A las 13:45 del jueves, dueños y empleados del supermercado Asia se preparaban para terminar el turno comercial e irse a sus casas. Sólo quedaban un par de clientes. Dos de ellos hicieron cola para pagar en la caja, abonaron y después, cuando todo hacía suponer que se iban a ir, desenfundaron armas de fuego, redujeron al personal y les exigieron a los propietarios que les dieran el dinero. Luego huyeron, al parecer, con un cómplice que los esperaba afuera. Ahora la Policía busca pistas de ellos.
Asia, ubicado en la avenida Centenario casi Yapeyú, tiene ocho empleados. Nelly Sanabria es una de ellos: atiende la fiambrería. Ella vio a los dos hombres que se hicieron pasar por compradores cuando recorrían los pasillos y sacaban comestibles de las góndolas. “Llevaban pan, fiambre, gaseosa, pan, manteca”, enumeró.
Recordó que cuando estaban por cerrar las puertas, se acercaron a la caja, que es atendida por una de las propietarias, una joven extranjera. “Uno de los dos le dijo que era un asalto. Ambos estaban armados y tenían la cara destapada. Nunca se me hubiera dado por desconfiar de alguien que andaba con el rostro descubierto”, explicó la empleada.
Estimó que uno de los delincuentes tiene “entre 30 y 40 años”, e indicó que, por sus rasgos, parece boliviano. Pero no lo escuchó hablar, de modo que no sabe si tenía la tonada característica de quienes han nacido en ese país.
Los ladrones se repartieron tareas. Uno de ellos obligó a los empleados a ingresar en un baño ubicado al costado del negocio. “Estábamos allí, con pánico. Llamé a la Policía. Pero cuando salimos supimos que alguien que estaba afuera ya se había comunicado”, contó. Unos minutos después, Nelly fue atendida por un médico. Debieron pedir una ambulancia: se descompuso por los nervios.
Otro integrante de la banda controlaba a los dueños, quienes quedaron en el salón. Los encerraron después de arrebatarles la plata, antes de irse.
Los empleados no pudieron ver hacia dónde se fueron. No saben si los aguardaban en una moto o en un auto, dijo el comisario Gustavo Ríos, jefe de la Comisaría 2ª, a cargo de las actuaciones.
Nelly aseveró que desconoce qué suma se llevó la banda. La Policía precisó que escaparon con unos dos mil pesos. No tomaron ningún otro elemento.
María, empleada del supermercado desde hace cuatro años, contó que el del jueves es el tercer robo que sufren en poco tiempo. “Los policías nos dijeron que teníamos que ir a declarar a la comisaría porque ellos tenían fotos de asaltantes y nos las iban a mostrar, para ver si identificábamos a alguno”, refirió. Pero ninguno de los rostros que vio en las imágenes que le exhibieron le pareció similar a alguno de los delincuentes.
“En el local hay cámaras de seguridad. Si bien el sistema no es óptimo, ha alcanzado a tomar a los ladrones. Los efectivos de la comisaría fueron con otros de Informática y tomaron el video. Con eso trabajamos”, dijo el jefe policial. Aseveró que en lo reciente no han registrado hechos en los que personas como las descriptas por las víctimas hayan ejecutado otros robos con similares características en la jurisdicción.


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