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"Hay que contar con un espíritu emprendedor"

Comparó a la impresora 3D con una herramienta de trabajo que solo usan los especialistas.

Por Matías García Elorrio
| 17 de septiembre de 2017
Capacitadora. Presti dio la primera clase de la diplomatura.

Irene Presti es puntana y presidente de la Cámara Argentina de Impresión 3D y Fabricaciones Digitales. La emprendedora aclaró que si bien se trata de una “tecnología abierta”, porque por internet se pueden conseguir todo tipo de tutoriales para armar una impresora y aprender a usarla, “hay que tener mucha paciencia y contar con un espíritu emprendedor o de alta curiosidad porque se requiere de cierta preparación previa para utilizarla. Si no sos una persona idónea puede ser que tengas la impresora en tu casa y no la pueda utilizar, porque ninguna funciona con sólo apretar un botón”. Y anticipó que “no creo que en el futuro vaya a cambiar esta situación porque se van a sumar los parámetros y la necesidad de tener más conocimientos”.  

 

Presti se graduó como licenciada en Artes Visuales en la Universidad Nacional de Córdoba y este año empezó a dictar la diplomatura en impresión 3D en la Universidad de La Punta, que en esta primera etapa está dedicada a docentes de escuelas técnicas. Contó que esa organización “surgió hace dos años a partir de eventos que organizamos con un grupo de emprendedores que ofrecían servicios de impresión en 3D con la idea de difundir esta nueva tecnología, porque en ese momento no se sabía bien para qué servía. Así que decidimos unirnos para difundir las técnicas y capacitarnos”.

 

Hoy son los principales referentes de esta actividad que agrupa a unas 20 empresas relacionadas con esta tecnología: desde fabricantes de impresoras, insumos y pymes que ofrecen todo tipo de diseños, productos y servicios. Incluye también capacitación de recursos humanos y además fomentan el desarrollo y la investigación. Presti aclaró que “la fabricación digital está dentro de la impresión 3D porque es una manera más de producir en ese formato y nosotros la incluimos porque hoy es la que más se ha desarrollado a través del uso de una computadora”.

 

La diseñadora dijo que “hasta el año pasado sabíamos que había en el país unas 5.000 impresoras registradas entre empresas y personas físicas, pero a partir de la apertura de las importaciones que le permitió a mucha gente tener acceso a esa tecnología, porque la envían directamente al domicilio, sabemos que ese número aumentó pero no sabemos cuánto”. Y reconoció que esta decisión del gobierno nacional los ha perjudicado “porque a los socios fabricantes, que son unos diez, se les hace imposible competir contra los 400 dólares que vale comprarla una en China, que además te la entrega en tu casa a los diez días”. En cambio dijo que “un prototipo fabricado en Argentina arranca desde los 15 mil pesos, pero tenés la tranquilidad de contar con asistencia técnica todas las veces que lo necesites y por supuesto acceder a todos los repuestos e incluso te dan cursos para que vos mismo la puedas armar y ponerla a funcionar”.

 

Sobre el avance de esta tecnología se mostró cautelosa: “Si la impresora es necesaria, la gente la va a comprar porque no es más que una herramienta de trabajo. Lo que no creo es que en cada casa se instale una. Muchas veces los fabricantes, con el afán de vender, hacen una publicidad que lleva a pensar que es necesaria para todos, pero en la práctica no es así”. Como ejemplo citó el caso de un médico cirujano que se compró una para producir órganos iguales a los reales que después debe operar: “Ese doctor está fascinado porque ahora puede practicar con ellos antes de realizar una cirugía y eso es una gran ventaja”.

 

Otro tanto sucede con la industria, “porque ahora cada fábrica puede tener su propio laboratorio para diseñar los elementos que luego necesita producir. Antes se largaban producciones en serie y muchas veces no era lo que buscaban o lo que el mercado necesitaba. Ahora pueden probar varios prototipos antes de lanzarlo al mercado en menos tiempo y a mucho menos costos”. En cambio relativizó que todas las personas las necesiten: “Sobre todo por el material que se utiliza, que es sintético. No creo que en todos los hogares se necesite tener una impresora 3D porque no es una tecnología que todos necesitemos para resolver los problemas de la vida cotidiana”.

 

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