"El circo de la Nuriesca" copará la plaza de Carpintería

Hace tres años, en huida de la pandemia y de los ruidos de la ciudad, Nuria Schneller recaló en Villa Las Rosas, el bello pueblo cordobés, con la idea de seguir lo que había empezado en Buenos Aires: una carrera artística dedicada al mimo, pero abierta a otras expresiones.

El reinicio de su vida la llevó a realizar actuaciones en Traslasierra y algunas pocas en el valle del norte puntano. Este sábado, en la última edición de enero de Cicloteando, el encuentro semanal que se realiza a las 21 en la plaza de Carpintería, tratará de llenar más casilleros en su relación con San Luis con su presentación de “El circo de la Nuriesca”, su unipersonal. Con ella estarán “Cuerda de Candombe” y Pablo de los Pájaros, quienes llevarán su propuesta musical.

“Los ciclos como el que se hace en Carpintería son muy necesarios porque permiten que la gente revalorice el teatro callejero. Es la oportunidad de que familias completas, que tal vez no vayan a una sala, tengan la chance de ver una obra y de demostrar, una vez más, que el arte callejero no es un delito”, dijo Nuria desde su casa en el interior cordobés.

Durante todos los sábados de enero —excepto el primero, que por una tormenta que atacó el valle la función debió pasarse al domingo—, los encuentros en la plaza de Carpintería llamaron la atención de cientos de visitantes que se reúnen a ver arte al aire libre. Fabián Rodríguez, uno de los organizadores del encuentro, confirmó que el ciclo continuará en febrero.

Para Schneller, la revitalización del espacio público es uno de los muchos beneficios que traen festivales de este tipo tanto para la gente como para los artistas. Además, Nuria sostiene que permiten “una apertura y una comunicación especial con los espectadores”.

Participante y docente de la Escuela Argentina de Mimo, integrante de algunos shows de tango en Buenos Aires y esforzada trabajadora independiente del arte en su residencia anterior, Nuria acumula muchos escenarios recorridos y diversas ramas visitadas, aunque su definición es como mima. “Las distintas propuestas que realizo tienen como base central ese tipo de expresión”, agregó.

De hecho, Nuria se pinta la cara de blanco, trabaja con objetos reales e imaginarios y presenta un show sin palabras. “El circo de la Nuriesca” es un espectáculo para toda la familia en el que recrea a una presentadora circense que anuncia varios números que nunca llegan.

“Vamos de la torpeza a la necesidad de resolver algunas situaciones específicas. Es como una función de circo, pero con una propuesta inesperada”, resumió la artista. 

En su llegada a Traslasierra, Nuria encontró a muchos artistas que estaban en su misma condición y entendió que tenía por delante un buen campo para desarrollarse. “Hay que tener en cuenta —señaló— que para muchos este tipo de arte es una forma de trabajo y que un artista callejero no es un improvisado, es una persona que se preparó mucho”.

Si bien extraña “un poco” la vida cultural que tenía en Buenos Aires, la mima dice que no cambia por nada el hecho de salir a comprar las cosas para la comida y toparse con las sierras. Y que su estadía en Villa Las Rosas le permitió aprender algunas cosas importantes, como distinguir un alacrán venenoso de los que no lo son.