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Generarán energía limpia con purín de cerdo

Por redacción
| 19 de marzo de 2017
Biodigestor. La materia orgánica se diluye con agua para que fermente sin la presencia de oxígeno.

El viejo dicho que decía que “chancho limpio nunca engorda” ha quedado obsoleto y además trae problemas a la salud pública. Por eso el Programa Energías Renovables y Eficiencia Energética, que depende del Ministerio de Medio Ambiente, Campo y Producción, trabaja en un proyecto que ayudará a los productores porcinos a mejorar la sanidad e higiene de sus corrales, al mismo tiempo que proveerá de energía limpia y renovable, con una importante baja de costos. Lo que pretende la dependencia oficial, en conjunto con los institutos nacionales de tecnología agropecuaria  (INTA) y el de tecnología industrial (INTI), es generar energía eléctrica y térmica con biodigestores, que se alimentarán de los purines (orina y excremento) de porcinos y de los verdeos que provienen del maíz.

 

El proyecto para generar bioenergía del tipo renovable a través de biodigestores combinará a la producción agropecuaria con el cuidado del medio ambiente.


La propuesta, además, pretende cuidar el medio ambiente a través de la generación de energías renovables que pueden encontrarse en cualquier desecho orgánico. En este caso los dos institutos nacionales colaboran brindando su aporte técnico y con el estudio de los materiales disponibles para llevar adelante la idea.

 


El jefe del programa Energías Renovables, Luis Rastrilla, habló con la revista El Campo sobre la importancia que tiene un estudio de este tipo y adelantó que busca inversiones privadas que complementen los aportes que pueda derivar el Estado provincial.

 


Rastrilla, para empezar, explicó qué es un biodigestor y para qué puede ser utilizado. “Es un recipiente herméticamente cerrado que se carga con materia orgánica. A partir de allí se genera una fermentación anaeróbica, es decir sin la presencia de oxígeno, que permite que se produzca el biogás. Además, en ese proceso químico queda, como subproducto, un biofertilizante que sirve como abono. A su vez, este material puede reutilizarse para el riego de los cultivos, que tienen por fin alimentar el biodigestor, y así se cierra la rueda”, comentó el funcionario dando cuenta de la cantidad de desechos que pueden utilizarse y reutilizarse a partir del uso de la maquinaria.

 


“El proyecto, que se desarrolla junto a los profesionales del INTI y el INTA, en principio apunta a analizar la ubicación de los establecimiento productivos porcinos para saber cuáles son los lugares propicios para ubicar la tecnología que, por sobre todas las cosas, busca cuidar el medio ambiente. Entre los requerimientos que serán útiles para el plan, estará encontrar campos que tengan una cantidad óptima de madres y de animales que generen el estiércol suficiente para la alimentación diaria del biodigestor. Será de mucha importancia evaluar los accesos en los caminos rurales que permitan el ingreso del transporte adecuado. También va a ser necesario que pueda trabajar en las cercanías de las producciones de maíz, con una infraestructura eléctrica adecuada que permita luego hacer la inyección de la energía que se genere a partir de la aplicación de este proyecto”, agregó Rastrilla.

 


El funcionario también explicó cómo se usará la energía. Aseguró que con todas las condiciones dadas, ese punto será lo de menos. “A través de la biodigestión se produce biogás, que sirve de combustible para cualquier motor que entre sus funciones tenga la de generar energía eléctrica, por ejemplo. A partir de allí, la idea es mandar esa energía a la red pública para que pueda ser aprovechada por toda la población”. Y agregó que “se puede utilizar en sistemas aislados de la red, en dispositivos domiciliarios o particulares; o bien puede ser de uso público. Para realizar la tarea comunitaria se necesitan permisos y los contratos adecuados con la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (CAMMESA). El año pasado el gobierno nacional llevó adelante distintas licitaciones para la compra de energía eléctrica proveniente de fuentes renovables”, aseguró Rastrilla, quien proyecta que la energía puede ser, si así lo dispone el Gobierno, vendida fuera de las fronteras de San Luis.

 


Este proyecto habla a las claras de la intención que tuvo el Gobierno de San Luis al fusionar ambos ministerios, el del campo y el de medio ambiente. “Lo interesante de la iniciativa es que conjuga producción agropecuaria local con el cuidado ecológico. De alguna manera soluciona el problema ambiental de los criadores de cerdos, que es el que genera a diario la acumulación de materia fecal y orina de sus animales. Así se hará un aprovechamiento de los desechos de los porcinos”.

 


“La idea es contactar luego a los productores porcinos y de maíz para ver si les resulta de interés y en una etapa posterior ver la posibilidad de captar inversores que estén en el campo de las energías renovables y quieran poner plata en este plan para generar biogás. La provincia también evaluará la manera de desarrollarlo”, se entusiasmó el funcionario.

 

Enumerando los aspectos positivos que traerá la idea, Rastrilla detalló: “A partir de la técnica del biodigestor se puede generar energía térmica y eléctrica en una zona determinada y además con el subproducto ahorrar en el consumo de agua para el riego del maíz que se use para la alimentación del biodigestor. Muchos de los productores porcinos tienen en sus campos plantaciones de maíz para la alimentación de las piaras, lo que les traerá más beneficios”.

 


“Los biodigestores tienen un costo elevado. Claro que dependerá de su tamaño, pero el que necesita San Luis ronda los 400 millones de dólares de inversión".

 


Está incluido dentro del proyecto hacer la evaluación económica que luego servirá para participar de las licitaciones a nivel nacional por la venta de energías renovables. La idea es poder colocar varias de estas tecnologías, siempre en puntos estratégicos de la provincia”, contó Rastrilla.

 


Hay ejemplos a nivel mundial de los que los investigadores se sirven para imitar y aplicar a nivel local. “Alemania es el país que hace punta en las energías renovables. Allí hay cientos de biodigestores en toda la extensión del territorio. Nosotros tenemos posibilidades de usar los conocimientos de ese país como testigo e imitar las características de los desarrollos”, dijo el jefe del Programa Energías Renovables, quien añadió que también hay pruebas hechas dentro del país. “En la Argentina hay algunos proyectos. En Río Cuarto existe un establecimiento que se llama Bioeléctrica que funciona con una aparatología similar a la que analizamos aquí. Nosotros en San Luis tenemos un biodigestor privado en Yanketruz, el criadero de cerdos de Juan Llerena que fue inaugurado hace un par de años y utiliza en todos los aspectos tecnología de punta. Ellos utilizan el estiércol proveniente del criadero”. 

 


El año pasado fue un momento clave, porque se le dio forma a la idea y comenzaron a avanzar en la implementación. “Estuvimos viendo cuál es la mezcla óptima entre purines y maíz que se necesita para definir el lugar adecuado. Hay parámetros y características que deben tenerse en cuenta para la generación de energías renovables “, dijo Rastrilla.

 



Otra de las patas del proyecto

 


El técnico e investigador del INTA, Guillermo Más, es quien junto al INTI y al Ministerio del Campo evalúa poner en marcha la generación de energías renovables. “El convenio ya viene desde hace un año. Ahora trabajamos en una segunda etapa. La idea de la provincia es generar biomasa. Al comienzo realizamos tareas de relevamiento para saber con qué elementos contábamos para el objetivo. Por ejemplo, el INTI relevó los residuos provenientes de diferentes industrias. Por su parte lo que hizo el INTA fue indagar sobre fuentes de biomasa vegetal relacionadas con el agro y con los recursos naturales”.

 


De allí fue que concluyeron que tomarían, como fuente, el estiércol porcino. “Esas clases de producciones, cuando tienen mucha envergadura, deben usar la técnica de confinamiento. En esos casos la orina y el estiércol deben ser recolectados. En general se depositan en lagunas que quedan abandonadas, con la contra que contaminan y no se aprovechan. En esos casos es ideal usar un biodigestor que se alimente de estiércol, y además consideramos agregarle silaje de maíz para aportar mayor energía”, aseveró Más.

 


“Los establecimientos que hemos considerado como posibles fuentes de energía son aquellos que tienen encerrados un mínimo de 104 madres, más todo el resto del ciclo, es decir la cría de los lechones y el engorde. Un galpón de esas características tendría un total de 1.000 animales, lo que representa una cantidad diaria de purín para un biodigestor que genere 1 megawatt de potencia. Como dato sabemos que en San Luis hay criaderos con mucha más cantidad de animales, por lo que ahora nos preguntamos hasta cuántos mega watt podemos generar”, enfatizó el técnico. Y dio más datos numéricos:“Se necesita una cantidad de humedad óptima para el uso del biodigestor, por lo que debemos estudiar cuáles serían las proporciones de estiércol, orina y maíz. En total se deben generar 13 toneladas diarias de purín y 56 toneladas de maíz, que se consiguen en 700 hectáreas para alcanzar 1 mega watt”, dijo el investigador del INTA.

 


También se hicieron evaluaciones financieras para saber la relación entre el costo y el beneficio. “Ya tenemos una idea de cuánto purín de cerdo y silaje de maíz se necesitan, ahora podemos determinar qué tamaño debe tener el biodigestor. A partir de allí supimos que la inversión se puede recuperar en menos de seis años, pensando en una planta que tendrá una vida útil de 20 años”, añadió Más.

 


Dentro de la evaluación de costos, la ubicación de los generadores de energía que funcionan con materia orgánica es otro punto a tener cuenta. “El purín y el silaje de maíz deben ser llevados al biodigestor. Si éste se encuentra a una distancia considerable de los campos generadores de desechos, se le agrega el costo del traslado, un gasto que puede evitarse si se hace una buena planificación”, concluyó el especialista.

 



La realidad en los campos locales

 


Para conocer más sobre el manejo que tienen en los corrales con cerdos, la revista El Campo, habló con Patricio Montero, quien desde hace 15 años se dedica seriamente a la producción de cerdos, pero que desde su infancia, en el campo de La Cumbre donde hoy tienen el criadero, creció con ellos. “Dentro de los corrales tenemos fosas a las que van a parar tanto el excremento como la orina de los porcinos. Aquí dos veces por semana lo recogemos y lo vertimos a través de cañerías. Eso se tira y no lo usamos como fertilizante”, dijo, dando cuenta de lo que pasa en muchos criaderos de cerdos de la provincia en donde aún no se aprovechan estos residuos, que en el caso del campo de Montero, generan por semana alrededor de 2.000 litros de estiércol y orina que se diluye con agua.

 


Existe un problema de contaminación que debe ser atendido y en el que los organismos nacionales y provinciales ya trabajan. “Para los campos que son planos se presenta un problema. Colocan los desechos en estiercoleros, que son unos tanques en los que luego transportan el contenido a los cuadros de siembra. En las zonas de poco campo, en las que encierran a los animales para aprovechar el espacio, se hacen tareas similares”, contó el productor, que tiene vasta experiencia en la cría de cerdos y sabe que son pocos los casos en los que se reutilizan los residuos, que pueden resultar tóxicos ante un mal manejo.

 


Ante la consulta de cuáles son las precauciones que toman para mantener los corrales limpios y no contaminar, Montero explicó: “En el caso de los galpones a donde se encierra a los reproductores sí o sí hay que hacer el desagote de las fosas dos veces por semana como mínimo. De no hacerlo podemos llegar a tener problemas reproductivos. Las bacterias que pueden alojarse entran por la vulva de la cerda y la hacen abortar”.

 


“El problema que hay en los criaderos y que también puede afectar a los animales es la triquina y el aujeszky. En mi establecimiento no tenemos esas enfermedades porque los porcinos están bien alimentados con los complementos correspondientes. Hablamos de maíz, expeller de soja y el núcleo vitamínico mineral”, dijo el productor, quien tiene 130 madres, sobre el manejo en sus corrales.

 


En cuanto a la sanidad, el hombre que tiene su campo a poco más de 20 kilómetros de la ciudad capital explicó que “el tratamiento sanitario es muy básico y sencillo. Destetamos a los 28 días; previo a eso, la cría come un alimento en simultáneo que la ayuda al crecimiento y disminuye el estrés. Luego se pone el remedio para desparasitar en la comida, tarea que se realiza una vez por mes. En épocas de frío hacemos controles de la neumonía, a la que los cerdos son propensos. En ese caso se les aplica un antibiótico”.

 


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