado de atropellar a una inspectora

Por redacción
| 11 de enero de 2017
Prueba crucial. Una filmación develó que el operativo vehicular no estaba bien señalizado. Foto: captura del video.

Paola Romina Guevara dijo que intentó por todos los medios a su alcance pedirle a Alexis "Rafita" Fernández que parara su moto. Le gritó, le hizo señas con las manos y le pitó dos veces el silbato, según ella. Los uniformes de inspectores de Cuerpo de Tránsito Municipal de Justo Daract que vestían ella y su compañera y los conos de señalización vial, de alguna manera, la ayudaron a reforzar su pedido, porque daban cuenta de que allí hacían un operativo vehicular. Pero un video que captó la cámara de seguridad de un ciber develó que lo que, en verdad, sucedió en la esquina de Hipólito Yrigoyen y Maipú contrasta bastante con lo que contó la víctima. Ni el lugar estaba señalizado ni ella intentó frenar al motociclista que la atropelló. Sin muchos más elementos para mantenerlo en una celda de la Comisaría 18ª por el hecho, el juez Contravencional y Correccional, Santiago Ortiz, liberó al chico.

 


Le dictó la falta de mérito por los delitos de “resistencia a la autoridad” y “lesiones leves agravadas”.

 


Además del DVD, que contiene  la filmación, y el testimonio de la damnificada, el magistrado evaluó las declaraciones de la otra inspectora, de dos conductores que unos segundos antes del accidente pasaron por la esquina en cuestión y se acercaron a ver lo que había ocurrido y de los dos policías que llevaron adelante las averiguaciones. También valoró el informe que los médicos del Hospital de Justo Daract elaboraron sobre el corte que Guevara sufrió en la pierna derecha.

 


El juez comienza a explicar su resolución recordando lo que relató la empleada municipal.

 


La mujer dijo que desde hace un año trabaja en la Municipalidad. Señaló que el martes 3, al mediodía, con su compañera, Gimena Juliana Pereyra, iniciaron un control vial, tipo cerrojo, al frente del Municipio. 

 


“Fue allí cuando la denunciante se percata de que, en sentido oeste a este, circulaba una motocicleta 150, negra con gris”, recuerda Ortiz sobre lo que declaró la damnificada. La inspectora también vio que la moto era manejada por alguien que ya conocía de vista y de nombre, Fernández. Detrás de “Rafita”, iba un amigo, Mario Figueroa.

 


La mujer afirmó que, cuando advirtió que la Appia se le avecinaba, le ordenó a su conductor que frenara. Pero el motociclista no bajó la velocidad. Según ella, tocó su silbato y le hizo ademanes al chico. Todo fue en vano, y Fernández la llevó por delante con su motocicleta. La hizo caer y la lastimó por debajo de la rodilla.

 


El joven en ningún momento se acercó a ayudarla, dijo la inspectora. Al contrario, se levantó y trató de escapar. No lo consiguió porque Pereyra fue más rápida y le quitó las llaves de la Appia.

 


Pero “la grabación fílmica con la secuencia exacta de los hechos (…) difiere sustancialmente con lo denunciado por Guevara”, remarca el juez instructor en su resolución.

 


En ella puede verse –dice Ortiz- que los conos naranjas de prevención sólo estaban por avenida Yrigoyen. Asimismo las inspectoras estaban paradas, una cuadra más adelante, en Yrigoyen y pasaje Maipú, sobre el asfalto, a un costado del cordón, del lado izquierdo de la primera arteria y “sin ninguna medida de seguridad o prevención que indicara a los transeúntes que hacían un operativo; asumiendo si se quiere una actitud expectante con los vecinos que transitaban a esa hora, por ese lugar”, detalla.

 


Indica que en el video no logra ver que la damnificada accionó el silbato o realizó gestos con las manos, que pudieran haber prevenido a Fernández sobre el control vial. Entonces, cuando Guevara caminó y se ubicó en medio de la calzada (de la avenida) fue arrollada por un motociclista que, por la trayectoria y velocidad que circulaba, no pudo evitar la colisión, explica el magistrado.

 


A eso el juez le sumó los testimonios de Lanzetti y Guiñazú, dos automovilistas que, si bien vieron a las empleadas municipales paradas a un costado de la avenida, no advirtieron los conos naranjas ni que les hicieran señas a los conductores.

 


Es más, Guiñazú contó que cuando escuchó el estruendo del choque se bajó de su vehículo y fue a ver lo que había sucedido. Vio a una chica tendida en medio de la calle y, a un costado, dos jóvenes caídos con una moto al lado. "Uno de ellos se fue... Pero el otro se paró, levantó la moto y la puso a un costado. Se quedó ahí y pedía perdón", declaró. El muchacho al que se refería era "Rafita".

 


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