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Policía asesinado: van tras los pasos de la "rubia" de Facebook

Por redacción
| 09 de julio de 2015
La celada. Domínguez fue citado por una supuesta mujer casada a la esquina donde lo mataron.

Era, supuestamente, una rubia despampanante. Así la calificó un investigador que vio la foto. La imagen de una mujer blonda que alguien puso en una cuenta de Facebook trucha funcionó como un eficaz anzuelo. Y el auxiliar de Policía Rodolfo Domínguez creyó que iba a un encuentro íntimo con ella. Iba, en realidad, a la emboscada en la que lo mataron de siete balazos en el tórax. Los tres que iban dirigidos a su cabeza dieron en los parantes de su Renault Clio, cuando estaba sentado al volante, indefenso. El rastreo de esa supuesta “amante” del suboficial motivó la partida de dos comisiones de la Policía de San Luis, una a La Pampa y la otra a Buenos Aires.

 


Las comitivas partieron el martes, informó el subjefe de la Policía, comisario general Marcelo Balbo, interinamente a cargo de la Jefatura.

 


La que fue a la Capital Federal llevaba un oficio de la jueza Penal Nº 3, Mirta Ucelay, dirigido a la filial argentina de la red social más extendida en el mundo. El documento judicial contiene una solicitud de colaboración para acceder al perfil de Facebook de la supuesta mujer con la que el policía asesinado había empezado a comunicarse entre abril y mayo de este año.

 


“Ya sabemos que el perfil fue hecho el año pasado y es trucho”, dijo un investigador unas horas después del crimen, cometido la madrugada del sábado 27 de junio, en la esquina de Ardiles y Guayaquil del barrio Justo Daract.

 


Con lo de trucho se refería a que el nombre y la foto de la supuesta titular de la cuenta no son reales. Otra fuente policial reveló unos días después que la imagen de la rubia que aparecía en el perfil “había sido tomada de una cuenta de Badoo (otra red social) de España”.

 


La posible mujer que había entablado contacto con Domínguez por Facebook le había dicho que es casada y que su marido, un operario de fábrica que suele trabajar de noche, "es muy celoso".

 


Lo invitó a que se vieran en el barrio Justo Daract. Inicialmente el encuentro iba a ser una semana antes, a una cuadra de la esquina donde finalmente el auxiliar fue acribillado con una pistola 9 milímetros. Domínguez no fue esa vez porque tuvo un velorio. Si hubiera ido, tal vez lo único distinto sería que lo hubieran asesinado antes. Según los investigadores, la persona que lo citó a la emboscada ya tenía el designio de matarlo.

 


Lo que no está claro –probablemente los policías del caso ya lo sepan, pero no lo han revelado– es si Domínguez se había encontrado antes con ella. En ese caso, pese a desengañarse de que esa rubia no era tal, igual mantuvo la relación. Una alternativa es que sólo hubieran mantenido una comunicación virtual y que él esperara verla esa noche por primera vez.

 



El celular, una esperanza

 


La otra comisión que partió anteayer fue a pedirle a la Policía pampeana que abra el celular de Domínguez y rescate, valiéndose de tecnología de la que no dispone la Policía puntana, los mensajes y llamadas que haya borrado.

 


El auxiliar se conectaba a Facebook desde su teléfono, que quedó sobre el asiento del acompañante de su Renault Clio cuando él fue atacado a balazos mientras estaba dentro del auto, con el motor en marcha.

 


Debajo de su asiento, Domínguez tenía su pistola 9 milímetros. Nada indica que haya atinado a tratar de tomarla, lo que da la impresión de que el ataque fue sorpresivo, artero.

 


El matador, parado en la vereda norte de Ardiles, disparó a unos siete metros de distancia, desde el costado izquierdo de la víctima, apenas unos centímetros por detrás de ella.

 


La hipótesis del drama pasional o “lío de polleras” es una de las más sólidas, según los investigadores. Sobre todo porque otras, aunque no están desechadas, no encuentran asidero en indicios que surjan del perfil de la víctima.

 


Pero, para que esa teoría se consolide, deberían probar primero que quien se comunicó durante dos meses con Domínguez fue una mujer comprometida. Y que quien lo asesinó fue el esposo o pareja, que de algún modo se enteró de la relación.

 


Porque si el homicida no fue un “marido celoso”, tendrían que establecer otro motivo, relacionado con otra actividad o conducta de la víctima, por el cual alguien quisiera matarlo. Y decidiera tenderle durante más de dos meses una trampa, ingeniosa por cierto, para darse el gusto de aniquilarlo.

 


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