El joven no vidente aseguró que actuó en defensa propia

Luis Ariel Vera asegura que temió por su vida y que actuó en defensa propia. Que el abogado al que apuñaló estaba alcoholizado, fuera de sí, y que fue él quien comenzó a agredirlo a golpes la madrugada del jueves pasado. Vera, que es no vidente, dijo que lanzó varios puñetazos para repeler a su atacante hasta que, arriba de una barra desayunador, tanteó un cuchillo que no dudó en utilizar. El joven, acusado por intento de homicidio, declaró ayer en el juzgado Penal 1. Su abogado pidió ocho días de prórroga de la detención para aliviar su situación, por lo que continuará alojado en una celda de la Comisaría 38ª de la capital.

Angélica Isabel Estela es propietaria de un local de comidas en Bolívar casi Rivadavia y, según declaró en la policía, hace tres meses entabló amistad con Vera, que tiene 31 años y llegó a San Luis a mediados de 2016.

La mujer dijo que la condición del joven, sumado al hecho de que no tiene familia en la provincia, lo ha llevado a tener un fuerte vínculo con él y que casi todas las noches cena en su local luego de cantar en la peatonal, ya que el acusado es artista callejero.

Su testimonio es sumamente importante porque reconstruye las horas previas al ataque que sufrió Ernesto Fabián Zárate, un abogado de 49 años que vive en Colón al 1000, a la vuelta de la casa de comidas de Estela.

La testigo refirió que, como es habitual, Vera trabajó hasta cerca de las 21, pasó por la Iglesia Universal de calle Rivadavia a dejar el diezmo, y se dirigió a su comercio. Allí llegó cerca de las 21:30 y comió dos hamburguesas sentado en una barra que tiene en la vereda.

Dijo que cerca de la medianoche se le sumó Zárate, a quien también conoce ya que el hombre suele comprar comida y beber cerveza en su local. “Esa noche comió pizzas y bebió junto con Ariel, todo pagado por Ariel”, refirió.

También contó que cerca de la una y media de la madrugada, el abogado cayó al piso desde la banqueta en la que estaba sentado y que vomitó en la vereda, visiblemente afectado por el alcohol.

Otra vecina del abogado, que tiene una panadería y confitería cerca de su departamento, refirió que Zárate había estado bebiendo desde temprano en la mañana y que incluso había tenido que fiarle algunas cervezas porque el hombre adujo no tener dinero encima.

Estela declaró que, cerca de las 4:30 del jueves, Ariel le pidió cuatro botellas de cerveza porque se iba al departamento de Zárate junto a otros tres jóvenes que acababan de sumárseles. Preocupada, ella le pidió que se quedara, pero Vera le contestó que era la primera vez que lo invitaban y no quería rechazar la propuesta.

Confesó que fue él

Ayer a la mañana, el acusado se sentó ante la jueza Virginia Palacios, que subroga el juzgado Penal 1, y confesó haber sido el autor de las lesiones de Zárate, que recibió cinco puñaladas que lo dejaron en grave estado, aunque ahora se recupera en una sala común del Hospital San Luis.

Su versión fue coincidente con lo que había dicho Estela. “Declaró que estuvo comiendo una pizza con la víctima hasta las cuatro de la mañana y que Zárate lo invitó a su casa junto a otras tres personas”, refirió la magistrado. “También que el damnificado comenzó a pelearse con esos tres chicos, que terminaron yéndose, y que luego empezó a pelearlo a él, a pegarle, por lo que terminaron trenzándose a golpes”, agregó.

Vera comentó que el abogado estaba totalmente sacado porque no conseguía cocaína, y que él sabía que Zárate luchaba contra las adicciones y que había estado en un centro de rehabilitación. También que la víctima practicaba deportes y que tenía conocimientos en artes marciales.

Por eso, cuando comenzó a agredirlo, temió por lo que pudiera pasar y se defendió como pudo hasta que encontró el cuchillo y le asestó varias puñaladas.

Temió ir a la Policía

En la escena, los investigadores de la División Homicidios secuestraron un cuchillo con una hoja de 20 centímetros y empuñadura de goma que estaba manchada con sangre. Por las características de las heridas, esa podría ser el arma utilizada en el ataque.

El imputado le dijo a la jueza que, mientras estaban peleando, “tanteó sobre una barra y notó que había una botella y un cuchillo, pero tomó el cuchillo porque sabía que era más eficaz”, reprodujo Palacios.

Tras marcharse de lo de Zárate, Vera pasó el resto del jueves en la casa de la hija de Estela, en una de las manzanas del barrio Libertad de San Luis, y esa noche durmió en el departamento de la mujer luego de pasar por su comercio.

A la jueza le dijo que no le comentó a ninguna de ellas lo ocurrido y que no acudió a la policía por temor. El viernes, luego de almorzar en la casa de su amiga en el barrio Libertad, Estela subió a Vera a su auto para ir a buscar a su comercio el parlante que el joven utiliza para cantar en el centro puntano, pero nunca llegaron porque la gente de Homicidios los interceptó en la zona del Parque la Cerámica, en la zona oeste de la ciudad.

Mientras se concretaba la detención, el joven le habría confesado a su amiga y a la policía que puso en una bolsa la ropa que se manchó con la sangre del abogado y que la tiró en un contenedor de basura.