La amarga postal de fin de año de los jubilados
En medio de los preparativos para las fiestas navideñas el paro bancario trajo ratos amargos e inconvenientes para la comunidad.
Papá Noel trajo malas noticias. En medio de los preparativos para las fiestas navideñas el paro bancario trajo ratos amargos e inconvenientes para la comunidad. Desde el lunes que los jubilados y trabajadores querían cobrar pero no podían. Colas interminables en las cajas y cajeros hizo aflorar el malestar y la impaciencia que se exacerbó con las temperaturas calientes. Pero la peor postal se vio el jueves por la medianoche en una de las sucursales bancarias que atiende a la mayoría de jubilados.
Pocos minutos después de las cero llegaron los primeros clientes, entre ellos algunos abuelos, con reposeras, banquetas o apenas una colchita para empezar a hacer la fila y con la esperanza de llenar el bolsillo a primeras horas de la mañana. Al consultarles por qué el apuro contaron que habían ido a los cajeros en el día pero que nunca consiguieron sacar plata y que por eso arribaron a medianoche para tener prioridad. La imagen suele repetirse en cada luna previa a la jornada de cobro de los jubilados y produce pena. Que estén solos, a la intemperie, con bajas o altas temperaturas en la búsqueda de obtener su propio dinero temprano. En esas ocasiones la espera arranca a las 5 de la mañana pero para las fiestas, cuando las familias planean la cena, los regalos y el brindis, los pesos se vuelven urgentes. Algo que los bancarios, evidentemente, no tuvieron en cuenta...
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