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Hoy declara el detenido por encerrar y golpear a su pareja

Está imputado por privación ilegítima de la libertad agravada, violencia de género y resistencia a la autoridad.

Por redacción
| 28 de marzo de 2018
En las alturas. Guzmán Molina no quiso abrirle la puerta a los efectivos. Tuvieron que entrar por los techos de las casas vecinas. Foto: Relaciones Policiales.

Cuando vio que los policías rodeaban su departamento por los techos vecinos, Carlos Maximiliano Guzmán Molina largó a su perro, un bull terrier, y tomó un cuchillo, en una inequívoca señal de que no iba a entregarse así como así. Seis efectivos del Coar Bravo lograron, forcejeo mediante, reducir al hombre de 29 años, controlar al animal y entrar a la casa, en donde había tenido encerrada y atemorizada durante toda la madrugada a su novia. Mientras la tuvo confinada en el piso de arriba, la golpeó y hasta le prendió fuego a un colchón y a una colcha, en una maniobra para intimidarla.

 

Hoy, Guzmán Molina deberá responder ante la jueza Penal 3 Virginia Palacios por tres delitos: la privación ilegítima de la libertad agravada –por la relación de pareja que hay con la víctima–, la infracción  a la Ley de Violencia de Género y la resistencia a la autoridad, detalló la oficial principal Yeni Flores, de la Oficina Judicial de la Comisaría 4ª de San Luis, que inició las actuaciones. Ayer a la siesta confirmó que el sumario ya había sido elevado a la magistrado.

 

La víctima tiene 40 años y trabaja en un hospital de la ciudad. Les contó a los investigadores que, si bien hace bastante que conoce a Guzmán Molina, hace unos cinco meses, aproximadamente, empezó a salir con él. Aseguró que previamente no había tenido inconvenientes con él, o una situación como la que vivió anteayer. “Le preguntamos si había sido agredida antes, física o verbalmente, y nos respondió que no, que siempre la relación fue buena”, refirió. 

 

Cada uno tiene su casa. Él vive al lado del domicilio de sus padres, en el pasaje San Cristóbal al 2000. Tiene un departamento que está en la planta alta, dijo Flores. “Visto desde la calle, en la vivienda hay un portón de metal, que corresponde a una cochera. Al ingresar, se observa que en el techo de ese garaje hay un hueco de un metro por un metro, en el que colocaba una escalera común, que usaba para poder acceder al departamento de la planta alta”, describió el subcomisario Alberto Robino, jefe del Coar Bravo, que también intervino en auxilio de la mujer. 

 

Dado que esa escalera de hierro no está amurada, podía ser sacada o colocada para subir en el momento que lo deseara. 

 

Quería que se quedara sí o sí

 

Lo cierto es que Guzmán Molina y la víctima habían quedado en juntarse el domingo en la casa de él, para cenar, y ella fue. Aparentemente la velada transcurrió sin sobresaltos hasta el momento en que ella le dijo que iba a irse a su casa, en la zona este de la ciudad, porque al otro día tenía que madrugar para ir a trabajar. Fue en los primeros minutos del lunes. 

 

El hombre le pidió que se quedara, y ante cada explicación y negativa de ella, él insistió. Después, esas reiteraciones adquirieron un tono cada vez más denso, convirtiéndose luego en intimidaciones y agresiones. “Cerró la puerta con llave, y se la colgó en el cuello. Empezaron a discutir, porque ella quería retirarse y él no la dejaba. Ella dijo que él le tiró una maceta, una silla y otros utensilios que había en la vivienda”, narró la oficial principal. 

 

Producto de los golpes con esos objetos y también de los puñetazos que le dio, la mujer tiene “lesiones, marcas, moretones, en distintas partes del cuerpo”, refirió. 

 

“Así transcurrieron las horas de la noche. Ella nos dice que gritó, pidiendo auxilio. Le tomamos declaración a los vecinos. Pero ellos nos indicaron que si bien ubican a la chica, porque hace un tiempo que frecuenta la casa, no escucharon durante la madrugada gritos, pedidos de ayuda”, informó Flores. 

 

Sacó la escalera y le quitó el celular 
La damnificada contó que el hombre sacó la escalera, para asegurarse que ella no pudiera llegar a la planta baja, y tomar la calle. “En la parte superior hay una especie de balconcito, que sería la parte de arriba del garaje. A los costados están los techos de las casas de los vecinos y de sus familiares. Como él la encerró con llave, y la ventana que tiene en una pieza es pequeña, no tenía por dónde salir”, afirmó la policía. Eso sin contar que él estaba con los ojos encima de ella todo el tiempo, vigilándola, agrediéndola o amedrentándola. 

 

Si bien no la ató, sí la tuvo un rato adentro del baño, sin poner llave, y le quitó el celular, para que no pudiera comunicarse con nadie. “Ella le hablaba, intentaba convencerlo (de que le permitiera irse), y perdió la noción del tiempo. Recién a la mañana logró que él le devolviera el teléfono, y pudo hacer una llamada, a su jefe”, relató. En esa comunicación alcanzó a comentarle rápidamente qué sucedía. 

 

El jefe habló con un efectivo que estaba de guardia en el hospital, para ver si podía ubicarla, y este policía dio el aviso al 911. Fue el puntapié para que iniciara la búsqueda de la mujer, el lunes a la mañana. 

 

Aparentemente, la víctima pudo indicar o dar alguna referencia de la calle en la que está la vivienda donde la tenían encerrada, pero no de la numeración. Distintas áreas policiales, entre ellas la División Respuesta Rápida Motorizada (Drim), trabajaron para  identificar el domicilio.

 

Cuando lo hicieron, golpearon  a la puerta. Pero Guzmán Molina no quería atender. Los uniformados escucharon claramente que una mujer pedía auxilio adentro de esa propiedad. Entonces, el personal del Coar Bravo, que se había plegado al operativo, pidió permiso para entrar por el techo de las casas vecinas. 

 

"Se atrincheró"
“Nos encontramos con un hombre alterado, aparentemente bajo los efectos de alguna sustancia –presumió el jefe del Coar Bravo–. Le pedimos que deponga la actitud, pero largó un perro, para que nos encarara. Y estaba armado con un cuchillo. Se atrincheró en el departamento, pero pudimos controlarlo e ingresar a donde estaba la mujer”. 

 

En el departamento había “gran desorden, y los pocos muebles que hay, estaban todos desparramados”, describió el subcomisario. También había elementos quemados. 

 

“Ella nos contó que él prendió fuego a una bolsa, que arrojó cerca de ella. Así fue como quemó una de las puntas de un colchón y el extremo de una colcha. Es mínimo lo que se quemó”, aclaró la principal. “Primero ella y él también, después, buscaron apagar el fuego (…) Pero a la intención (de causar un incendio) la tuvo”, consideró. Afortunadamente no pasó a mayores. Si se hubiera expandido, quizás el desenlace hubiera sido otro, bastante más grave. 

 

La mujer “estaba con un shock muy grande”, aseveró Robino. Ni bien pudieron sacarla, fue atendida allí mismo, por el médico que fue en una ambulancia del Sempro.

 

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