Los disturbios en Copacabana, una de las zonas más ricas y turísticas de Río de Janeiro, despiertan dudas sobre la capacidad de las autoridades de garantizar la seguridad de miles de hinchas extranjeros durante la Copa.
La seguridad fue reforzada en los últimos días en Copacabana, uno de los barrios más turísticos de Río de Janeiro, al día siguiente de enfrentamientos violentos y escenas de destrucción que dejaron al menos un muerto a 50 días del Mundial en Brasil.
La violencia en una de las zonas más ricas y turísticas de la ciudad despierta dudas sobre la capacidad de las autoridades de garantizar la seguridad de cientos de miles de personas que visitarán Río durante la Copa del Mundo, entre el 12 de junio y el 13 de julio, pero también sobre el éxito de la estrategia de "pacificación" de favelas impulsada por el gobierno.
Decenas de policías militares, entre ellos integrantes del Batallón de Operaciones Especiales (Bope), patrullaban este miércoles los accesos y la favela Pavao-Pavaozinho, ubicada entre los barrios Copacabana e Ipanema, constató una periodista de la AFP.
Tras la violencia del martes de noche, el clima era de aparente calma en la zona durante este feriado por San Jorge, patrón de ladrones, policías y portadores de armas de fuego y muy venerado en Río. Surfistas bajaban a la playa con sus tablas, caminando entre policías de élite fuertemente armados y decenas de basureros que limpiaban los restos de las barricadas que ardieron durante horas en los accesos a la favela.


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