No hay monedas y faltan billetes; redondean a favor de comercios
Si bien la mayoría busca que las operaciones no perjudiquen al público, el escenario obliga a lo contrario.
La falta de cambio es un problema que a lo largo de los años ha despertado rechazos y dolores de cabeza en comerciantes y consumidores. En su momento, el repudio recaía sobre aquellos espacios en los que el vuelto se entregaba a modo de caramelos. Ahora, el fastidio ya no pasa por los giros de golosinas, sino que la clave está en la falta concreta de billetes y monedas. En San Luis, advierten complicaciones con las denominaciones de $10, $20 y $50.
“No hay nada de cambio. No hay monedas. Los billetes se pueden conseguir, pero se complica. Por lo general, tengo que recurrir a redondear, siempre a favor del cliente. Asimismo, sé que en otros casos la diferencia se hace para arriba. Quienes estamos en este sector, sabemos conseguir en las estaciones de servicio, pero es muy difícil y lo poco que da vueltas está muy deteriorado”, manifestó el taxista José Valdez.
El Diario de la República concretó un relevamiento en la ciudad para conocer el panorama. La mayoría de los comerciantes consultados reconoce el faltante y aseguran que implica un obstáculo a la hora de las transacciones diarias.
Rodrigo Beccari atiende un kiosco en la zona este. Al ser entrevistado, un movimiento casi imperceptible en su cabeza fue el detonante que terminó por confirmar el escenario: “No hay monedas”, aseveró.
Según especificó, los billetes de $10 que circulan están destruidos y los de $50, en su mayoría, exhiben arreglos con cinta adhesiva. Los de $20 son los que presentan mejores condiciones. De acuerdo a lo que describió, cuando se generan inconvenientes con el cambio, la gente le pide completar las cifras con productos dulces.
El faltante provoca entorpecimientos en todos los sentidos. Por un lado, los consumidores deben recurrir a gastos que no están en sus planes, pero que evitarán dilaciones o impedimentos en sus compras. Por otra parte, más de un comerciante contabiliza pequeñas pérdidas diarias que confluyen en una agria sumatoria mensual.
“Penamos mucho con el billete de $50. No sé dónde está. En mi caso particular, por la época del mes en la que estamos, tengo varios de $10 y de $20. A la gente le cae mal el tema del redondeo. Siempre surgen situaciones en las que el saldo final es de $310, por ejemplo, y abonan $500. Uno tiene que sacar el cambio de la galera”, señaló Carlos Torranzo, quien atiende un local en el microcentro.
“Algunos agachan la cabeza, a otros les causa malestar y no quieren llevar nada para aproximarse al monto. Lo más difícil es el fumador, por los precios que se manejan en este sentido. Muchas veces vienen personas que buscan cigarrillos sueltos de $20 y quieren pagar con $100. Cuando les digo que no tengo cambio, directamente se van”, agregó.
Aunque hay quejas, en gran medida las personas no oponen resistencia a los problemas del cambio. Muchos piden completar los montos a favor del comerciante. Aunque no es lo recomendable, lo concretan por los bajísimos valores monetarios: un vuelto de $30 en caramelos alcanza solo para 3 unidades, prefieren perder el dinero.
Pago virtual
Prácticamente la totalidad de los referentes consultados reconocieron que una herramienta de utilidad frente a estas complicaciones tiene que ver con el pago a través de billeteras virtuales. Con este tipo de aplicaciones, los montos que se abonan son exactos, no hay que dar vuelto.
“El cobro digital nos ha ayudado mucho. Los clientes vienen, piden los datos necesarios y abonan lo justo. Igual, más allá de esto, la mayoría resuelve las complicaciones con el redondeo, que es a favor del cliente”, indicó Carolina Andrada, quien está al frente de un local en la Estación de Interconexión Regional de Ómnibus (Ediro).
Si bien varios sostienen que las operaciones de redondeo son en beneficio de los consumidores, hay situaciones en las que ocurre lo contrario, particularmente con la compra de artículos que no son de primera necesidad, como pueden ser los cigarrillos.
Le cuesta hasta al maletero
Históricamente los maleteros han accedido al cambio en sus diferentes denominaciones. Las monedas, que eran un clásico en el rubro, actualmente son inexistentes.
“Ya no recibimos como antes. Una propina normal va entre los $20 y $50, según la atención que uno le da al pasajero. Los billetes que nos dan están más rotos que sanos”, dijo Walter Soloa, quien presta servicios en la Ediro. Afirmó que los propietarios de los negocios de la zona, siempre les piden cambio.
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