La cadencia de la voz del uruguayo Gustavo Guichón y los simples acordes de su guitarra son reconocidos en todo el país. Fue durante muchos años la voz histórica del sentimiento de los jinetes del Festival de Jesús María, un estentor que esta noche retumbará en San Luis.
El payador tiene una mirada tradicional de su arte, sin embargo considera que en algún punto su actividad se une con la del rapero en la difícil tarea de "salvarle la vida al verso". Hoy alimentará esa actividad cuando se presente en "La Pulpería" junto a su colega Facundo Miranda y los puntanos de "La seña".
Mate en mano y simpatía a flor de piel, como buen uruguayo, Gustavo charló con ETC. sobre el arte de resolver una oración en pocos segundos.
El "Payador" estará esta noche en la Pulpería a partir de las 22:30. Entrada: 50 pesos.
—¿En qué te inspirás cuando subís al escenario?
—El canto de uno nace y muere en un momento. Y nadie puede sondear lo íntimo del pensamiento. Todo el que canta lindo canta una vez al año y yo, como canto fiero, vivo la vida cantando.
—¿Cuántos años tenías cuando te viniste de Uruguay?
—En realidad nunca me vine, estuve yendo y volviendo. Tenía unos 16 años y me vine de polizón en un barco. Me hice amigo de unos marineros y crucé para este lado. Me gustó para quedarme en Argentina. La conozco más de a pie que ahora, que tengo la suerte de subir a tantos aviones. La conozco muy de abajo. He cantado en el lugar más humilde, como el "boliche" de campo, de tabaco y yerba, que, como decía Alfredo Zitarrosa, es el primer escenario para el hombre que quiere ser payador.
—¿Alguna vez te pasó de quedarte en blanco en el escenario?
-Todos los días. Anoche lo decía en la televisión: nunca estoy conforme con lo que hago. Pero para improvisar uno debe tener la mente como un plano limpio, todo en cero: cero problemas. Yo quisiera ser cero tecnología, pero el mundo moderno nos lleva a estar todo el tiempo con el celular. Igual, bendito sea el mundo moderno y la juventud, frente al arte más antiguo que es el payador.
—¿Qué tiene que tener un artista para ser payador?
—Tiene que tener vocación y mucho conocimiento del idioma. Vos tenés que poder hacer un juego de palabras para armar la rima. Andan algunos gurices que se arriman, que tienen la vocación payadoril, pero esto es como la goma: si no tiene calle, no se va a amoldar nunca. La universidad de la calle tiene una biblioteca inmensa con libros que uno lee en la mirada de la gente, de un niño, de una mujer, en el dolor de un pueblo.
—¿Cómo nació tu relación con el Festival de Jesús María?
—Una vez, hace no sé cuántos años, estaba en Mendoza y don Ciro Colombati un hombre del gobierno mendocino, me mandó al gran trampolín que es Jesús María. Me tocó inventar lo que se llama floreo, que viene a ser el libreto espontáneo que el payador pone cuando el que anima no tienen más libreto. Este año también seré payador oficial de la Fiesta Nacional de la Tonada para recibir con un verso a todos los artistas.


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