Ariel siempre vendió mercadería en la calle. Ahora tiene un changuito donde ofrece todo de la Selección Argentina, hasta medias y discos grabados. “Me la rebusco para ganar un peso. Primero me dijeron que cambiara los artículos. Lo hice. Después que deambulara y es lo que hago. Ya ni eso quieren y no te dejan vender nada”, comentó enojado. El vendedor fue uno de los que se tuvo que agarrar contra la reja de la escuela Normal de Niñas para que no le quiten sus productos. “Vino uno de ellos, me golpeó las manos y después me amenazó verbalmente y me dijo que me iba a golpear donde me encuentre”, contó desesperado. Él es una de las veinte personas que acusaron a los inspectores de la Guardia Urbana Municipal de desalojarlos violentamente ayer en la mañana en la esquina de Rivadavia y Junín, frente al Banco Hipotecario, donde los manteros habían colgado una bandera con la leyenda “Ponce dejá trabajar al Pueblo”.
"Forcejearon y me apretaron la mano, me sacaron cosas. Ésta es mi única fuente de ingreso"
En el operativo, inspectores de la Guardia Urbana alcanzaron a decomisar algunos productos de los vendedores ambulantes, que se resistieron con sus hijos en brazos. “¡Qué golpeás vos a los nenes!”, vociferó una mujer. “No utilicen a los chicos como excusa”, retrucó un peatón. Personal de Tránsito Municipal y de la Policía de la Provincia custodiaron la zona.
“A nosotros no nos gusta esto. Lo único que queremos es trabajar y que no nos quiten más nuestros productos”, aseguró Ariel, quien tiene 5 hijos. El de ayer fue un operativo más de los que realizó la Comuna en estos últimos siete meses sin lograr solucionar el problema.
“Forcejearon y me apretaron la mano, me sacaron algunas cosas”, acusó Stefany, que es madre soltera de una nena de 4 años y que hace 5 vende medias y calzas por alrededores de plaza Pringles. “Ésta es mi única fuente de ingreso. Siempre vienen a chocar, a maltratar”, sostuvo.
Héctor López discutió con el asesor del Gabinete Municipal, José Havelka. El vendedor de CDs le dijo que hace un año les habían prometido un puesto en el barrio Eva Perón y aún no se concretó. El funcionario les contestó a todos que se inscriban en la Secretaría de Desarrollo Social y que ofrezcan mercadería producida “como hicieron ellos”, mientras señalaba a media cuadra donde estaban los vendedores de “Pescado para Todos” en plaza Pringles.
“No soy un ladrón, soy un simple vendedor ambulante. Tenía mi parada en Junín y Rivadavia y me sacaron”, dijo Franco García. “Estamos cansados del manoseo, de que nos lleven de un lado hacia el otro”, agregó el hombre que aseguró que lo único que pide es llevar el pan a su hogar.
Muchos de los vendedores consultados por este medio dijeron que los inspectores son barras locales y que en todos los operativos maltratan física y verbalmente a los ambulantes.


Más Noticias