Se firmaron las primeras uniones de personas del mismo sexo

El Registro Civil realizó las primeras dos uniones convivenciales de parejas del mismo sexo. Así lo aseguró el director de la dependencia, Gastón Tula Barale, quien comentó que el trámite les otorga derechos y obligaciones a las personas que comparten un proyecto de vida en común, pero sin llegar al matrimonio. La figura del nuevo Código Civil causa furor entre los puntanos, ya que en los dos meses que lleva en vigencia la norma ya hicieron más de sesenta trámites en San Luis y otros dos en Villa Mercedes.
Si bien no pudo develar su identidad, el titular de la delegación detalló que quienes apostaron a formalizar su relación son mujeres y viven en la capital, ya que las dos ceremonias las organizaron en la sede de la calle Ayacucho, donde anotan los turnos para celebrar las uniones todos los jueves desde mediados de agosto, cuando se acercaron las cuatro parejas que inauguraron el trámite.
Tula Barale destacó que antes, quienes necesitaban acreditar la convivencia frente a la obra social o cualquier otro organismo, recurrían al juez de Paz que les entregaba un certificado con el único requisito de llevar dos testigos y firmar una declaración jurada. Con la implementación de las modificaciones al código, el procedimiento cambió y ese comprobante dejó de emitirse. "A la gente que iba a buscarlo le decían que no lo hacían más porque ahora lo realizaban en el Registro Civil. Pero la unión tiene otro alcance jurídico, no es sólo un papel. Entonces cuando vienen y les explicamos bien qué es, muchos deciden realizarlo igual porque les da más seguridad y además es fácil disolverla. Creo que es por practicidad”, dijo el funcionario, para justificar el número de puntanos que decidieron poner el ‘gancho’ a su amor sin pasar por el altar. Incluso afirmó que la flamante modalidad no le sacó “adeptos” al matrimonio, ya que la cantidad de casamientos que realizan en la dependencia es similar a los que celebraban antes de la puesta en marcha de la flamante legislación.
De acuerdo a la norma, sólo pueden adherir a la nueva versión del concubinato quienes tienen más de dieciocho años y son solteros, viudos o divorciados. Tienen que llevar al registro el DNI, la fotocopia del documento y dos testigos que confirmen que llevan al menos dos años bajo el mismo techo. Durante la ceremonia, firman una declaración jurada con sus datos, arman el acta frente a las autoridades de la dirección y se llevan una copia del trámite. Y aunque no tiene vencimiento, si desean romperlo, deben comunicárselo por escrito a la otra parte y llevar ese papel a la delegación.
De las más de sesenta parejas que se animaron a la unión, sólo dos firmaron un pacto antes de formalizar la relación. Tula Barale explicó que aunque todos están obligados a darle asistencia a su conviviente, contribuir a los gastos del hogar y asumir una deuda frente a un tercero; el acuerdo sirve para dejar constancia por escrito qué responsabilidades tendrá cada uno. “Uno de los artículos del Código Civil, establece que pueden usarse para definir cómo se atribuirán las cargas de la casa, qué pasará con esa vivienda en caso de ruptura o cómo será la división de bienes obtenidos por el esfuerzo común si se termina la convivencia”, precisó el director.