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Anahí y Silvana: lucha femenina para reabrir Cerámica San Luis

Integran la nueva cooperativa y junto a sus 62 compañeros trabajan para poner en marcha la planta.

Por redacción
| 30 de julio de 2017

Hablan tranquilas, relajadas, se miran y sonríen lo que demuestra un gran compañerismo entre ellas. Nada pareciera indicar que esos rostros alegres vivieron meses de preocupación, desconcierto y hasta depresión. Anahí Meneses y Silvana Orozco integran la Cooperativa Cerámica San Luis, la fábrica que, después de haber sido cerrada, tomó impulso gracias al apoyo del Gobierno que expropió las instalaciones y actualmente está siendo levantada por 64 obreros. Ellas son las únicas mujeres en semejante logro. Pero el género no es más que un factor secundario en la lucha por recuperar el trabajo. Ellas se identifican como "pares".

 

Son "mercedinas por adopción". Meneses arribó hace cinco años de Bahía Blanca, Buenos Aires,  y Orozco llegó en el '90 de La Paz, Mendoza.

 

A Silvana ningún rincón de la planta le es ajeno. Entró cuando la firma tenía otro nombre y luego permaneció los años en los que el grupo San Lorenzo se hizo cargo. “Estoy desde que era Sassuolo, fui secretaria de gerencia durante 26 años y medio”, contó.

 

 

Anahí, en cambio lleva sólo un año al frente de la Coordinación de Higiene, Seguridad y Medio Ambiente. Ingresó en enero del 2016 y a principios de este año le llegó la terrible noticia. Un taxi la esperaba en la puerta. Había quedado sin trabajo. “Cuando entré, la planta estaba repuntando en calidad, producción, tenía una excelente performance, era interesante y el puesto para mí era desafiante porque antes era asistente y ahora asumía como coordinadora. Pero fue sólo ese año. El 4 estábamos con Silvana haciendo el cierre de indicadores y nos llamó el gerente. Así que juntamos las cosas personales y nos fuimos”, recordó.

 

Los directivos les advirtieron a los casi 150 empleados que iban a suspender las actividades hasta febrero, pero cuando ya no quedó nadie, avisaron que se iban. La mala noticia les causó un gran impacto a los 150 despedidos pero en Anahí fue peor y le provocó una gran depresión. “Llegué a casa, mi marido me abrió la puerta y me largué a llorar. Fue un proceso que me costó, me llevó un tiempo. Fue muy feo porque a fines de enero le festejábamos el cumpleaños a mi hija en Bahía Blanca, porque casi toda la familia está allá. Si bien disfrutamos la noche, el volver a la realidad fue horrible, me afectó la salud", comentó.

 

En medio de la incertidumbre, Silvana fue una de las pocas que siempre creyó, y aún confía en que la industria iba ser reactivada. “Jamás pensé ‘se va a cerrar’. Incluso cuando lo hicieron, yo sabía que algo iba a pasar para que reabriera porque hay mucho potencial de parte de la gente que trabaja. Ellos empezaron a amar mucho a la planta y no necesitan a un supervisor encima. Toman un mate y se meten de cabeza, conocen los equipos, se sientan, trabajan. Siempre estuvieron tapados y ahora han explotado. Había que arreglar máquinas viejas, que habían destrozado y esa gente se sentó y lo hizo”, sostuvo.

 

Desde el 1 de junio, la cooperativa emprende una nueva etapa y por más que el camino por recorrer es desconocido, se sienten seguras de los pasos que dan junto a sus compañeros. "Nos volvemos a sentir útiles. Toda la vida estuvimos ahí y pudimos volver a nuestros puestos. Hemos tenido demasiada suerte, hemos sido bendecidos. Cuando Juan Carlos (Vega, el presidente de la cooperativa) fue a casa a decirme que querían contar conmigo, me gustó el desafío. Tenía miedo a que nos equivocáramos, de fallarle al Gobierno que nos apoya física y económicamente. Pero mi esposo Emilio me dijo que volviera porque siempre había amado esa empresa", sostuvo la administrativa.

 

En las instalaciones de la fábrica, las damas son las más mimadas. "Los chicos se cuidan de hacer chistes y si se les escapa algo, piden disculpas. Son súper correctos. A veces, si necesitamos correr muebles, vienen para que nosotras no hagamos esfuerzo. Esta oportunidad nos permite conocernos más y vernos como pares", coincidieron.

 

Y así, codo a codo, más el apoyo del Ejecutivo aseguran que viven "una experiencia nueva. Tenemos que aprender, fue una gran esperanza para muchas familias. No creo que vamos a fracasar", expresó Silvana.

 

Las dos sueñan con tener los cerámicos listos a principios de setiembre. "El Gobernador se llevó una alegría grande y se dio cuenta de que todos nos tomamos esto en serio porque hicimos andar el 40 por ciento sin un peso. Si eso no es amor al trabajo y la planta, ¿qué es? Yo me siento súper agradecida de que me hayan incluido en esto que es hermoso", consideró Anahí.

 

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