Así funciona un alojamiento para repatriados en la capital puntana
Los huéspedes deben permanecer todo el tiempo en la habitación. El hospedaje debió extremar medidas de seguridad e higiene para recibir a los viajeros.
Había mucho movimiento y hasta se percibía buen humor en el lobby del hotel Aiello, ubicado en avenida Illia al 431. “¿Cómo está?”, preguntó Alejandra Aiello, gerenta del alojamiento, a una señora adulta que, algo sorprendida, contestó: “Bien, qué más se puede decir”. La nueva huésped llevaba barbijo, al igual que su interlocutora, y era escoltada por un oficial de Policía. Se trataba de una de los 20 repatriados que recibió el hotel, que ofrece un servicio especial desde este martes para quienes ingresan a la provincia y tengan que cumplir con la cuarentena obligatoria.
“Había expectativa y felicidad de la gente que es puntana y que está regresando a la provincia. También hemos tenido casos de personas que vienen a trabajar, tienen un contrato laboral y deben hacer la cuarentena para poder reanudarlo”, detalló.
El hotel debió extremar medidas de seguridad e higiene para poder recibir a los repatriados. Cada nuevo visitante es escoltado por la Policía y firma una declaración jurada. Allí el conserje del hotel le explica que durante 14 días no podrá salir de su habitación, con atención dispuesta las 24 horas.
A su vez le entregan un kit de limpieza de la habitación y uno de higiene personal. Las mucamas no pueden entrar, por lo que el orden del cuarto corre por cuenta del huésped.
Al visitante le llevan cuatro comidas diarias, con las bebidas correspondientes.
Más cuidados. Las mucamas se protegen con máscaras acrílicas. Foto: Martín Gómez.
Las empleadas después se encargan de pulverizar con un líquido sanitizante, utilizado también en aeropuertos, todas las áreas por las que pasa el repatriado, como los pasillos.
Toda la basura de la habitación también es fumigada, embolsada y descartada. Los cubiertos son descartables y hay vajilla fija que es lavada con lavandina. La ropa de cama blanca es reemplazada cada dos días. Las mucamas llevan protección: además de barbijo, máscaras acrílicas, guantes y utilizan un uniforme que solamente usan en el hotel.
La temperatura de los visitantes es controlada periódicamente para advertir si tienen fiebre y, en el caso que manifiesten síntomas, el hotel notifica al sistema de emergencias de la provincia.
A su vez, el comisario general de la Policía a cargo del hotel, Guillermo Gil, revisa los paquetes que entren de los familiares de los pasajeros y deliverys.
La tarifa del hotel es de 1.250 pesos por la habitación y 500 por la comida por día, rebajada por la situación de emergencia.
Aiello admitió que la situación del sector hotelero es grave: “No hemos hecho más que acumular deudas. Están todos desesperados. Necesitamos que se reactive. El hotel está vinculado con las empresas turísticas, agencias, remises, alquileres de autos y gastronomía, somos todo un mismo engranaje con distintos participantes. Qué más quisiéramos nosotros que cada ciudadano asuma su responsabilidad social de cuidarse a sí mismo, pero también de cuidar la vida económica de la provincia”.
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