16°SAN LUIS - Domingo 05 de Mayo de 2024

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Dolor y desconsuelo por la muerte de los jóvenes puntanos

Por redacción
| 11 de enero de 2014

“Negro, no sabés lo que te estás perdiendo”, le escribió Agustín Irustia (17) en un mensaje de texto a su amigo Jorge Mercado desde Villa Gesell. El joven lo invitaba a pasar las vacaciones con él, a la ciudad costera donde solía veranear su familia y la de su amiga Priscila Ochoa (16). “Éramos muy amigos, nos pasábamos las tardes acá en el club de vóley Lafinur. Llegábamos tipo cuatro y nos quedábamos hasta las diez de la noche, hacíamos los deberes de la escuela, entrenábamos y charlábamos”, relató Jorge, al recordar las épocas felices que vivió con el capitán del equipo. El jueves a la tarde, ni bien se supo la noticia de su fallecimiento por el impacto del rayo, los integrantes del club se concentraron en el edificio, ubicado en Chacabuco y Bolívar. Permanecieron hasta altas horas de la noche, buscando consuelo, y a la espera de novedades sobre la salud de Priscila, que en ese momento luchaba por su vida y murió al día siguiente.


Los hermanos de las víctimas, Santiago Irustia (9) y Salma Ochoa (11); y también sus papás, Fabián Ochoa (43) y Fabio Irustia (45), resultaron heridos por la descarga. Sólo la niña permanece internada en el Materno Infantil de Mar del Plata.

 

Por el rayo que cayó en la playa también murieron otros dos chicos, de 19 y 20 años.



Por la mañana fueron acercándose más jóvenes al club Lafinur para buscar una explicación a la tragedia. “Yo no pude dormir, y hoy temprano (por ayer) me vine para acá. Somos una familia”, contó Jorge. “Cuando me contaron pensé que era un chiste, no lo podía creer. Agustín era un pibe que no tenía maldad, era excelente persona, buen compañero y amigo. No fumaba, no tomaba, su vida era el deporte. Como jugador era bárbaro. Y Priscila estaba empezando en el vóley, pero ya se notaba el talento que tenía. Ella venía a entrenar lesionada, no paraba nunca, era muy responsable”, comentó Andrés Valdemarín, quien se definió como “amigo y entrenador” de los chicos. Los padres, Fabián y Fabio, son dos figuras emblemáticas para el vóley local. El primero es presidente de la Federación de Vóley Sanluiseña y también árbitro, mientras que Fabio es profesor de gimnasia, árbitro y entrenador de la selección de vóley puntana. Agustín falleció en el acto, cuando el rayo cayó en el balneario “Afrika” de Villa Gesell ese jueves cerca de las 17. Según explicaron los testigos, él y sus familiares estaban jugando al vóley cuando ocurrió la tragedia. Jorge tiene otra explicación. “Él estaba cerca de un chico al que le cayó la descarga y se descompensó. Entonces Agustín se acercó a ayudarlo y cuando lo tocó también murió él. Era así, siempre ayudando”, relató. Las dos familias partieron hacia la costa el 27 de diciembre, y tenían pensado regresar a mediados de enero. Los Ochoa pensaban volver el 13, ya que la mamá de las chicas tenía que retornar al trabajo; mientras que los Irustia iban a permanecer unos días más, hasta el 18. Planes que se vieron truncados cuando la desgracia les tocó la puerta. “Por lo que me contó Agustín pensaba estudiar veterinaria, no sé si en estos últimos días habría cambiado de planes. Eso sí, no se iba alejar nunca del vóley, porque era su pasión”, contó Jorge. Unos días antes de las Fiestas los chicos habían salido campeones en la liga local, y el equipo femenino también, entonces todo fue una fiesta. “Ese momento fue increíble, compramos gaseosas y festejamos acá en el club, todos juntos”, relató. Además, Agustín jugaba en la selección de San Luis, que terminó cuarta en los Binacionales, y tenía muchas proyecciones nacionales. A fines de 2013 había sido elegido el mejor jugador por el Círculo de Periodistas Deportivos de San Luis. Priscila iba a terminar el colegio este año en la Escuela Normal Mixta. Era una chica muy cariñosa y demostrativa. En su Facebook subía fotos con mensajes afectuosos para sus padres y familia. Además, tenía muchas amigas. Con algunas de ellas había viajado a Orlando para festejar sus 15 años, y describía ese viaje como “inolvidable”. También le gustaba el fútbol: era hincha de River Plate. Durante sus días de vacaciones retrató los momentos especiales y subió imágenes a las redes sociales. Solía tomar meriendas en la playa y pasear por las noches junto a sus padres y su hermana Salma, con la que eran muy unidas. Ella peleó por su vida más de doce horas, hasta que ayer a la mañana se conoció la triste noticia. Con Agustín eran muy amigos desde la infancia. Ambos compartían las tardes en el club con una pasión que los unía: el vóley.


En el Club Lafinur todo era tristeza y desconsuelo. “Pienso en el hermanito de él y más triste me pongo, era la luz de sus ojos. Siempre decía que quería ser como ‘el Agus’”, agregó Jorge. Según contaron los compañeros, Santiago y Salma también llevan el vóley en la sangre y ya juegan en el club.
Los ojos llorosos de los jóvenes reflejaban la angustia, preocupación e impotencia que sentían. “Algunos casi salimos de viaje para Villa Gesell cuando nos enteramos, queríamos acompañar a la familia”, contó Andrés, con la voz entrecortada. Los Irustia llegaron ayer por la tarde a la provincia, a través de un vuelo que les facilitó el Gobierno de la Provincia. El velatorio comenzaba a partir de las 22 en la sala ubicada en calle San Juan, frente al GADA.

La familia Ochoa aún permanece en Mar del Plata, hasta que le den el alta a Salma. Los restos de Priscila fueron trasladados ayer por tierra a la provincia.
 

 

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