La Iglesia Metodista, un refugio de fe y de cultura que alcanzó los 130 años
El movimiento abrió las puertas de su templo para que los vecinos conozcan un patrimonio histórico. Tiene su sede en 9 de Julio y Francia.
En la esquina de 9 de Julio y Francia hay un llamativo edificio que se mantiene de pie a pesar de los embates del tiempo y que genera curiosidad entre los transeúntes que observan su imponente arquitectura. Ahí funciona la sede de la Iglesia Evangélica Metodista y se conserva como un refugio de fe y cultura que ayer alcanzó sus 130 años de existencia en la ciudad.
El culto tiene su origen en las reformas protestantes, que se desprendían del catolicismo porque, aunque tenían credos similares, encontraban diferencias teológicas importantes con el Vaticano y su funcionamiento. "Es una comunidad cristiana, que proclama a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo todo bajo el amparo de la Biblia", resumió Nora Cooper, una de las integrantes de la Junta Directiva local.
Aunque los primeros pasos en Argentina se dieron a comienzos del siglo XIX, en San Luis y Villa Mercedes se asentaron con fuerza y de forma definitiva en 1893, en gran medida gracias a inmigrantes y descendientes de británicos.
"Las primeras familias de esa época comenzaron a reunirse en los vagones del ferrocarril. Después, Willian Rowe, vecino del barrio Estación, prestó su casa para los encuentros. Hasta que fue designado el pastor Mazzucchelli y con el esfuerzo de todos, empezaron a juntar dinero y donaciones para ese terreno", repasó.
Algunos años después, a principios del siglo XX, pudieron completar el templo que se mantiene vigente con su fachada de ladrillo visto, sus terminaciones en punta y sus grandes ventanales. "Está considerado patrimonio histórico y cultural de Villa Mercedes", aseguró Cooper y agregó un hecho curioso: "La fuerte tormenta de enero pasado, gracias a Dios, no hizo nada en los techos porque en los años 80 vino un equipo de ingenieros de Estados Unidos que arreglaron las cubiertas de tal forma que lo único que sufrimos fue una sacudida".
Más allá de su misión religiosa, la Iglesia Metodista también se distinguió por su aporte educativo y social en la ciudad. En primer lugar, porque allí crearon una escuela, la “Bernardino Rivadavia”, que fue un internado de varones y luego, un colegio mixto en una época donde había muy pocos establecimientos.
Ahí mismo nació la biblioteca del mismo nombre, que se mudó de dirección, pero que sigue vigente como espacio público de lectura y aprendizaje. Incluso fueron metodistas los que le dieron vida al club Triángulo Rojo, una de las primeras instituciones deportivas.
"Al día de hoy, prestamos las instalaciones para que se lleve a cabo un plan de alfabetización, para niños y para adultos. Continuamos con ese aporte educativo", dijo.
Ayer, después de las 19:30, el movimiento abrió las puertas para que los vecinos pudieran entrar a un lugar que pocos conocen por dentro. Pudieron recorrer, ver fotos y celebrar el aniversario.
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