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Le dio un hierrazo a un policía porque seguía a su empleado

Por redacción
| 14 de marzo de 2014

Hablando la gente se entiende. Eso dicen, pero ni el joven que huyó de un operativo vial porque temió explicar por qué la moto que conducía no era suya, ni su empleador, el dueño de un taller mecánico, quien no dedicó ni un ratito de su tiempo a escuchar lo que el efectivo que perseguía al muchacho tenía para decir, lo entendieron.
En vez de eso, prefirieron dejar las palabras de lado. Uno evadió la inspección vehicular y el otro, por defenderlo, agredió y le dio con un hierro en la cabeza a un policía.
El joven fue identificado como David Arce, de 19 años, y su patrón como Luis Ciccinelli, de 30.
Sucedió en La Toma. Los controles viales comenzaron a las 17:30. Participó el Cuerpo de Tránsito y del Ministerio de Seguridad.
Como siempre fueron sorpresivos, en distintos horarios y días que en otras ocasiones pero, a diferencia de esas veces, decidieron no hacerlo en puntos fijos de la localidad, sino más bien, con la modalidad ambulante. "Hacíamos recorridos, cuando interceptábamos a alguien lo deteníamos y le pedíamos la documentación", explicó Nicolás Tello, el jefe de la comisaría 16°.
En uno de esos recorridos, a las 18:30, a la altura de la avenida Belgrano, los efectivos vieron a un motociclista y buscaron acercarse para pedirle sus datos y los de la Zanella de 110 centímetros cúbicos que manejaba.
En cuanto Arce notó que tenía a los inspectores detrás buscó esfumárseles. Condujo un par de calles, hasta que llegó a la avenida Presidente Perón al 400. Dejó el rodado estacionado afuera y se metió corriendo al taller mecánico que hay ahí.
Según contó el comisario inspector, ni bien llegó el oficial hasta el domicilio un hombre salió del negocio. Era Ciccinelli, enojado por cómo había asustado a su empleado, se le fue derechito al efectivo para increparlo. "¿Por qué lo perseguía (a Arce) así? Si no era un delincuente ¿Quiénes se creían que eran?", le habría reprochado el dueño del taller.
A la discusión se sumaron la madre y el padre del hombre de 30 años. Para evitar que la situación se le fuera de las manos, intentó aprehender a Ciccinelli.
Mientras estaba en eso, el uniformado no advirtió que el otro sacó un hierro y con eso le dio un solo golpe en la cabeza. No pudo establecer si era alguna herramienta de trabajo o qué. El casco que tenía lo salvó.
Después de identificar tanto al empleado como al patrón, una mujer se presentó en la seccional.
Quería retirar la moto en la que vieron a Arce. Según aclaró la chica, ella había dejado la Zanella de 110 centímetros cúbicos para que el muchacho la arreglara y, por eso, él no tenía los documentos del vehículo cuando se cruzó con el control vial. "Si en lugar de evadir el control, como lo hizo, el chico hubiera explicado que era mecánico y que estaba probando un vehículo que tenía que arreglar hubiéramos comprendido. Pero, no sé, prefirió escaparle a eso", expresó Tello.

Más tarde, la misma historia
Después de las 19, pero en otro punto La Toma, ocurrió algo parecido.
En la esquina de Raúl B. Díaz y Chacabuco, otros policías les solicitaron la documentación a dos motociclistas que estaban, estacionados, en sus respectivos rodados.
Uno, el que manejaba una Zanella de 110 centímetros cúbicos, alcanzó a hacerlo. Se identificó como Juan Gregorio Novillo, de 20 años. Cuando le pidieron el resto de las credenciales, el otro hombre, que iba en una Brava de 150 centímetros cúbicos, se dio a la fuga.
Condujo hasta su casa, de calle Esteban Agüero. De la vivienda salieron los padres del muchacho.
Estaban fuera de sí, no entendían por qué su hijo estaba así de alterado, y comenzaron a insultar a los inspectores. De acuerdo a lo que señaló Tello, mientras el uniformado intentaba explicarle que sólo quería identificar al chico y saber la razón por la que huyó de los controles, otras personas se sumaron a los agravios en contra suya.
Antes de que pudiera retirarse, el padre del joven se le fue encima al auxiliar de Seguridad Vial de la Provincia. Entre todos, alcanzaron a detenerlo. Entre amigos y vecinos, eran ya diez personas las estaban ahí.

 


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