Pedalearon para ayudar al comedor del barrio Güemes de Villa Mercedes

Medio centenar de vecinos se acercaron a la Plaza de la Salud "Dr. Ferarri" para dar una mano y, de paso, disfrutar de un paseo en bicicleta. La Asociación Mercedina de Estudiantes de Ingeniería Química (AMerEIQ) organizó, este sábado, una movida solidaria sobre dos ruedas para juntar alimentos y donarlos al comedor Castorcitos, del barrio Güemes.

 "Esto surgió porque conocíamos el trabajo del comedor, habíamos hecho un evento similar en el 2015, y pensamos en hacer uno más grande que integrara a la comunidad, a entidades y comercios. Se nos sumaron los centros de Atención Primaria de la Salud (APS) y las Fundaciones Santi Kunz y Villamercedinos Solidarios que montaron stands donde concientizaron sobre la donación", describió Micaela Monasterio, una de las organizadoras.

La largada fue pasada las 16:30, en plena tarde soleada. Los que participaron llegaron equipados con cascos y vestimenta apropiada. Una de las empresas locales de agua envasada donó los bidones para que los ciclistas se hidrataran antes y después del paseo.

El recorrido arrancó en la plaza  Ferrari y desde allí circularon por la avenida Mitre hasta la plaza Pedernera, en el centro, donde pegaron la vuelta por la calle homónima hasta el punto de partida. Al llegar hubo sorteos gracias a la colaboración de varios comercios céntricos de la ciudad.

Antes de partir, el grupo de enfermeras y agentes sanitarios de los distintos centros de APS les  tomaron la presión arterial a los ciclistas. A los que quisieron, les colocaron vacunas gratuitamente. Las nutricionistas se encargaron de controlar el peso y aconsejaron sobre hábitos saludables.

La donación que consiguieron  los chicos de AMerEIQ superó los cien paquetes de alimentos, desde fideos, arroz, leche, harina y enlatados.

Lila del Carmen Lucero de Miranda, la encargada de Castorcitos, no quiso perderse la bicicleteada aunque horas antes tuvo un pico de presión y debió asistir al hospital para que se la bajaran. La abuela que cocina para los sesenta chicos del barrio, permaneció sentada a la sombra de un árbol acompañada de su hija Gabriela.

Los lunes, martes y viernes el comedor brinda la merienda y los lunes, el almuerzo. Es el tercer año del centro que funciona en la casa de Lila, en Suipacha extremo sur.

"Recibimos donaciones, hay quienes nos dan el pan y las facturas, otro señor nos da la carne. Pero ahora nos falta hacer el piso del salón, que nos ayuden con el cemento, el ripio y que alguien nos dé una mano para construirlo", solicitó la mujer.