Salió de caravana por la ciudad para celebrar su última quimioterapia

Con la misma ilusión y algarabía con la que los egresados celebran que terminaron su carrera, Patricia Espinosa también festejó el cierre de una etapa, pero una mucho más dolorosa. Sorprendida por sus familiares y amigos, la mujer salió este martes de caravana por la ciudad tras dejar atrás su última quimioterapia en una lucha contra el cáncer de mama que la encuentra de pie y con una sonrisa en el rostro.

"Pato", como en realidad la conocen todos, tiene cuarenta años y es abogada. Hace varios meses, aproximadamente en mayo, comenzó a notarse una especie de pelota que se le formaba en el pecho. Al principio no le dio la suficiente importancia, pero al verla crecer, acudió a realizarse los controles médicos que le confirmaron el diagnóstico.

"En junio me operaron y después de la cirugía, comencé con las quimio para combatir las células cancerígenas que pueden quedar. Es uno de los tratamientos más invasivos que tiene esta enfermedad, porque es una droga muy fuerte que pasa por las venas", comentó Espinosa.

Fueron dieciséis las sesiones que tuvo que enfrentar a lo largo de seis meses: las cuatro primeras fueron las más duras, que son conocidas como "rojas", y las doce restantes fueron de las "blancas".

"Es uno de los momentos más duros porque el pelo no se cae en ese mismo instante, tarda al menos diez días. Pero notás que cuando te bañás, cuando te peinás o cuando te levantás de la almohada van quedando cabellos. Hasta que un día dije '¡Basta!' y le pedí a un vecino mío que me pelara", recordó.

A pesar de que hubo ocasiones en las que sintió el peso de la enfermedad o el cansancio de las sesiones, Patricia nunca bajó los brazos y no quiso sentirse derrotada. Dio batalla con trabajo, buena energía y el apoyo de todos sus seres queridos. "El 90% de cómo te afecta tiene que ver con los que están al lado tuyo, que en mi caso son mi familia, mis hijos, mi esposo, mis amigos", reconoció.

Esos mismos fueron los que ayer a la mañana organizaron una sorpresa para esperarla a su salida de todos los martes del Policlínico Regional "Juan Domingo Perón". Vestidos de rosa, con globos, bengalas, carteles de aliento y un auto decorado con corazones, la recibieron, la aplaudieron y celebraron que está un paso más cerca de su recuperación. Recorrieron en muchos vehículos toda la avenida Mitre, pasaron por la zona Estación, por el centro de la ciudad y se llevaron el cariño de todos los vecinos y transeúntes que cruzaron durante el camino. "Nunca me imaginé la fiesta que habían preparado afuera. Ese amor es el que te sana", expresó.

Ahora para "Pato" inicia otra etapa en su tratamiento. Deberá someterse a radioterapia, lo que suele conocerse como rayos, todos los días en el Hospital Central "Ramón Carrillo" de San Luis, algo que también evidencia las oportunidades de la salud pública en la provincia. "En febrero, cuando termine todo esto, me van a hacer todos los estudios de nuevo para ver si el cáncer está eliminado, si hay metástasis o algo", explicó.

Por eso, aunque todavía su lucha no finaliza, Espinosa remarcó la importancia de la prevención para detectar la patología a tiempo y de enfrentar las adversidades con optimismo. "La perspectiva de vida te cambia totalmente", sentenció.

La importancia del autocontrol y la prevención

Las campañas toman fuerza en octubre, cuando los diferentes organismos se visten de rosa para concientizar. Pero el mensaje aplica para cualquier momento del año: la prevención puede ayudar a salvar vidas.

Por eso, los médicos y las instituciones recomiendan que las mujeres mayores de cuarenta años realicen una mamografía anual, para favorecer una detección temprana de la enfermedad y tener muchos mejores resultados con los tratamientos. Quienes tienen antecedentes familiares pueden hacerlo incluso a menor edad aun.

Los especialistas también suelen aconsejar los autocontroles, es decir, palpar alguna anomalía en los senos que sirva como alerta.