El trueque, un espacio que refleja amistad y la lucha contra la crisis
Cientos de personas acuden todos los fines de semana como una salida para no perder tanto ante la inflación. Llevan más de veinte años resistiendo en avenida Lafinur.
“Hace más o menos dos años que venimos. Al principio, veníamos porque cuando me mudé nos costaba encontrar trabajo, entonces fue una solución; ahora más que nada es para recreación. Vamos trayendo lo que tenemos que no nos entra más o no usamos", contó Débora Álvarez. El trueque de avenida Lafinur, que ya lleva más de veinte años, sintetiza muchas historias de rebusque, aunque también familiares y de amistad.
Débora se mudó de Córdoba cuando se puso en pareja. "Soy acompañante terapéutica; trabajo con ancianos. Al principio costaba encontrar trabajo, sobre todo por el sentimiento de la puntanidad que tienen tan arraigado los abuelos, quienes prefieren alguien de acá, hasta que salieron cosas. Después dejamos de venir un tiempo y ahora volvimos. Por supuesto que peso que entra es bien recibido, pero venimos sobre todo para pasar la tarde juntas y ver qué sale. Estoy con mi amiga Marisol, quien a veces trae sus cositas para vender", agregó.
En el trueque de Lafinur se conjugan la música, los colores y los aromas de la comida. A lo largo de la vereda oeste de la avenida, cientos de personas acuden todos los fines de semana para hacer unos manguitos para aguantar la cruel situación económica en la que se encuentran la provincia y el país.
"Yo hace tres años que estoy. Para mí, el trueque es una manera de subsistir a la situación que, hoy en día, tenemos como país. Acá se junta un grupo de mujeres, más que nada, y se trabaja, se gana el mango los fines de semana. Yo en estos momentos estoy trabajando y mi marido también, pero esto es una salida para llegar un poquito mejor cada día. La situación es complicada, me angustia mucho porque la plata no alcanza. Venimos en la mañana o al mediodía, acomodo la ropa y acá pasás el día, comés, estás con la gente, tomás unos mates, charlás, compartís… nos convierte como en una familia", expresó Valeria Torres.
Para ella, el trueque es un montón de cosas más: familia, amigos, un momento de distracción y un lugar donde se puede comprar cuando el poder adquisitivo no alcanza. "Yo compro de todo: ropa, calzado, mercadería. De lo que se pueda comprar, se compra. Es mucho más económico que en otros lados. Muchas veces las carencias hacen que tengas que recurrir a estos lugares porque, realmente, no te alcanza para comprar en otro lado y acá la podés conseguir más barata. La verdad es que ayuda un montón", agregó.
En estos últimos años se sumaron muchos puesteros nuevos en la avenida Lafinur. Algunos lo conocían por haber comprado allí y todavía persisten quienes estuvieron en los inicios, cuando era una feria que se organizaba en la vieja estación de trenes.
"Yo vengo desde el principio, cuando estaba en la estación de trenes, adentro. Me fui alejando porque conseguí otros trabajos, pero después volví. Hace ocho años que estoy. Primero me ponía donde estaba el puente, después nos sacaron de allí y ahora estoy acá —en el cruce con calle Pedernera—. Al comienzo, se trabajaba con los papelitos o cambiando prendas, no con dinero; después, todo fue cambiando, ahora hasta se hacen transferencias", dijo Sonia Ramallo.
En el trueque se puede encontrar ropa, accesorios, plantas, herramientas, calzados, papel higiénico, comida, productos de limpieza y un sinfín de cosas que se necesitan a precios accesibles.
Redacción
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