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Un allanamiento por el caso Araneda terminó con dos heridos de bala

Por redacción
| 06 de junio de 2014
Comisaría Séptima. Foto Archivo.

Anoche, el operativo que la Policía armó para dar con un sospechoso del homicidio de Angélica Araneda terminó mal. Los efectivos buscaban a Cristian Walter “el Mono” Allende en la casa de su novia, en el barrio Eva Perón Anexo III, pero terminaron tiroteándose con un vecino que, aparentemente, los confundió con ladrones. Hay un hombre y una mujer internados en el Hospital San Luis: uno con seis tiros y el otro con tres.
El informe de Relaciones Policiales relata el hecho de esta forma: cerca de las 21:30, un equipo formado por efectivos de la División Delitos, de la Comisaría Cuarta y de los grupos especiales COAR y GEOTU se alistaron para ingresar a la casa 11, manzana 46, del barrio Eva Perón Anexo III. El domicilio señalado pertenece a la familia Añes, y allí vive Brenda Añes, novia de “el Mono” Allende, a quien señalan como uno de los integrantes de la banda que asaltó a Araneda y su familia el pasado 27 de mayo.
Cuando tuvieron todo listo los pesquisas ingresaron a la casa, pero no encontraron a quien buscaban. Fue allí que comenzó la confusión que derivó en el tiroteo: efectivos del COAR que vigilaban las inmediaciones de la casa allanada vieron, desde la esquina de avenida Las Banderas y calle Juan Barbeito, como una persona  con características similares a las de Allende ingresaba a una vivienda que está al lado de la de los Añes.
Convencidos de que podía ser “el Mono”, tres policías del grupo especial siguieron al sospechoso hasta el patio trasero de esa casa, lo alcanzaron y redujeron, pero al instante fueron atacados a balazos desde el interior de la vivienda. Según versa el informe, los disparos provenían desde la ventana  de una habitación a oscuras.
Una de las balas le pegó en el casco a uno de los policías, que respondieron el fuego hasta incapacitar al tirador.
La situación debe haber sido desconcertante para todos: el terreno de la vivienda no estaba iluminado, el sospechoso que atraparon estaba vestido con ropa oscura y parecía no ser a quien buscaban y ahora había una pareja de personas mayores heridas dentro de su casa.
Tras las primeras indagaciones se logró establecer que el tirador era Antonio Basilio Albornoz, un hombre de 65 años que creyó que los policías eran ladrones que querían robarle. Tras el intercambio de disparos el hombre quedó tendido en el piso con al menos seis disparos: en ambas manos, el abdomen, la pelvis, la región inguinal derecha y en la pierna derecha.
Su esposa, Ángela Chirino, de 64 años, yacía a su lado también baleada. Ella recibió dos impactos en la pierna izquierda (a la altura de muslo y la rodilla) y otro en la pierna derecha a la altura del peroné.
El resultado de final fue el siguiente: la pareja fue traslada en ambulancia al Hospital San Luis, donde quedaron internados, fuera de peligro, en una sala común. La Policía detuvo al sospechoso que entró al patio y lo identificó como Antonio Albornoz, de 22 años. Le hicieron una prueba para saber si disparó un arma y lo trasladaron a la comisaría. La misma pericia les fue realizada a los tres policías del COAR que participaron del tiroteo.
El juez Hugo Cadelago Fillippi, a cargo del Juzgado del Crimen N° 1, tomó cartas en el asunto y secuestró las armas reglamentarias de los policías, además del revólver calibre 22 largo que el dueño de casa usó para atacarlos. También, le tomó declaración a todo el personal policial que intervino en el operativo para dilucidar si hubo algo irregular.

 


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