Murió Ramón Mansilla, el mozo preferido de Antonio Esteban Agüero

Pese al espléndido sol que reinó en la ciudad, el domingo empezó triste para Merlo. Ramón “El Negro” Mansilla, una de sus personalidades más queribles y entrañables, fuente de cientos de anécdotas y testigo de hechos históricos de la localidad, murió apenas nacido el día. Tenía 89 años.

Además de un vecino ilustrado e histórico de Merlo, Mansilla era el mozo de uno de los bares más tradicionales, ubicado frente a la plaza Sobremonte y punto de reunión obligado para los turistas en temporada y para los pobladores durante todo el año.

Esa profesión le permitió hacer relaciones con miles de personas que comprobaron su calidad en el trato y en la preparación de café, una actividad que hizo hasta un mes antes de su muerte.

Entre las múltiples personalidades que trató Mansilla a lo largo de su extensa carrera, una con la que tuvo un trato especial fue Antonio Esteban Agüero, quien lo adoptó como su mozo preferido.

Quienes se atrevieran a hacer un perfil del gran poeta merlino sin consultar a “El Negro” corrían el riesgo de contar una historia incompleta. Y además se perdían la oportunidad de conocer y tratar a un personaje incomparable.

Observador diario desde su cafetera de la historia de su pueblo, Merlo despidió a un hombre que nació para servir y que, a modo de detalle incondicional, se llevó con él, en su féretro, la bandeja que lo acompañó durante casi 70 años.