Contabilizar las interrupciones al tránsito totales y parciales experimentadas por la obra de remodelación que encara la Comuna en la avenida Illia se ha convertido en una tarea imposible, o reservada sólo para los fanáticos de las estadísticas. Desde que la Intendencia de San Luis puso en marcha el proyecto, ya sea para ensanchar veredas, instalar desagües o colocar adoquines, los “piquetes” a la circulación se cuentan por decenas.
Más allá de esta emergencia constante que pone a prueba la gran paciencia de los puntanos, algo que también caracteriza a esta dilatada obra municipal es la negligencia. Es común ver cómo los obreros trabajan sin elementos de seguridad o cortes de tránsito que no cuentan con ninguna señalización.
Precisamente, ejemplos de esta última situación suelen darse los fines de semana. Un sábado a la noche una máquina excavadora descansaba imponente en la intersección con Mitre, a pocos metros del Sanatorio Ramos Mejía. Su ubicación no era azarosa: la habían colocado ahí para impedir el tránsito.
Sin embargo, nadie se había preocupado para poner una cuadra antes un cartel, tacho, botella, cono o cualquier otro objeto que permitiera advertirles a los desprevenidos automovilistas que cruzaban por Pedernera que se dirigían a un auténtico callejón sin salida.
La esperable consecuencia: varios vehículos caían en una trampa tendida por la desidia, lo que provocaba que se generaran filas de coches de manera permanente que se topaban con la impasable excavadora. A los automovilistas no les quedaba otra que salir marcha atrás entre insultos y haciendo “finitos” a las ambulancias y los autos que estaban estacionados.
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