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"Es importante no alterar el equilibrio ecológico en las sierras"

Por redacción
| 04 de junio de 2017
Aguado proyectó el trabajo en laguna de guanacache. Foto: El Diario

El agrimensor Guillermo Aguado mostró su preocupación de que el cambio climático no altere el régimen de lluvias sobre las sierras de San Luis. “El Gobierno está actuando bien porque hay una ley de protección de las sierras, pero hay que tener cuidado. Porque es la zona donde tenemos más precipitaciones y nos abastece de agua para consumo a toda la provincia. Y si el día de mañana, por equis motivo, se desplazara esa zona de lluvias lejos de las sierras, nos quedaríamos sin agua. Por eso es tan importante no alterar el equilibrio ecológico que existe en esa zona”. 

 


El reconocido profesional se ha especializado en la conservación del agua y explicó que “desde que existe el universo hay una misma cantidad de agua que se mantiene hasta ahora”. Lo que hace que se mantenga en equilibrio es el ciclo hidrológico que se produce con la transpiración de las plantas y sudoración de los animales por efecto del sol, se denomina evaporación, que al llegar a la atmósfera se condensa y vuelva a caer a la tierra en forma de precipitación.

 


“Lo que el cambio climático provocó fue el desequilibrio natural que había entre las diferentes regiones del planeta. Cada una estuvo en equilibrio mientras se mantuvo la misma superficie de monte nativo y de plantaciones agrícolas, pero a medida que se fue desmontando el bosque nativo  se fue desequilibrando el ciclo hidrológico. Entonces en algunas regiones empezaron a aparecer los excesos de agua, pero eso no quiere decir que venga de otro lado, sino que en otra región empezó a llover menos o incluso a producirse sequías”. Entre los motivos que generaron ese desequilibrio, Aguado mencionó “la desforestación, la mano del hombre y el exceso de riego con agua subterránea; también es otro inconveniente”.

 


Por supuesto que admitió que “el progreso es necesario, pero hay que hacerlo con restricciones y cuidados para no lamentarnos. Se pueden seguir desarrollando las zonas urbanas pero evitando que sea hacia las montañas, porque si avanza el desmonte, se genera que cuando llueve el agua baje mucho más rápido y la contención la terminan haciendo las ciudades y no la tierra”.   

 


Y recordó que una de las zonas de la provincia de San Luis donde se produjo ese desequilibrio fue Desaguadero, donde están las recuperadas Lagunas de Guanacache: “Hace muchos años ese lugar era como una gran pileta y esa zona se mantenía en perfecto equilibrio. Pero con el  tiempo ese río que se forma con el agua de deshielo desde la cordillera se secó por el uso excesivo que hicieron las provincias de Mendoza (para riego de las viñas) y San Juan (por el trabajo de mineras de Veladero y Agua Rica). Pero además la nieve que se acumulaba en la montaña se empezó a derretir a fines del invierno por el aumento de la temperatura”.

 


El agrimensor detalló que el trabajo de las mineras afectó esas masas de hielo “porque cuando realizan las explosiones esa carbonilla se asiente arriba, le quitaba el brillo y generaba que los rayos del sol penetraran directamente por efecto de la oscuridad que atrae más los rayos solares”. Eso influyó sobre el agua que traía el río Desaguadero y llegó un momento que empezó a secarse y por otro lado las mismas lagunas empezaron a formar barrancas y el agua que antes se juntaba empezó a correr directamente al cauce del río o se perdía en el camino. Por eso una zona que tenía buena cantidad de agua quedó seca porque se perdió el ciclo de la evaporación”.

 


Por eso el Gobierno de la Provincia apuntó a restaurar esas lagunas “y se hicieron dos tapones aunque sea para contener la poco agua que se podía conseguir y así se logró que se formara otra vez un espejo de agua para que vuelva a producirse lentamente el ciclo hidrológico y abandonar el ciclo vicioso anterior”. Y contó que ahora “mucha gente de esa zona nos cuenta que les apareció el rocío en los pastos por la mañana que hace tiempo no se formaba”.

 


Aguado trabajó en esa “acción precisa que tomó el gobernador Alberto Rodríguez Saá para reponer otra vez el equilibrio en esa zona al igual que lo está haciendo ahora con la Colonia de los Manantiales,  en la Cuenca del Morro, por donde pasan dos manantiales subterráneos”. Y recordó que “ésa era una zona donde el suelo era para actividades ganaderas, pero al avanzar la frontera agrícola, se desmontó para plantar mayormente soja y se produjo el desequilibrio”. Esto se alteró porque los 500 o 600 milímetros que caían al año en esa zona eran absorbidos por los montes autóctonos, pero al plantar en su mayoría una pastura que sólo absorbe 200 milímetros esos manantiales aumentaron su caudal y arrasaron con todo ese terreno.

 


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