19°SAN LUIS - Jueves 25 de Abril de 2024

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Tengo un hijo adolescente… ¡socorro!

Imaginemos que un automóvil carga combustible en una estación de servicio y luego se va. Recorre una distancia corta, vuelve al mismo lugar para cargar combustible otra vez y se vuelve a ir. El vehículo va y viene de la estación de servicio y progresivamente carga más nafta, por lo que es capaz de realizar recorridos más largos. Finalmente llega el momento en el que llena el tanque y toma la decisión de emprender un viaje largo. Pero sabe que, cuando lo desee o lo necesite, puede volver allí en busca de combustible.

 

La estación de servicio representa el hogar. Con los años nuestros hijos aprenden a distanciarse de a poco. Aunque ellos van saliendo de este, lo cual es perfectamente normal, siempre el hogar (a través de los padres) debe contar con “combustible afectivo” para brindarles.

 

La etapa de la adolescencia suele tener mala prensa, pues la percibimos como una etapa de aprendizaje turbulenta. Esto se debe a que el núcleo principal de esta es la “construcción de la identidad”. Ese ser humano está intentado descubrir: quién soy, qué puedo hacer, con quién y hacia dónde voy. Se trata, en realidad, de un proceso de separación y diferenciación de los padres.

 

 ¿Por qué un adolescente repite: “No estoy de acuerdo” y se revela? En el fondo, está buscando que le respondan esta pregunta: “¿Me vas a amar igual, a pesar de que yo sea diferente de vos?”. Esto es lo que subyace en esta etapa que parece estar repleta de conflictos. Cuando los padres aman a su hijo/a adolescente tal como es, su turbulencia interior disminuye y puede avanzar en la construcción. Caso contrario, la crisis se potencia.

 

Te invito a analizar tres “depósitos” positivos que los padres podemos hacer en nuestros hijos adolescentes:

 

 1. Confiar en ellos y transmitirles valores El adolescente tiene muy en claro qué es lo que NO quiere y lo que NO le gusta. Los padres podemos “atarlos” de manera positiva: “Confiamos en vos”; o “sabemos que lo vas a hacer bien”. Este es un modo de transmitirles valores positivos, como la honestidad, que los conducirán a tomar las mejores decisiones en su vida.

 

2. Estar disponibles para ellos Es fundamental entregarles a los hijos el mensaje de que estamos disponibles para ellos toda vez que lo necesiten. Aunque se nieguen a hablar, podemos decirles: “Sabés que siempre podés contar conmigo para lo que sea”.

 

3. Respetar sus ideas Todo adolescente desea tener sus propias ideas. Salvo temas muy puntuales y delicados, sobre los que necesitamos hacerles saber que son malos, una buena idea es mirar la tele o una película juntos y generar un debate donde ellos puedan dar su opinión al respecto. “Nuestra opción” y, sobre todo, el respeto hacia ellos colaboran para que puedan seguir construyendo su identidad y, en especial, para que se sientan amados.

 

Como padres, no le temamos a esta etapa que es tan maravillosa como todas las demás. Es un proceso que podemos transitar y disfrutar juntos, a pesar de la resistencia que pueda surgir de ambas partes, y que nos puede dar grandes satisfacciones.

 

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