Un proyecto de la FICA recibirá fondos para mejorar la horticultura

Fue una de las treinta propuestas seleccionadas en todo el país y la única de toda la Universidad Nacional de San Luis (UNSL). Un proyecto de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Agropecuarias (FICA) resultó elegido en una convocatoria nacional y recibirá un presupuesto de ocho millones de pesos para contribuir a mejorar la horticultura local, a través del apoyo a un productor de la zona que comenzará a cultivar ajo y otras especies.

La iniciativa está denominada “Horticultura en el kilómetro cero: oportunidades de mejoras en las economías populares de Villa Mercedes, San Luis”. Y su objetivo es, justamente, ayudar a los sectores más vulnerables de la producción, aquellos que tienen volúmenes menores, pero que son claves para el sustento de familias.

La convocatoria fue impulsada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MINCyT) de la Nación. Y la Facultad participó con el proyecto encabezado por la docente Patricia Bazán, junto a los ingenieros Sergio Luna, Nora Andrada, Micca Marcia, Cecilia Sosa, Belén Funes, Darío Pérez, y los auxiliares Enzo Garro y Gerardo Dube; apoyados por la Secretaría de Vinculación Tecnológica y Social de la UNSL.

“Convocamos a un productor de Villa Mercedes, Roberto Fernández, que tiene su campo llamado La Alameda. Él hace un poco de distintas cosas; siembra algo de zapallo, algo de verduras de hoja y también cría sus animales”, describió Bazán.

Con los fondos que recibirán, los especialistas lo ayudarán a diseñar un esquema productivo más eficiente, que tenga un mejor aprovechamiento de los recursos, principalmente del agua. “Lo que le propusimos es que pueda hacer un cultivo como el ajo, bajo un sistema de riego por goteo. Y como alternativa, para el resto del año, planteamos realizar otras especies como hortalizas de hoja, pero que las produzca con malla antigranizo, que es otro de los factores que está incidiendo mucho y en Villa Mercedes lo sabemos muy bien”, sostuvo.

Por eso, la agrónoma afirmó que el proyecto no solo se traducirá en mejoras para un campo en particular, sino que terminará por beneficiar al resto de la comunidad al permitir ofrecer alimentos más sustentables y cosechados a mucho menor distancia de los consumidores.

“Cada vez más a los alimentos se los va a evaluar por su huella de carbono, desde el punto de vista ambiental, pero también por la huella hídrica, es decir, cuánta agua se utilizó para realizarlos”, explicó.

Además, agregó que la experiencia se traducirá en un mayor conocimiento que podrán transmitir a sus alumnos de la universidad, sobre todo en la carrera de Ingeniería Agronómica. “Como universidad no tenemos que olvidarnos de nuestro rol en la sociedad. Somos instituciones estatales, que se mantienen con la recaudación de los impuestos. Por eso, además de formar profesionales, debemos llegar al medio con un fuerte compromiso social".

Bazán anticipó que los estudiantes tendrán participación en la experiencia, es decir, que servirá como una forma de anclar en la práctica lo que aprenden en la teoría.

"Estoy muy orgullosa y agradecida con todo el equipo y las personas que están implicadas de parte de diferentes asignaturas. Sabemos que si unimos nuestras fuerzas y conocimientos, podemos hacer muchas cosas. Soy una docente que ha cumplido 60 años, que estoy en edad de jubilarme, y el día que me tenga que ir lo voy a hacer feliz porque hay muchos jóvenes que se están preparando", expresó Bazán.