Dante Raúl Carreño, el amigo de las sierras puntanas

“Estudié en el colegio Don Bosco de San Luis, donde me recibí. Una institución que hacía mucho hincapié en la vida silvestre y natural, donde estaba el grupo de Boy Scout 66. Allí, el cura rector del colegio de apellido Paglietta era muy entusiasta y apoyaba toda actividad al aire libre. Creo que allí comenzó mi pasión por el senderismo. Recuerdo que con un grupo de primos y amigos, entre ellos los hermanos Mendoza, nos íbamos en bicicleta lo más lejos posible, las escondíamos entre los pastos y allí comenzaba nuestra aventura, largas caminatas y ascenso a los cerros", dice a modo de introducción Dante Raúl Carreño, uno de los más destacados senderistas y guía baqueano de San Luis.

"Soy sanluiseño, pero de chico viví al pie de Comechingones, en San Miguel, muy cerca de Villa del Carmen. Mi padre, Raúl José Carrero, era el director de la Escuela N° 81 'José Santos Ortiz' y con mi madre Elsa Filomena Romero, y mis hermanas Mariela y María siempre estábamos con él. Allí viví mis primeros años, la escuela estaba en un campo propiedad de mi familia y papá donó un terreno para que se edificara el nuevo edificio escolar". Por la carrera docente de su padre, también vivió en Salinas del Bebedero y en Luján. "Eran épocas inolvidables para mí, tendría unos doce o trece años, amaba caminar y estar en contacto con la naturaleza", dice.

"El primer cerro que ascendí fue en Potrero de los Funes, Valle de Piedra; después la quebrada del río Los Molles y la quebrada del arroyo La Bolsa. Lo hice con amigos en mi época de estudiante, subí muchas veces al Suyuque Nuevo, el cerro Retana y Agua Hedionda, entre otros. Esos fueron mis primeros pasos dentro del senderismo", manifiesta.

Y para usted, ¿cuál es el cerro más alto de San Luis?, fue la pregunta obligada. "En la bibliografía de San Luis, el más alto es el Cerro de Las Ovejas con 2.297 metros, ubicado en el vértice de nuestra provincia, en el departamento Junín, y es parte del límite con Córdoba. Lo puedo confirmar por mediciones propias", se apura en aclarar.

"Recuerdo que, por muchos años, se dijo que el cerro Agua Hedionda era el más alto de la provincia con 2.197 metros de altura, pero no es así, porque al norte de ese cerro está el Valle Hermoso, con 2.232 metros de altitud sobre el nivel del mar, en relación a las sierras centrales de la provincia. Mientras que al sur está el Retana con 2.200 metros, mediciones hechas con navegación especial muy precisa, altímetros aneroides, con un margen de error de pocos centímetros. Además, usamos equipos de mano que son muy precisos o el GPS al que le cargamos mapas topográficos. Por eso, no cabe dudas que el más alto es el Cerro de Las Ovejas, con 2.297 metros".

Carreño hace una breve descripción de los principales cerros del cordón montañoso: "De sur a norte al frente de Potrero; Valle de Piedra, continuando en la división de agua, Suyuque Nuevo o Pampita, después viene Retana, más al norte una pequeña elevación; Los Colorados, el Agua Hedionda, Valle Hermoso y el Ruidito. Las elevaciones siguientes, según Lallemant o Juan W. Gez, las describen como cerro La Conana o Conana,  el Tinaja, de Villa de la Quebrada al este y cerro Bravo, una denominación local donde mucha gente de la zona dice que se lo denomina así porque de noche, cuando corre viento o hay tormentas, se escuchan bramidos, ese cerro está en el lateral norte del cordón montañoso donde varias e inmensas quebradas provocarían esos raros sonidos, abajo no corre viento pero arriba es distinto".

En relación a la denominación de los cerros manifiesta: "Yo diría que los nombres de los cerros son ancestrales. Por ejemplo, en viejas cartografías del año 1888, Lallemant dice que pueden ser vocablos quechuas, porque 'Vira' hace referencia a montaña, y 'Orco' a una tinaja de boca ancha. Con los años comenzó a aparecer como Virorco. Mientras que Liberato Tobares junto a Berta Vidal sostienen que es una conjunción de ambas palabras".

Carreño dice que le gusta mucho hacer caminatas en solitario, de hecho tiene una incontable cantidad de salidas y cuenta que cuando está dispuesto a salir a conocer un cerro, estudia la cartografía o las imágenes satelitales, se buscan vías para acceder en forma simple. Relata que se hace una estimación previa, donde se tienen en cuenta quebradas o grandes pendientes, el clima y la vegetación. "Después la navegación se hace en el terreno, es lo más positivo, a veces hay senderos relevados o puntos referenciales donde hay señal telefónica o señal de radio que nos van guiando. El senderista tiene que hacer una interpretación básica. Dónde estamos, dónde vamos y por qué vamos", agrega.

Muestra una cartografía donde tiene delineado una travesía que va del dique Berta Vidal de Battini

al canal Gandolfo arriba, una obra hecha en 1920. "Se llega por senderos, imposible hacerlo con  vehículos, solo caminando o a caballo", explica.

La sequía ha hecho que cientos de vertientes de la provincia perdieran su encanto. Los senderos han sido revelados. En el cordón central de las sierras de San Luis existen dos grandes cuencas; una de ellas está al sur, que genera el arroyo Las Águilas, Las Vegas, Estancia Grande y El Durazno, volcando sus aguas en el dique La Florida. La otra es del río Los Molles y de los arroyos Las Águilas y el Áspero, al este de Potrero de los Funes.

En relación a su actividad como guía o baqueano señala: "Siempre hice senderismo, travesías u oficiaba de baqueano, siempre al pie de la montaña a medida que uno va tomando experiencia, deja de ser un hobby para transformarse en un trabajo, uno va aprendiendo con el tiempo. Antes no había tanta información, se hacía camino al andar, como dice una vieja canción. Era puro sentido de la orientación en su máxima expresión. En los 90, la Dirección de Catastro contaba con imágenes satelitales y uno iba viendo cómo guiarse en las sierras. A partir de allí, todo cambió, porque vemos en las cartas geográficas lugares muy lindos y de fácil acceso, donde podemos practicar senderismo tranquilamente".

El senderista puntualiza que las excursiones se planifican y se hace un relevamiento, una estimación del tiempo a emplear, aunque eso es relativo porque muchas veces se detienen a sacar fotografías y admirar el paisaje, eso es innegable. Agrega que es casi una obligación caminar bien pertrechado; borceguís de media caña, ropa adecuada o térmica según la época, agua, mochila con elementos básicos para pasar el día, un botiquín con lo necesario y, si la excursión está prevista hacerla con luz solar y actividades nocturnas, amerita llevar una buena linterna. No es lo mismo una excursión a Las Sierras de las Quijadas, donde no hay agua en 20 kilómetros a la redonda".

No hace mucho, Carreño trabajó como asistente de campo de una investigación científica del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet). "Vino a San Luis un grupo de becarios, arqueólogos y biólogos para hacer un trabajo de biodiversidad en la zona oeste de Sierras de las Quijadas. Esos estudios tienen una duración de unos diez días, pero el último fue de quince. Son experiencias inolvidables porque acampamos en el lugar o nos quedamos en un precario refugio existente en el lugar", explica.

"También con becarios del Conicet hicimos una investigación arqueológica en las Sierras del Gigante, y otra en El Morro. No conozco los resultados de esos estudios, pero calculo que deben ser importantes para la investigación, estamos para colaborar con ellos y brindarles la mejor asistencia".

Carreño dice que, en el área de Turismo de la provincia está habilitado y registrado como guía de senderismo, lo que le permite organizar y trabajar en la actividad. "Nosotros tenemos obligaciones, responsabilidades y un seguro que nos exigen los organismos oficiales. Sin ello sería imposible trabajar", asegura.

"Se nota que, en los últimos años, la actividad ha ido creciendo y ojalá lo siga haciendo, el senderismo es muy importante, más en esta provincia que tiene lugares de increíble belleza. Y cuando se vaya a hacer una excursión, sea al lugar que sea, se planifique y se saquen todas las dudas posibles. Cuatro horas antes de iniciar la actividad, se inscriben y se les otorga un seguro que les cubre ese día. Reciben una documentación donde se les pide llevar ropa adecuada, un buen calzado acorde con la actividad y hasta bolsas de residuos porque vamos a lugares donde hay que preservar el ecosistema. La excursión se trata de conocer el lugar, no de hacer daño".